CULTURA / ESPECTáCULOS › REYNALDO SIETECASE PRESENTARá ESTA TARDE SU úLTIMO LIBRO
De información y rememoración profusas, Kamikazes repasa
hechos políticos sobresalientes. "Esta lógica de buenos y
malos me llevó a escribir de manera catártica", dice el autor
› Por Leandro Arteaga
Hoy, a las 19 y en Ross Centro Cultural (Córdoba 1347), Reynaldo Sietecase presentará, en compañía de Roberto Caferra, su libro Kamikazes. Los mejores peores años de la Argentina (Aguilar), donde practica un repaso, crítico y reflexivo, sobre varios de los últimos y todavía vigentes capítulos del escenario político. La economía, el "campo", ley de medios, sindicatos, derechos humanos, YPF, entre otros temas, sacuden las páginas de Kamikazes, pero desde la recuperación de lo que allí anida y merece recordarse, por fuera de cualquier afán tendencioso, desde la conciencia necesaria del quehacer periodístico.
"Los periodistas tenemos la obligación en un sistema democrático de controlar, de ser siempre críticos a todos los poderes, políticos y económicos --dice el periodista a Rosario/12, lugar que fuera uno de sus ámbitos de trabajo--. Pero por otro lado los ciudadanos tienen que hacer y producir política porque, si no, no cambiás nada".
"Tomás Eloy Martínez decía que el periodista no es un fiscal de la República, el periodista es un testigo, y a veces es un testigo de cargo, porque su trabajo lo lleva a éso --agrega--. A mí me parece que es importante esta idea, lo que digo es que hay que contar lo que pasa y también porqué pasan las cosas que pasan: la explicación, el contexto, tener la obligación de mostrar lo que otros quizás quieren ocultar".
Ser testigo no significa estar al margen de lo que sucede.
Hay gente que me dice "vos estás en el medio, sos como neutral", y yo rechazo abiertamente eso, no soy neutral, soy una persona de formación de izquierda, no tengo ningún empacho en decirlo. No me da lo mismo que el Estado intervenga o no intervenga en la economía, no me da lo mismo que se defiendan o no se defiendan los Derechos Humanos, aspiro a que esta sociedad sea más justa. Desde ese lugar yo cuento lo que pasa, no es que no tenga ideología. Lo que me parece que está yendo mal en Argentina es que la ideología o el posicionamiento empresario están imponiéndose a la verdad de los hechos, y eso es lo que no se puede hacer, ahí dejamos de hacer periodismo. Si, por ejemplo, simpatizo con el gobierno o estoy laburando en una empresa que está abiertamente en su contra, omito cosas, manipulo información, miento, no entrevisto al que tengo que entrevistar, hago mal mi trabajo, ya no estoy haciendo periodismo, estoy haciendo otra cosa. Lo que reclamo es que, aún en un lado o en el otro de esta suerte de guerra, se puede hacer periodismo, o que por lo menos tenemos la obligación ética de intentarlo.
El diseño de tapa conviene en esta propuesta, pero quiero que nos detengamos en el título.
Hace seis meses, cuando tuve el premio Martín Fierro por labor periodística en radio, hice algunas observaciones sobre cómo me parecía que había que laburar. Jorge Lanata hizo una suerte de respuesta, molesto con lo que había dicho. A partir de eso me quedó toda esa semana en la cabeza esto de que en Argentina si criticás al gobierno sos una especie de traidor a la patria y si coincidís con alguna de sus políticas es porque te compró el kirchnerismo. La verdad es que me parece tan estúpido, una lógica tan maniquea, tonta, de ver la realidad, que fui madurando la idea de contar estos diez años de la manera en que lo vengo haciendo, tratando de registrar los matices, las cosas que se hacen bien, las cosas que se hacen mal, los avances, los retrocesos, los errores, la corrupción, y me parece que es esa la manera en que hay que contarlos, al menos es ésa mi manera y es lo que quise plantear en este libro. Por eso, cuando quise buscar un título, primero se me ocurrió la bajada -"Los mejores peores años de la Argentina"- porque según quien te cuenta lo que pasa, Argentina parece Disneylandia o Bagdad después del bombardeo norteamericano, y no es ni una cosa ni la otra. Si hablás con quienes adhieren al gobierno te dicen que esto es lo mejor que nos ha pasado en la historia, y si hablás con quienes critican, increíblemente te dicen que esto es una catástrofe, una dictadura, que Argentina nunca estuvo peor. El título Kamikazes apareció después, casi mágicamente: como la bajada me parecía muy larga, buscaba una palabra sintética, y me acordé de que en 1998, cuando fui a Buenos Aires a trabajar, me tocó editar en la revista Veintiuno y lidiar con Caparrós, Zlotogwiazda, Tenembaum, y no era fácil, entrábamos en discusiones importantes; había un editor de fotografía, Jorge Sanz, que me decía "Sietecase kamikaze, no te pelees más", y en un punto me acordé que yo también funciono muchas veces como un kamikaze. Así apareció la idea del título, por las dos 'k', y además porque connota aquellos pilotos japoneses que en el Pacífico durante la Segunda Guerra se estrellaban contra los barcos norteamericanos. Dije: "Bueno, acá están los principios por un lado, y por otro lado esto que bien refleja el kirchnerismo, la construcción de poder en base al conflicto". Por eso me pareció un buen título.
Al leer tu libro uno toma noticia de que lo escrito está ocurriendo, y que en verdad las conclusiones son puntos suspensivos.
Eso impacta. Podés tomar cualquier tema y, en verdad, éste es un tiempo que es muy difícil de contar en blanco y negro. Mirá el tema Derechos Humanos, si vos me decís ¿está bien lo que hace el gobierno? En general sí. Desde años, desde que laburé en Página/12, espero juicio, castigo, verdad, memoria; ahora, eso que el gobierno hace bien, ¿me impide decir que hasta el 2003 no se habían ocupado del tema Derechos Humanos? No. Tengo la obligación de contarlo. O, por ejemplo, ¿que haya abierto la ESMA está bien? Y claro que está bien, pero eso no me impide contar que le dieron guita a rolete a (Sergio) Schoklender, sin ningún tipo de control. Tengo la obligación, justamente, de decirlo. Una cosa no inhibe la otra. ¿YPF está bien recuperada para el Estado? Yo, que creo en el Estado, creo que sí, pero eso no me impide decir que el kirchnerismo, cuando estaba en el gobierno de Santa Cruz, promovió la privatización. Después hay cosas que son irrefutables, si hay un funcionario que es corrupto, es corrupto, no importa si es socialista, del PRO o kirchnerista. Desde el punto de vista periodístico lo que tengo que hacer es dar la información con la suficiente calidad y rigor para demostrar que esto es así. Como decíamos en broma en la redacción de Veintiuno, "con la información no temo ni ofendo", o al revés, me temo que ofendo, pero si es cierto no me importa. Me parece que lo que ha pasado en esta lógica de guerra, entre el grupo Clarín y el gobierno, es que los productos periodísticos empezaron a perder rigor, porque dejó de ser importante que algo sea cierto y esto es lo más alarmante de lo que nos está pasando periodísticamente. Como lo más importante es afectar al otro, no importa tanto si eso es verdad, si no está chequeado, si no está con las fuentes correspondientes, y eso es algo que pasa de ambos lados.
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