El reconocido dramaturgo, narrador y periodista Pablo Albarello viajó este fin de semana a Rosario invitado por los grupos rosarinos que están poniendo en escena dos de sus más aplaudidas obras: "Estocolmo", dirigida por Luis María Fittipaldi (todos los viernes a las 22 en el Centro Cultural La Nave de San Lorenzo 1383) y "Ruidos molestos", en la versión de Alesandra Roczniak (domingos a las 20 en La Escalera, en 9 de julio 324). En diálogo con Rosario/12, el dramaturgo nacido en Junín, reconoció que estas dos obras reflejan el vaciamiento de sentido y la incertidumbre del mundo que hoy estamos viviendo.

"`Estocolmo' es la más antigua de las dos. Siempre me gustó crear situaciones acotadas, en pequeño formato y ver qué les pasa a esos personajes. En este caso dos viejos amigos de infancia que se reencuentran en el contexto algo descentrado de la toma de un banco con rehenes", explicó Albarello.

Con respecto a "Ruidos molestos", el autor la definió como una especie de homenaje a la amistad, un triángulo amoroso que termina mal, reconociendo que todo lo que escribe, termina mal y es vivido por gente bastante desesperada.

La obra cuyo nombre completo es "Ruidos molestos o el amor de Andrea", plantea la relación entre Juan, Pescado y Andrea. Un triángulo amoroso atravesado por la violencia y la irrupción de Ricassoli, un vecino que sólo quiere que lo dejen dormir.

Alesandra Roczniak, directora de la versión local de esta obra dijo a este diario que el texto la había atrapado desde la mirada de una amistad que se desmorona por una infidelidad, el transcurrir de una historia que hace que la vida pierda valor frente a la impunidad (ver aparte).

-¿Qué opinión le merece el estreno en Rosario de estas dos obras suyas?- se lo consultó a Albarello.

-Es difícil emitir algún juicio sobre textos propios, uno termina una obra, la lanza al ruedo y se transforma en un misterio. Puede fracasar la que es número puesto y funcionar la menos pensada. En principio, me gustan todas las obras que termino, por distintas que puedan ser entre sí responden a algo que las generó y respeto ese impulso inicial porque evidentemente responde a algo genuino mío -dijo.

-¿A qué atribuye el interés de los directores por poner en escena sus textos?

-Tal vez seduce el hecho de que abordo historias actuales, que acaecen en contextos urbanos, con personajes comunes, con los que uno puede fácilmente identificarse. Después de ese arranque "normal" las historias poco a poco comienzan a enrarecerse, a extrañarse, hasta que finalmente se disparan del realismo para desembocar en situaciones bastante delirantes, que rompen con esta cosa un poco retórica que siempre tiene el realismo﷓ agrega el dramaturgo.

-¿Cómo ubica su escritura dramática en el panorama de la dramaturgia nacional de los últimos años?

-Yo comencé a escribir teatro a fines de los 90', en ese sentido, y por una cuestión generacional, puedo reconocerme en los autores, las búsquedas y las problemáticas de la Nueva Dramaturgia. Comparto con ese movimiento algunas cosas y otras no tanto, como cierto teatro de investigación antropológica que tiene mucha teoría detrás, pero que se olvida de algo fundamental que es el público﷓ dice el prolífico autor de obras como "Lombrices", "Amarte", "Celular" y "Cuatro obras sanitarias", entre otras.

Este creador de producciones representadas en España, Chile, México, Venezuela, entre otros países, plantea que en sus exploraciones, mixtura elementos eclécticos como la sitcom, el periodismo, el lenguaje televisivo y el vértigo y la velocidad de lo que se vive en la calle.

Además de su reconocida labor como autor teatral, Albarello tiene en su haber dos libros de cuentos publicados, incursionando de esta manera en la narrativa, géneros que en su caso no siempre van por carriles distintos.