Miércoles, 28 de septiembre de 2011 | Hoy
CULTURA / ESPECTáCULOS › LITERATURA. LA VOZ, FLAMANTE NOVELA DE ALMA MARITANO
Editada dentro de la colección Ciudad y Orilla de Homo Sapiens, la obra gira en torno a tres personajes centrales, en un triángulo amoroso complejo donde la autora, rica en ardides, demuestra que es capaz de extraer oro de las piedras.
Por Beatriz Vignoli
El libro pesa en la mano. Al abrirlo parece un libro más; pero al terminar de leerlo, sus densas trescientas dos páginas, anchas y espesas como el Paraná, impresas de margen a margen con una prosa torrencial sin puntos aparte, pesan en la mano como un arma corta liviana, o lo que el lector imagina que debe ser el peso de un arma corta liviana que acabara de usarse con consecuencias irreversibles. Sin embargo, lo letal de la historia que cuenta esta nueva novela de la reconocida escritora rosarina Alma Maritano es muy de otro orden.
Como en las óperas a las que alude y homenajea, aquí la pasión, por sí misma, es capaz de matar. El título, La voz, remite doblemente al canto lírico que cultiva una de las protagonistas y a los intentos de la otra por encontrar su estilo personal como escritora. El libro se presenta esta tarde, a las 19.30, en la librería Homo Sapiens (Sarmiento 825) y acaba de salir de imprenta por la editorial del mismo nombre en la colección Ciudad y Orilla que dirige Marcelo Scalona, quien lo celebra con merecido entusiasmo en la contratapa.
Carla Giuseppina Castelnuovo (Pina, para los amigos) es una cantante de ópera, retirada y entrada en años, que vive como pordiosera solitaria y enloquecida por los recuerdos; Magdalena Ortiz Daguerre (Magda, Malena u ortizdaguér, según quién la nombre) es una estudiante de primer año de Derecho con una abuela obsesionada por las hierbas, una atracción por los chicos peligrosos y un padre abogado que se traviste a escondidas, entre otras excentricidades de una familia muy normal. Las dos viven en Barrio Martin: una en la mansión que abandona para vagar por la orilla del río y la otra en un departamento. El gozne trágico entre las dos mujeres es un hombre, seducido por ambas. El triángulo pasional se hace más complejo gracias a que la historia de amor más potente tiene lugar entre ellas dos.
Ni qué decir que las cosas van a terminar mal. Además Víctor, el protagonista, que reparte pizza en moto y en su tiempo libre es líder de una barrita donde se lo conoce como el Alemán, tiene vocación de músico y una afición particular por el grupo Divididos; la pizza es una mera fachada de negocios más turbios. A la salida del baile o del recital (o del recital con baile) donde conoce a Magda, Víctor viola a una mujer. No queda claro el grado de consenso de la víctima y por lo tanto si ésta lo es o no y sobre esta ambigüedad, y dando por sentado lo inverosímil de que una mujer pueda no reconocer a su violador, o a alguien con quien ha tenido sexo casual (los límites entre ambas categorías aparecen aquí demasiado difusos), se monta la tragedia.
En manos menos experimentadas, este argumento naufragaría en el desastre. Pero Alma Maritano es rica en ardides y logra extraer oro de las piedras. Al igual que en sus novelas anteriores, construye personajes tan cercanos que uno espera hallarlos entre sus conocidos. Su virtuoso dominio de la técnica narrativa permite que la escritura reproduzca las líneas del argumento triangular, de modo que los tres narradores y protagonistas apasionados se cuentan, miran y narran entre sí. Por supuesto que además se hacen muchas otras cosas.
Y Maritano habla en su lenguaje. La autora desdobla a la adolescente Magda/Malena en su voz "natural" y lo que intenta cultivar como escritura. Conmueven los primeros pasos de autora novel con los que el personaje de Magdalena va desplegando un libro dentro del libro, en cursivas, y en un estilo parco, semejante a cómo escriben muchos autores jóvenes de hoy. En contraste, el estilo indirecto libre del narrador omnisciente varía según haga foco en Pina o en Víctor, para quien Maritano demuestra un intuitivo pero certero conocimiento tanto del lenguaje y los códigos de la calle como de la psicología masculina. Los pasajes de Víctor son de un vigoroso coloquialismo urbano, mientras Pina se luce en una prosa suntuosamente modernista, acorde con su procedencia culta.
A medida que la intensidad del drama crece, las tres voces confluyen, se confunden entre sí y el ritmo se va pareciendo cada vez más al de la ópera. En un alarde de maestría, y a través de un monólogo interior o soliloquio de un Víctor desesperado, la novela culmina con pasajes que evocan un aria: "Hoy no ha venido. Tal vez se ha acostado con otro. Miente. Dice que quisiera cantar. Miente. Por eso una novela. Ella le regaló el pañuelo. Le regaló su vida. La otra fabricó una sonrisa cínica y dijo que sí, que la ficción es lo único verdadero que se puede compartir. Miente".
Párrafo aparte merecen dos personajes más: el gato de Pina, llamado Sparafucile (no sólo es quien peor la pasa, sino el único que realmente la pasa mal) y el paisaje de la ciudad de Rosario, que materializa en imágenes imborrables el lema mismo de la colección, Ciudad y Orilla. Los contrastes de Barrio Martin, con su clase media alta, refinada pero pacata y ajena al submundo de sus calles y de sus barrancas, están representados con una vivacidad capaz de conjurarlos.
En La voz, Maritano logra hacer de Barrio Martin algo así como el Sunset Boulevard de Chandler, con luz del Paraná en lugar de la del Pacífico. El muro de la página de fans que lleva su nombre y apellido en Facebook está lleno de testimonios de los lectores que crecieron leyendo su saga juvenil y ansían conocer Rosario, el mundo de Robbie y los otros personajes que van creciendo a través de Vaqueros y Trenzas, El visitante, En el sur, Cruzar la calle y Pretextos para un crimen. Alma Maritano (San Genaro, Provincia de Santa Fe, 1937) egresó de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNR (entonces UNL) y es tallerista. Obtuvo la Faja de honor de la Sade en literatura infantil por Un globo de luz anda suelto. Si no le han otorgado aún el título de ciudadana ilustre o artista distinguida, deberían. Ya es hora.
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