De uno de los más significativos nombres del llamado Cine Moderno, Wim Wenders, nacido en Dusseldorf en 1945, y cuya obra artística alcanza por igual no sólo la fílmica sino la escritura en sus diversos registros, como asimismo la fotografía, se podrá ver hoy por el Canal Europa Europa, espacio que nos ha permitido recuperar numerosos títulos que no han sido estrenados en salas comerciales en su momento, su film de 1994

Historias de Lisboa, o como se la conoce en diferentes circuitos Lisboa Story.

Wenders, realizador del aplaudido Las alas del deseo (1986), rodó Lisboa Story un año antes de la conmemoración del centenario de la primera función pública de cine, la de un 28 de diciembre de 1895 en el Salón Indien de París. Allí, en un subsuelo, a pocos metros de la Opera de París, tuvo lugar este gran momento, tal como se recrea en el film de Martin Scorsese La invención de Hugo Cabret, en la que el mago y artífice George Melies participa con gran asombro de ese primer programa de los Hermanos Auguste y Louis Lumiere.

Admirador del cine de Fritz Lang y de Howard Hawks, de Francois Truffaut y de Alfred Hitchcok, de Bob Rafelson y de Jim Jarmusch, de Teo Angelopoulos y Manoel de Oliveira, de Antonioni y Bergman, particularmente de Yasujiro Ozu --revalorizado en Occidente--, como asimismo de Nicholas Ray, e igualmente de las obras pictóricas de Friedrich y de Edward Hopper, la obra de Wenders invita a reflexionar abriendo interrogantes en numerosos ángulos, desde una visión existencial y a partir de propuestas erráticas, tomando como motivo la figura del viaje, el itinerario, el camino; como se plantea en el film que se puede ver esta noche por Europa, Europa, a las 22.

Lisboa, la ciudad elegida por el recordado escritor Antonio Tabucchi para vivir gran parte del año y dictar sus clases de Literatura Italiana; Lisboa, la ciudad de Fernando Pessoa, en la que vive actualmente el realizador de El puerto (Le Havre), Aki Kaurismaki; esta ciudad en la que se han ambientado tantos films de suspense y espionaje allá entre los 40 y los 50, es en la película de Wenders el destino elegido por un director alemán Friedrich Monroe, interpretado por Patrick Bachau, para rodar su último film.

Desde Alemania, Friedrich M. partirá rumbo a la ciudad de los tranvías, de las calles que suben y bajan, en la que el mismo Tabucchi ambienta Sostiene Pereira y Réquiem, y de pronto no se sabrá más de él. Tras sus pasos, siguiendo, tal vez, su camino, sale a su encuentro su asistente de sonido Philip Winter, rol que interpreta Rüdiger Vogler.

Una nueva aventura comienza, impensada, extraña, sorprendente. Y desde la mirada recuperamos esa Poética de la Mirada que caracteriza toda su filmografía, que nos plantea todo un recorrido de la visión desde otras temporalidades. Acompañado por la banda sonora de Madredeus y la presencia del gran maestro Manoel de Oliveira, aquí ya octogenario y en su creativa juventud, el film que se puede ver esta noche, en su última emisión de agosto, hoy a las 22, nos permite disfrutar por igual ese juego expresivo de los hablantes en inglés, alemán y portugués.

En un texto de Wenders podemos leer que el autor hace suya una relación entre movimiento (motion) y emoción (emotion). Y de esta manera señala: "Siempre me sentí cautivado por esta gran relación entre ambos términos. De hecho, en mis films, la emoción nace del movimiento". Y esta emoción, podemos ver, que en la mayor parte de sus obras se traduce en un viaje, recorrido, trayecto.

Desde su filmografía, los personajes de Wim Wenders, ligados a situaciones de soledad e incomunicación, de búsquedas de sueños, y que en muchas oportunidades nos retrotrae al viaje de algunos románticos (al origen), desandan el camino de los géneros tradicionales, tales como el cine negro, el melodrama, el western.

Hay algo de ese viajero trágico, fantasmal y errático de los relatos crepusculares y simultáneamente opera en algunos de ellos, al final de ese viaje, una transformación interior, con cierta visión esperanzada que se asoma, quizá, en una posible nueva manera de ver.

Pensemos, desde su filmografía, ya desde el título en los films, Alicia en las ciudades, París-Texas, que a partir de sus premiaciones en el 84, le permitió un reconocimiento internacional, En el curso del tiempo, entre tantos otros. Y ciertamente Lisboa story, cuya cita es esta noche.

Por otra parte, en 1995, la admiración por Michelangelo Antonioni llevó a Wenders a participar del memorable film, pieza antológica que es Más allá de las nubes (Al di la delle nuvole), guionada por ambos y el eximio Tonino Guerra, a partir del libro de cuentos Antonioni Quel bowling sul Tevere. Ambientada en diferentes ciudades, con elenco preferencial, la labor de Wim Wenders subrayó la función del personaje nexo que articula las diferentes historias, rol que asume John Malkovich y que se mueve en los escenarios de Ferrara, la costa Ligure, París y Aix-en Provence. Pese a todo ello, ni la crítica ni el público respondieron como se esperaba y desde mi punto de vista es un film que merece verse no sólo una vez. Y si es posible leerse también los relatos que dieron origen al mismo; como asimismo los que integran todo este fascinante libro.