Eduardo Cáceres es un polifacético músico rosarino, dedicado al estudio e interpretación de la música antigua. Tenor, luthier, director e intérprete de guitarra barroca, vihuela, laúd y viola da gamba, actualmente participa como continuista en varios grupos de música antigua, tanto en Rosario como en Buenos Aires. Además, Cáceres dirige el conjunto El Gremio de San Lucas, con el que mañana, a las 20, se presentará en la Iglesia San Ramón Nonato de Agrelo y Punta Lara.

"La música llega a mí por accidente, o no tanto --relata en su entrevista con este medio--. En verdad en casa siempre había música, mi papá era músico y los ensayos de los grupos vocales que él integraba y dirigía formaban parte de mi universo, pero no me resultaba de mayor interés ya que esa actividad le restaba tiempo para estar en casa. A los 8 años me mandaron a estudiar guitarra sin preguntarme, aunque recién a los 12 comencé a interesarme y experimentar el tocar varios instrumentos de cuerda. Más tarde ingresé al Grupo juvenil del Coro Estable. Su directora, Irene Chaina, violagambista del Grupo de Música Antigua del Promúsica de Rosario, me invitó a un curso de improvisación. A partir de allí comencé a estudiar laúd y viola da gamba, y al tiempo terminé tocando con mis maestros".

Tanto es su interés en la música del barroco, que dedica buena parte de su actividad a la luthería, especializándose en la construcción de instrumentos de este período. Este arte, según cuenta, le llegaría también accidentalmente: "El esposo de una amiga me vio tocando música colonial americana con un cuatro venezolano... y me sugirió tocarlo con una guitarra barroca. Resultó ser que este señor es Sebastián Núñez, el reconocidísimo constructor argentino de instrumentos antiguos, radicado en Holanda. Como no tenía dinero para comprar el instrumento, generosamente él se ofreció a enseñarme a construir uno".

"Así, tocando en conciertos con el flamante instrumento, algunos colegas empezaron a pedirme que les construyera una guitarra barroca igual. El maestro Núñez, con mucha paciencia, fue enseñándome diferentes proyectos hasta llegar a construir estas guitarras barrocas, y actualmente me especializo en guitarras y laúdes. Lo más importante es conocer el estilo de música y las cualidades de resonancia y de proyección sonora que debe tener el instrumento", explica.

El título del concierto que mañana ofrecerá junto a su grupo es Música de las dos orillas, y comprende obras del barroco español y americano, que serán abordadas e interpretadas con instrumentos originales. La formación del conjunto presenta un orgánico con instrumentos de época, con una gran variedad tímbrica: voces, vientos y cuerdas. En ese marco, a la labor de Cáceres en guitarra barroca, vihuela, laúd, arpa y dirección se suma la participación de Mario Alarcón (guitarras barroca y renacentista), Marcelo Celayeta (trombón), Irene Chaina (viola da gamba), Ana Fumagallo (viola da gamba, flautas y dulcimer), Luis Giavón (percusión), Pablo Mantero (viola da gamba y flautas), María Jesús Olondriz (bajo de violín y violone), Juan Carlos Sáez (clave y dulcimer) y las voces de Adriana Sansone (soprano), Mario Arias (tenor) y Adrián Katzaroff (bajo).

En relación al nombre del grupo, conformado por músicos rosarinos de reconocida trayectoria, Cáceres explica: "El Gremio de San Lucas fue una de las primeras sociedades de luthiers en la Francia del 1500. El nombre nos pareció el más adecuado, porque somos una especie de 'gremio' que nos juntamos para este proyecto, un grupo de dementes que no podemos hacer un trámite administrativo porque 20 minutos en una cola son un crimen... pero soportamos ensayos eternos y tediosos de doble jornada".

Además de intérprete de los mencionados instrumentos de cuerda pulsada, su rol en el grupo es el de director, tarea nada sencilla, según él mismo reconoce. "Todos los integrantes son especialistas en música antigua y, además, amigos. No sé qué es más complicado", confiesa.

Por otra parte, Cáceres resalta la variedad instrumental del conjunto y, sobre todo, la que podrá apreciarse en el consort de violas da gamba, donde habrá desde pequeñas ﷓-y por consiguiente de sonidos más agudos﷓- a más grandes, con sus correspondientes sonidos graves y aterciopelados. "Las gambas son instrumentos de cuerda frotada, y derivan de la viela, un instrumento medieval que se fue modificando con el uso: algunos la tocaban sobre el hombro (como un violín), otros en el pecho (violín celta) y otros comenzaron a tocarlo sin arco. Posteriormente, la historia contará que aquellas vielas tocadas con arco derivaron en las gambas, y las demás, en las guitarras moriscas, renacentistas, vihuelas y, finalmente, en las guitarras barrocas, todas éstas de orden doble, esto es, con cuerdas dobles, como las que posee el charango", concluye Cáceres.