Y un día, la mesa cuadrada de cemento de Plaza Libertad se cubrió de venecitas multicolores. Era diciembre de 2010 y desde entonces, como por arte de magia, en cada solsticio aparece transmutado un rincón de ciudad. Al mobiliario urbano de Mitre y Pasco le siguieron las mesas lúdicas de Roca y el río en julio de 2011. Bajo el título Diversidad colectiva, la belleza se contagió a fin de ese año hacia los pretiles adyacentes. De entonces es también el elegante mural tipográfico de piso en el umbral de la galería Pasaje Pan.

El invierno siguiente vio abrigarse en color a los bancos de la Plazoleta Don Bosco del Centro Municipal Distrito Centro (que desde entonces parecen cabezas con ornamentados gorritos marroquíes), mientras una "piel interior" revestía en agosto el mobiliario urbano de la Secretaría de Turismo. Un tondo en Parque Sunchales y una trama de líneas que acompaña al transeúnte por la escalera de calle Sarmiento y Avenida del Huerto fueron el regalo navideño de 2012. Desde julio, quienes llegan o regresan a la ciudad son recibidos por un hermoso mural abstracto en la Terminal de Omnibus. Y está pendiente de aprobación municipal un mural externo para los sanitarios públicos de Santa Fe al 600. El nuevo proyecto se titula Agua. La imagen es abstracta y se basa en una investigación de vistas aéreas de las formas geográficas naturales del río, que está ahí nomás.

Arte de magia? Los antiguos llamaron "obra de las musas" (opus musivum) al arte y técnica de formar dibujos a partir de teselas, pequeños fragmentos de material durable, colocándolos sobre una base de cemento o argamasa. El arte del mosaico, o arte musivaria, debe su nombre a las musas y nombra a su vez a Musivaria Mosaico Veneciano, el taller de la arquitecta Vanesa Galdeano donde surgió esta maravilla.

Nunca pidieron nada a la Municipalidad, salvo el debido permiso. Se trata de una generosa iniciativa privada de la docente: una donación artística a la ciudad. El taller Musivaria es cuatrimestral. "El trabajo de fin de curso del taller es una intervención urbana y se dona al espacio público", explica Galdeano. "Participa un montón de gente. Luego la gente se identifica con este lugar y lo siente propio. Realmente es propio, se cuida de otra manera", reflexiona.

Vanesa Galdeano se recibió de arquitecta en 2009 en la Facultad de Arquitectura, Planeamiento y Diseño de la Universidad Nacional de Rosario. Le quedan ocho materias para terminar la carrera de Bellas Artes en la UNR. Se especializó en mosaicos en Buenos Aires, en el taller de la artista Nushi Muntaabski, más una breve capacitación técnica, a lo que suma su investigación personal y la perspectiva amplia de su formación en arte, arquitectura y urbanismo. El sentido estético y comunitario que se expresa en sus obras de arte y diseño revela su formación interdisciplinaria. Ella habla de todos estos temas con la misma precisión y pasión con que corta las teselas.

En su taller impecablemente blanco, alegrado por toda la gama del arco iris, tanto desde los frascos transparentes de las venecitas como desde los trabajos suyos y de sus alumnos, Vanesa cuenta el sentido que le halló a esta práctica. Se trata, dice, de construir a partir de fragmentos: rehacer desde los pedazos, a la vez que se va tramando lazo social entre los participantes del mural colectivo. Y esto último, dice, es más importante que la técnica, que tampoco es un dato menor. "Las intervenciones se arman siempre en taller porque las venecitas se cortan una por una y se van colocando sobre un papel a escala de la pared a intervenir con el diseño previamente dibujado y se va armando; luego se corta en paños y se lleva listo a la intervención y se coloca", detalla Galdeano, autora de los bocetos.

Recuerda que cuando "intervinieron" la Plaza Libertad eran sólo seis: ella, la arquitecta Lis Molina y cuatro alumnas del taller. El número de alumnos del taller creció exponencialmente en los últimos tres años. Vanesa lo cuenta con orgullo. En la página en Facebook, Musivaria Mosaico Veneciano, hay fotos de los integrantes en acción y en el blog del taller (http://musivariamosaico.blogspot.com.ar) junto a los registros a todo color de las realizaciones de las obras están todos los nombres: más de 60 participaron en el proyecto de la Terminal, y 75 participarían en el próximo. Las expectativas puestas en este proyecto son grandes. Se empezó a pulmón, pero desde 2011 dos empresas comenzaron a colaboran con los materiales: Murvi Mosaico Veneciano (que fabrica las venecitas y dona este material) y Weber Saint﷓Gobain, que es la fábrica de morteros industriales para la construcción. "Les envié el nuevo proyecto el día 12 de noviembre y aceptaron participar el mismo día", señala con entusiasmo la docente.

Galdeano cuenta con el apoyo incondicional de ambas, sin ninguna restricción temática. Murvi, una empresa nacional con base en Buenos Aires, es la única fábrica argentina de venecitas. Por las dificultades y los secretos artesanales que conlleva producir este material, son sólo cinco en el mundo. Las otras cuatro están en China, Italia, España y Brasil. Weber es multinacional y patrocina el Plan de Infraestructura Solidaria (PISO), un programa para el recupero de espacios públicos a través del arte. Lo realizado con su apoyo se publica año a año en una serie de libros ilustrados, Murales urbanos.

"A veces no son murales, no están en el muro. Yo a veces revestí pretiles, mesas, pavimentos", rememora Vanesa Galdeano para explicar este término de "intervención", quizás invasivo o extraño para el lego. "No se construye una escultura --aclara--. Se reviste y mejora lo que ya hay. No es que se vaya a imponer nada. Es como una caricia".