Dom 01.07.2012
rosario

CULTURA / ESPECTáCULOS › JEFF BERLIN BRINDARá ESTA NOCHE, A LAS 20.30, UN CONCIERTO EN EL PARQUE DE ESPAñA

El gran bajista que toca por placer

Dueño de una enorme trayectoria, el artista dará un concierto junto al pianista y contrabajista Richard Drexler y al baterista Mike Clark. "Quise hacer algo único, propio, que tuviera que ver con mi inspiración", afirmó en diálogo con Rosario/12.

› Por Edgardo Pérez Castillo

"Prefiero no hablar en inglés, porque estamos en tu país", solicita Jeff Berlin con una simpleza y respeto que camuflan su enorme trayectoria, ésa que comenzó a construir en los 70, y que lo llevó a tocar junto a Al DiMeola, Toots Thielemans, Herbi Mann, Scott Henderson, Frank Zappa, el grupo Yes y tantos otros. Es que el bajista prefiere interactuar con su entorno en igualdad de condiciones, aún cuando eso lo lleve a correrse de un lugar de comodidad. En definitiva, una decisión coherente con una filosofía que impregna a su búsqueda musical, y que se encuadra además en los conceptos que maneja como docente: para dominar un lenguaje, es necesario apropiarse de sus fundamentos y hacerlo, siempre, con placer.

A casi una semana de la clínica que ofreció en la Escuela de Música municipal, Berlin regresará esta noche a Rosario para presentarse en el Centro Cultural Parque de España, en un concierto que abrirá a las 20.30 con la actuación de Gabriela Sinagra y que, luego, encontrará al bajista junto al pianista y contrabajista Richard Drexler y al baterista Mike Clark (quien fuera acompañante de Herbie Hancock y apuntado, por el propio Berlin, como "el padre del up beat, del drum n` bass").

Hijo de una madre pianista y un padre cantante de ópera, Jeff Berlin parecía estar predestinado a convertirse en músico profesional. Y si bien éso es hoy un hecho concreto, hubo un cambio de rumbo drástico en los planes que para él habían sido designados. "De chico tocaba el violín por mis padres, que me impulsaron a que lo practicara por diez años, pero mi corazón no estaba en ese instrumento -recuerda-. Quise probar con otro instrumento, elegí el bajo y, cuando lo compré, supe que iba a ser bajista toda mi vida. Desde entonces quise aprender a tocar mejor, practicar cada vez más y presentarme ante la gente. Sé que es raro ir a ver a un bajista, y la diferencia fue la que me hizo un poco famoso, porque durante años practiqué para, después, poder presentar algo que pudiera escucharse como cuando Tony Bennet está cantando, o Hendrix tocando la guitarra. Quise hacer algo único, propio, que tuviera que ver con mi inspiración".

Con esa determinación llegó a ser considerado como uno de los primeros virtuosos del instrumento. Sin embargo, Berlin no se considera un precursor: "Los primeros fueron Jaco Pastorius, por supuesto, y Stanley Clark. Pero creo que el primer virtuoso del bajo fue Jack Bruce (NdR: miembro fundador de Cream). Porque cuando Eric Clapton tocaba en Mi, él estaba tocando en Mi bemol, en La bemol, algo diferente. Eso me impactó mucho, escuché por primera vez algo que era impredecible. Eso me llevó a buscar armonías diferentes, algo diferente. La inspiración tenía que ver con analizar lo que los demás hacían y perseguir una cosa que otros no estaban buscando. Para mí fue muy fácil hacerlo, porque en la comunidad de los músicos siempre es muy claro qué quieren presentar con sus instrumentos, y yo quería perseguir cosas distintas. Pero no por una cuestión de ego, sino que quise tocar diferente de mis colegas. No importa si logré lo que quise hacer, sino que intenté hacerlo. Esa es mi inspiración".

-¿Encuentra hoy nuevas inspiraciones?

-No las necesito, porque si necesito inspirarme puedo escuchar a Keith Jarret o a otros grandes pianistas, escribo sus solos y trato de tocarlos en el bajo. No necesito inspiraciones nuevas porque, lo que antes hacía, todavía me sirve. No hay nada para inventar. Aunque sí puede darse algo en aquellos músicos que están dedicados solamente a la música, pero no para ganar dinero o para ser famosos: lo que va a ocurrir es que van a empezar a escuchar una voz interna. A esa voz hay que escucharla, buscarla. La búsqueda de esa voz te da una visión que va a marcar tu manera de aproximarte a la música con tu instrumento. Poco a poco, a diario, se va a desarrollar un concepto, para que puedas tocar unas notas y que resulte obvio que sos el que las está tocando. Ese espíritu, esa conexión, se logra orgánicamente. Hay que tener una visión de esa voz, buscarla con constancia. Yo, con el tiempo eventualmente llegué a oír algo. No sé bien qué es, pero me indica una manera de tocar. Para mejorar, entonces, hay que ignorar ciertas voces, reemplazarlas. Lo más difícil para hacer es ignorar lo que es popular, pero si no lo hago voy a estar haciendo lo mismo que muchas personas. Una historia que me gusta mucho es cuando Keith Jarret, mi héroe, le dijo a Miles Davis: "¿Por qué no tocás más baladas?". Miles le contestó: "No toco baladas porque estoy enamorado para tocar baladas". Significa que, deliberadamente, él le dio la espalda al concepto con el que estaba cómodo, que lo hacía famoso y que le resultaba fácil representar. Trató de ponerse en un sitio diferente y en esa situación tuvo que buscar una nueva manera para representar la música. Eso, para mí, es un concepto propio de un genio. Yo no soy un genio, pero entiendo muy bien ése concepto.

-¿Intenta, de alguna manera, transmitir esos conceptos a sus estudiantes?

-No, lo que intento enseñarles es que el arte y la academia son dos cosas diferentes. Para hablar en español tuve que aprender a conjugar los verbos y lo que hoy escuchan es el resultado de mis estudios previos de las letras, palabras, oraciones. La búsqueda de una voz puedo realizarla porque vivo con la música y puedo buscarla naturalmente, pero si no podés tocar música no se puede estar envuelto en ese concepto, que llega a futuro. En mi escuela, The players school of music, buscamos enseñar poco a poco. Hoy en día los estudiantes pagan para aprenden y les dicen que van a ser famosos, que van a enseñarles a tocar rock. Los jóvenes creen que ésa es la manera, y yo soy crítico de esos métodos. Tengo 59 años, estudié y toqué con los mejores músicos en el mundo, y con el tiempo llegué a una conclusión: si quiero aprender, hay una manera para hacerlo. Hay que practicar a diario, sí, pero el tiempo necesario para que el cerebro no se empaste. Quiero que los estudiantes disfruten la experiencia. No se puede mejorar cuando se está sufriendo.

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