En medio de una jornada que culminaría anoche con la inauguración de una muestra en el Concejo Deliberante de Tigre, conformada por trescientas fotos de su autoría, Litto Nebbia sugiere intercambiar correos para ahondar en el motivo de su nueva visita a Rosario: la presentación de Muerte en la catedral, reeditado a cuatro décadas de su lanzamiento. Y cumple Nebbia con su propuesta, adelantando así algunas sensaciones en torno a uno de sus discos más emblemáticos, y que esta noche volverá a recorrer junto a la banda Aire fresco que conforman Ernesto Snajer (guitarra), Leopoldo Deza (flauta y teclados) y Juan Ingaramo (percusión y coros). El concierto, que dará comienzo a las 21.30 en el Centro Cultural Parque de España, tendrá entrada libre y gratuita.

- La decisión de reeditar Muerte en la catedral implicó un reencuentro con un registro realizado cuarenta años atrás. ¿Qué sensaciones se despertaron en ese proceso?

- Es algo extraño para uno. Es un álbum que cumple su 40 aniversario y las canciones han resistido el paso del tiempo estilísticamente. Algunas siguen teniendo reinterpretaciones y se acomodan a cuestiones actuales, como "Vals de mi hogar" o "El otro cambio, los que se fueron". En su momento era considerado un disco de vanguardia. Ahora es un clásico pero sigue siendo de vanguardia. Encima lo toco con esta banda nueva, Aire fresco, lo cual tiene otra porosidad e improvisaciones.

-El disco está apuntado como uno de los más emblemáticos de tu discografía. ¿Coincidís con esa mirada?

- Creo que al igual que muchos discos de esa época, y de otros míos como Melopea o Fuera del cielo, se encuentra en un momento de expresión que hoy en día el business ha hecho extraviar o directamente no lo permite más. Me refiero a grabar lo que uno considera más certero y bello sin ninguna concesión.

- En Muerte en la catedral se reúnen muchos elementos musicales que te acompañarían a lo largo de tu carrera. ¿Significó de algún modo una ratificación de que tu búsqueda compositiva no debía encasillarse a ningún género particular?

- Uno va construyendo su estilo a partir de una tímbrica sonora muy personal y luego esto se va enriqueciendo con otros elementos. Algunos pasan por lo intelectual y otros meramente por lo emocional. Hay un sonido característico de uno que jamás te abandona, gracias a Dios. Y no tiene que ver con una moda o un estancamiento. Es sencillamente una forma de color que te sale al tocar cada instrumento, al elegir cuáles irán haciendo un contrapunto y, finalmente, al decidir la mezcla final de la canción.

- ¿Cómo fue el proceso de volver a tocar aquellas canciones con esta nueva banda?

- Siempre he tocado con buenos músicos, que les gusta la música que escribo. Es importante tocar con gente con la que puedas mantener una amistad. Un disfrute por el arte. Todo eso se notará a la hora del ensamble en escena y de las improvisaciones. Nunca me ha importado el género de donde provengan los músicos. Sólo necesito que tengan puesto su corazón en la cosa.