Sábado, 31 de mayo de 2014 | Hoy
CULTURA / ESPECTáCULOS › MUSICA. ENTREVISTA CON EL ARMONIQUISTA ROSARINO FRANCO LUCIANI
El talentoso instrumentista presentará Gardelería, disco que lo reencontró con el pianista Federico Lechner. Junto a Diego Alejandro en batería y Pablo Motta en contrabajo recorrerán sus personales versiones sobre obras del Zorzal.
A cuatro años del lanzamiento de Falsos límites, Franco Luciani y Federico Lechner volvieron al ruedo con un encuentro musical en el que profundizan su lenguaje de ruptura. Y si en aquella ocasión la concepción jazzera se ponía al servicio de obras propias y clásicos del repertorio popular argentino (Laurenz y Contursi, Leguizamón, los Hermanos Abalos, Cobián y Cadícamo), Gardelería los encuentra proponiendo interesantísimos abordajes a las obras del Zorzal y Le Pera. Acompañados por Diego Alejandro en batería y Pablo Motta en contrabajo, el armoniquista rosarino y el pianista bonaerense recorrerán ese material en el auditorio de Plataforma Lavardén (Sarmiento y Mendoza), en un concierto que dará comienzo a las 21.30.
A poco de actuar como solista invitado de la Orquesta Estable del Teatro Colón (donde interpretará "Requiem para una monja" de Oscar Strasnoy), con este nuevo lanzamiento Franco Luciani no sólo ratifica su versatilidad como armoniquista, sino que sigue asentando una voz personal y distintiva dentro de la música argentina. En sociedad con Lerchner, el músico rosarino brilla en los abordajes a clásicos del repertorio gardeliano, en una lista que incluye a "Caminito Soleado", "El día que me quieras", "Lejana tierra mía", "Amores de estudiante", "Por una cabeza", "Volver", "Volvió una noche", "Arrabal amargo", "Soledad", "Guitarra mía" y "Sus ojos se cerraron".
Y si bien el tango y el jazz se presupondrían como elementos esenciales, en Gardelería la amplitud estilística supera esas fronteras. "Algunos temas los damos vuelta como una media", apunta Luciani a Rosario/12, para de inmediato profundizar en las características de esta nueva obra: "Podríamos decir tal vez que Falsos límites fue una búsqueda más cercana a la de tomar un tema del repertorio folclórico y tanguero y tocarla de una manera jazzera. Acá, por el hecho de ser temas muy conocidos de un mismo compositor pensamos en tocarlos no sólo al modo de una jam, sino en darlos vuelta un poco. En algunos casos están un poco más cercanos, en otros no, pero la idea fue darles una mirada muy diferente, incluso en algunos casos llegando a cambiar el compás. Obviamente la melodía, la esencia principal están presentes, sobre todo tratándose de canciones tan bellas como las de Gardel".
En ese marco, Luciani parece seguir dispuesto a seguir abriendo caminos a su de por sí extenso recorrido estético y estilístico. Un recorrido en el que, asegura, sigue descubriendo desafíos: "Un músico está siempre buscando, siempre hay una gota más que uno puede exprimirle al instrumento, aunque a veces uno piense que no puede encontrar nuevos sonidos. Siempre en la armónica vuelvo a descubrir posibilidades técnicas y expresivas. Y estas obras requieren justamente mucha expresividad, más cuando se juega a que la melodía vaya y venga".
- En tu toque la expresividad es muy característica. Hay una interesante combinación entre lo visceral y un tecnicismo muy delicado, lo que hace que tu toque ya resulte distintivo.
- La verdad la búsqueda de cualquier músico, incluso de cualquier persona, tiene que ver con la identidad. Uno necesita su identidad. En la música es fundamental, porque las notas son las mismas para todas, pero no así el sonido, la personalidad. Que me digas éso es muy importante, porque uno busca tener un sonido propio, aunque no sea algo que a uno no lo deje dormir. No trabajo día a día para que mi sonido me diferencie, sino que en el día a día profesional son las vivencias y las experiencias las que van haciendo el sonido de uno. También es muy importante entonces que a éso a uno se lo digan de afuera, porque es como querer darse cuenta cómo creciste si te mirás todos los días en el espejo... es muy difícil. A mí me sucede cuando alguien me dice que al escucharme se da cuenta que soy yo. La verdad lograr un sonido propio es una búsqueda, y lograrlo es un premio. Pero es también un proceso interminable.
- Es interesante que ese acercamiento a la voz propia se dio dentro de una búsqueda que no estuvo ceñida a un único género. Es más, parecería que seguís abriendo el espectro: si hace algunos años se trataba de folclore y tango, ya no sorprenden tus incursiones en el ámbito clásico o el jazz.
- Es cierto... Tiene que ver con las vivencias, con la crianza, soy una persona que tiene una apertura de géneros muy grande. Obviamente que para llegar a este punto tuve que encontrarme con personas con las cuales es posible. En este caso encontrarme con Federico fue muy importante, porque domina al jazz pero es un músico amplio. Para mí fue importante para la seguridad al momento de dar el paso hacia el concepto del jazz. A veces pienso que podría haberme quedado sólo en el folclore y el tango, que, aclaro, es mi música principal. Podría haber tenido una decisión no sé si cómoda, pero podría estar tranquilo. La verdad que es una necesidad de espíritu abrir el juego, me siento cómodo y quienes me reciben me dicen que puedo hacerlo. Te voy a hacer una confesión: a veces me embarco en unas tormentas de océano muy grandes y me pregunto dónde estoy, pero no me bajo de ese barco... Es más, me vuelvo a subir a otro! Pero siempre va a haber una relación grande con la música argentina. El tango y el folclore, desde distintas miradas, van a ser siempre mi bandera.
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