Viernes, 24 de enero de 2014 | Hoy
CULTURA / ESPECTáCULOS › ANDRIZZI POR DOS EN LA PLATAFORMA WEB DEL CINE EL CAIRO
Desde una propuesta dual que es variación sobre mismas preocupaciones, Mauro Andrizzi filma de modo perturbador. Fantasmas, voces raras, presencias lejanas, se anudan en un recorrido donde el espectador no puede ser indiferente.
Por Leandro Arteaga
En el futuro
Argentina, 2010
Dirección: Mauro Andrizzi
Cámara: Emiliano Cativa
Edición: Francisco Vázquez Murillo
Intérpretes: Luis Machin, Lore Damonte, Sergio Boris, Carlos Defeo, entre otros.
Duración: 62 minutos.
Puntos: 8 (ocho)
Accidentes gloriosos
Argentina/Suecia, 2011
Dirección: Mauro Andrizzi y Marcus Lindeen
Fotografía: Emiliano Cativa
Reparto: Cristina Banegas, Lorena Damonte, Alberto Suárez, Ignacio Catoggio, Lili Popovich, Sofía Del Tuffo, entre otros.
Duración: 60 minutos
Puntos: 8 (ocho).
Disponibles en http://www.elcairocinepublico.gob.ar/
La posibilidad abierta por el portal web de El Cairo Cine Público www.elcairocinepublico.gob.ar legitima otra manera de ver películas. No es lo mismo que ir al cine nada lo reemplaza pero habilita a una diseminación mayor, más aún cuando se trata de material situado al margen de la preferencia comercial, con reconocimiento crítico y premios que le acompañan.
Tal es el caso del díptico "Andrizzi x 2", compuesto por los dos últimos films del realizador marplatense Mauro Andrizzi: En el futuro (2010) y Accidentes gloriosos (2011), ambos con premios internacionales en el Festival de Venecia: el primero con el Queer Lion Award y el segundo por Mejor Mediometraje, Sección Orizzonti. Los títulos fueron parte de la programación del Bafici y también tuvieron ocasión de proyección local, con presencia del realizador, durante la décima edición del Bafici (Rosario), organizado por Calanda Producciones en 2012.
Vale señalar que el salto mayúsculo de Andrizzi se produce a partir de Iraqi Short Films (2008), sea por el reconocimiento internacional, sea por el trabajo de investigación minuciosa que supuso, a partir de la búsqueda de videos dispersos por la web, relativos a la invasión norteamericana en Irak. El resultado es escalofriante, aún cuando el espectador pueda estar medianamente informado: el suspenso que genera cada uno de estos cortometrajes es de nervios en vilo, ante las explosiones o disparos que están por suceder, entre los gritos religiosos, de miedo, de victoria.
Iraqi Short Films es mención obligada porque allí hay una estructura que las dos películas posteriores mantienen, a la manera de fragmentos dispersos o reunidos, que son escenas o secuencias, que estipulan cortes intermedios donde sucede aquello que no se sabe muy bien cómo mensurar: el tiempo. Dónde va a parar el tiempo en los films de Andrizzi? Poco importa responder, sino en todo caso validar como pregunta: qué es el tiempo? Por eso, qué es el cine?
Aún cuando se trate de dos películas independientes, En el futuro y Accidentes gloriosos deben ser vistas como partes de un mismo proyecto. Proyecto que es una película extraída de los sueños recurrentes de alguien o de varios. Donde se confunden tiempos y lugares, voces y cuerpos, recuerdos y verdades. El inicio del primero de los films ya es instancia de descolocación y, por eso, prólogo adecuado: parejas que se besan, besos apasionados, entre los muchos que son o que podrían ser ya que el montaje miente besos superpuestos. Hacia dónde camina esta introducción? Tal vez hacia un momento de suspensión sensible, allí cuando no hay referencia clara sobre lo que esté sucediendo más allá de lo que se hace: dar un beso, recibir un beso.
Si el beso cumple esta función de nolugar, también lo hace el accidente narrado al comienzo de Accidentes gloriosos. Primero desde la voz de quien fuera testigo de un único choque, fatal para el conductor, no para la acompañante, cuyos ojos abiertos impregnan la retina (o la voz?) de quien dice el hecho. Pero después será la voz de algún partícipe directo, en otro accidente parecido o tal vez el mismo. Con la compañía vocal siempre igual, porque en todo momento a quien se escucha hablar es a Cristina Banegas, dúctil en intensidad y variaciones, adoptando roles diferentes, jugando el mayor espesor sensual más bien sexual, explícito en el momento más brusco del film: desde la situación del glory hole, en medio de la pared sucia de pintadas, de obscenidad, con su voz que no amedrenta temblor para referirse a lo que habitualmente hace con su miembro (se trata de un hombre, o no, quizás sea una mujer que sueña serlo), a la espera de que quien lo tome sea quien él/ella sueña.
El orificio de la pared puede encontrar vínculo con el ojo referido, así como con la conclusión visual misma del film. Asociaciones que se reparten a lo largo de las dos películas y que la memoria lleva a confundir como una sola. En el futuro posee también el recurso de contar historias, diseminadas en muchas voces y rostros, historias que guardan historias, es decir, anverso y reverso de lo escuchado, o cómo lo mismo puede ser trampa que oculta y momento que desoculta. Tan lábil es lo que parecen los personajes entender y, a la vez, lo que el espectador mismo entiende al descifrar.
En el futuro es un juego de espejos que invita a su a través: voces anónimas, nombres sin rostro, fantasmas fotografiados, pensamientos coincidentes, parejas que quieren estar juntas; como si hubiese fisuras perceptibles que pudieran dar cabida al desdoblamiento temporal, a algo que ha sucedido casi igual o que habrá de hacerlo, mientras plantea el interrogante sobre un presunto momento presente.
Si la referencia al ojo en Accidentes gloriosos emula la del más famoso de todos, cortado por la navaja de Luis Buñuel y Salvador Dalí en Un perro andaluz (1929), también ciertas situaciones maquinísticas, de feria de atracciones, hacen lo suyo desde un extrañamiento que evoca a Fernand Léger (Le ballet mécanique, 1924), y sobre todo al Man Ray de Le retour á la raison (1923): allí cuando las luces bailan porque la cámara es móvil, para volverse globos blancos o, tal es el caso de Man Ray, simples puntos sobre la noche negra.
Lo que lleva a disfrutar de los films de Mauro Andrizzi desde la liberación del entendimiento, porque aquí es preferible asociar y persistir en los puntos suspensivos que rebotan luego de cada momento oído, visto o creído ver: desde el momento en que la voz es protagonista, en contrapunto con la imagen, al referir situaciones que exceden lo que la pantalla muestra, lo que puede señalarse es que el cine de Andrizzi está ocurriendo siempre más allá de lo que expone, lo que le imbrica con los realizadores mencionados, desde una tarea de abstracción cinematográfica que podría tener vínculo en David Lynch pero evidentemente en el J. G. Ballard de Crash.
El cine, si bien ya digital, se funda en el sueño de una máquina. Máquina poética que puede alterar lo que muestra porque le manipula, destruye, reconstruye, altera. En ese desliz feliz, que se propone capturar imágenes narradas por una literatura de sueño ajeno, sucede el cine de Mauro Andrizzi. Arriesgarse a caer en alguna de sus grietas abiertas, es una de sus posibilidades de abordaje.
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