A un año y una semana de su estreno en Italia, tras su presentación en numerosos países y luego de haber obtenido el David de Donatello al "mejor film" y al "mejor director", finalmente, se anuncia, de manera inminente, el estreno del último film del director italiano, nacido en 1956, Giuseppe Tornatore, "La mejor oferta" ("La migliore oferta"); obra que, por otra parte, cuenta con la también premiada banda sonora de su habitual compositor, Ennio Morricone, quien ha orquestado una partitura que provoca un sugestivo clima de extrañamiento, acorde con los vaivenes laberínticos a los que va abriendo este cautivante relato.

Lejos ya de su tierra siciliana, escenario de sus más exitosos films, tales como "Nuovo Cinema Paradiso", "Malena", "Baaria", entre otras, ahora Tornatore nos acerca desde esta última realización, que fue aplaudida en el Festival de Berlín y definida por un sector de la crítica española como una pieza filmográfica que se da la mano con los clásicos, como Alfred Hitchcok, Fritz Lang y Orson Welles, a una historia que guarda algunos puntos de referencia ( sólo algunos ) con aquella pesadillesca noche que tramara en "Una pura formalidad", del 94, en la que en una aislada estación de policía, cercana a un bosque, en una noche de lluvia, dos hombres, interpretados por Gerard Depardieu y Roman Polanski se enfrentaban en un juego de simulaciones, verdades y apariencias, en torno a un crimen.

Ahora, con un elenco que sólo reconoce a actores italianos, en roles secundarios, Giuseppe Tornatore nos presenta a un personaje definido por sus rigurosos hábitos, severo y obsesivo en su conductas, altamente reguladas, que sólo piensa el vínculo con los otros en situación de puente hacia las obras de arte, en tanto evalúa y subasta las mismas al mejor postor. Idealizador de la figura femenina, misántropo, de carácter irascible, Virgil Oldman está interpretado por este actor excepcional, sobresaliente, que es Geoffrey Rush. Todo funciona según su agenda señala y tal como los llamados telefónicos que recibe.

Entre el drama romántico, el film de suspense, las referencias al cine negro de tradición estadounidense de los años 40, "La mejor oferta" va despertando interrogantes a cada paso, no sólo sobre los hechos sino sobre las actitudes y conductas de sus personajes. Y algún crítico señaló, se puede pensar el film "como un juego de muñecas rusas", mientras que otro destacó ese "duplicarse de imágenes en una galería infinita de espejos".

A diferencia de "Una pura formalidad", que transcurría en un único lugar, "La mejor oferta", film distribuido internacionalmente por Warner Bros, está ambientado en numerosas ciudades: Roma, Trieste, Milán, Bolzano, Viena y Praga. Desde estos lugares, igualmente, el director se permite citar a otros films y entre los personajes, particularmente desde uno, hay un puente directo con el mundo felliniano.

Para Geoffrey Rush, su personaje Virgil, tal como lo señaló a la prensa italiana, es un hombre que no pertenece a la modernidad. "Vive fuera de las reglas del mundo contemporáneo y por eso tal vez se puede asociar a la figura un representante de aquella vieja Europa". Respecto del título del film, en esa misma rueda de prensa, Tornatore comentaba: "No sólo ubicar el título en el mundo de la subasta, respecto de lo que ofrece el potencial comprador, sobre la base de lo que se fija. Sino, además, en nuestra vida, sobre todo, para obtener lo que buscamos, cuál es la mejor oferta?. Este juego de la valencia fuertemente alegórica es lo que me atrae de manera sorprendente, lo que me golpea cada vez más".

Así, entonces, con el actor de "Shine﷓ Claroscuro", "El discurso del rey", "La vida y muerte de Peter Sellers",entre tantos otros films, acompañado por Donald Sutherland, Sylvia Hoeks, Jim Sturgess, Maximilian Dirr, Liya Kebede, Philip Jackson, Dermont Crowley, Kiruna Stamell, el director de "La leyenda de 1900" y "El hombre de las estrellas" ( sus dos films malditos, menos vistos), nos invita, ahora, a participar de este enigma, de esta historia en la que se nos pide que recuperemos nuestra capacidad de máxima atención, ya que estar atentos a los detalles forma parte de las consignas para no dejar de sorprendernos.