Aunque el camino recorrido junto a sus compañeros de El Vagón había sido tan extenso como fructífero, el cantante y guitarrista Julián "Ninja" Miretto decidió hacer una pausa para darle espacio a composiciones que, sentía, podían devolverlo a un viejo amor. Y fue en El Caño (el grupo que comparte con Juan Manuel Izaguirre en guitarra, Alejandro Romanini en bajo y Federico Striglio en batería) donde encontró la posibilidad de darle vuelo a esas obras que, ahora, forman parte de Cabeza de motor, el disco debut que esta noche a las 22 tendrá su presentación en Willie Dixon (Suipacha y Güemes).

Producido artísticamente por El Caño, el disco sumó en ese área a Ike Parodi, quien diseñó el plan de grabación. El cantante de Vudú fue quien sugirió a Alvaro Villagra y el estudio Del Abasto para el registro de las bases, y al estudio móvil de Willy Echarte (guitarrista de esa misma banda) para la grabación de voces y guitarras. Precisamente, ambos estarán presentes como invitados en la presentación, de la que participarán además Bruno Acánfora (tecladista de Los Vándalos), el cantante Joaquín Maita y Jacobo López "el mejor armoniquista de Rosario", según Miretto, que en diálogo con Rosario/12 aseguró que habrá además algunas otras sorpresas.

Compositor de doce de las trece canciones del disco (que incluye una versión del clásico "Que sea rock") Miretto reconoció la satisfacción del cuarteto en relación al debut, aunque destacó: "Creo que como grupo todavía no alcanzamos la madurez. Es nuestro primer disco, llevamos dos años como banda y no podemos pensar que la banda ya está madura. Si bien la comunión musical se dio rápido, la madurez se alcanza después de mucho tiempo de tocar juntos. Por ahí sí puede haber una madurez personal, por la experiencia de tantos años que cada uno tiene con distintas bandas. Pero como grupo todo es bastante fresco, bastante nuevo".

Aunque, si algo está claro, es que Cabeza de motor representa fielmente aquellos preceptos musicales que El Caño busca imprimirle a sus obras, marcadas por los lineamientos del rock and roll clásico (que no debe confundirse con la vacuidad del efímero rock chabón) y un blues de alta intensidad. "Lo que siento es que es una vuelta a la música que escuchaba en la adolescencia. Salió de esa manera, es como algo que estaba guardado ahí. Por ahí El Vagón era más ecléctico, se dispersaba en canciones más melódicas, blues o country. Esto es todo rock and roll, es una explosión, muy instintivo. Que es lo que uno siempre venía buscando y realmente estamos muy contentos con el trabajo terminado, porque refleja muy bien a la banda en vivo", reconoció el cantante y guitarrista.

Y concluyó: "Con nuestras canciones no inventamos nada, porque hacemos rock and roll en distintas facetas, desde los años 50 en adelante. Las influencias que escuchamos en todo este tiempo están en el disco. Si bien las letras y composiciones son nuevas, están dentro de un estilo instalado hace años, y que es lo que me gusta escuchar. Trato de hacer música que me represente fielmente".