"Sonoridad de la palabra poética como generadora de sentido per se y continuidad de la poesía literaria con tradiciones de la canción popular son dos rasgos de la poesía de los 90 que fueron apenas vislumbrados o formulados por sus críticos contemporáneos", escribimos alguna vez en otro lugar y en referencia a El hit del verano, de Tomás Boasso y Ramiro García (Rosario, Tropofonía, 2010). Aquel libro cumplió con creces no sólo la promesa de su título sino el programa de una poesía "antipoética satírica urbana antilírica y coloquial" que formularan Prieto y Helder en una ponencia inhallable de 1997. Hoy Tomás Boasso redobla la apuesta con su nuevo libro El entusiasmo (2013), que la editorial Iván Rosado publica en su Colección Brillo de Poesía Joven y también presenta en Rosario el viernes 8 en el Club Editorial Río Paraná.

Boasso es músico y performer. Su prosodia es inseparable del ritmo de ska de su banda, Cool Confusion. En El hit del verano, Boasso y García se apropiaban de los diversos modos de autorrepresentación de la cultura pop y de la estética del videoclip, mediante una acumulación caótica, proliferante e infinita de imágenes, dando cuenta de las diversas marcas y precios del artificio. En la primera sección de poemas breves de El entusiasmo, titulada "Escrito en la pared del patio", Boasso vuelve la mirada sobre un universo doméstico e intimista, tan cargado de animales y objetos dignos de afecto como derruido y en pleno proceso de destrucción cómicamente irreversible.

En la sección "Bicibops", dos poemas extensos retoman el ritmo de la bicicleta en el espíritu de sus poemas performáticos anteriores, de "Ese es otro que bien baila" (2011), "Fuentes de radio casi estelares" (2012) y "Lejos y sin órbita" (2012). "Anda el Paraná nublado, un malón/ de autos me rodea, motos negras me superan,/ (...) me voy quedando pelado con el viento/ y eso que soy joven y puedo/ tirarme por la bajada contento/ a la hora en que la tarde se desploma".