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Miércoles, 4 de junio de 2014

CULTURA / ESPECTáCULOS › LITERATURA. ESTRAGO EN LA LUZ, DE MALENA CIRASA

Verso libre y prosa poética

Publicado este año, el nuevo libro de la autora nacida en Firmat es una edición limitada en forma de caja donde los poemas se encuentran sueltos y sin número de página. El azar de la lectura podría reordenarlos en nuevas configuraciones.

 Por Beatriz Vignoli

Sin aspavientos, sin redes sociales, en un evento privado y sólo por invitación telefónica como en los viejos tiempos, Malena Cirasa presentó su nuevo libro de poesía. En la foto que tomó María Siri, enmarcada por las coordenadas compositivas de la mesa, su figura se ilumina como sobre un abismo azul, sin red: está leyendo, pero no su propio libro sino un poema de Olga Orozco. El otro orador de la presentación, el actor David Edery (el mismo que la acompañó con su libro del año 2009), se limitó a leer un poema de Enrique Molina.

Sumar a esto la admiración declarada de la autora por estos dos poetas argentinos, maestros de una lírica moderna en verso libre de largo aliento y con una gran riqueza de imágenes de raigambre surrealista, y ya se puede armar un sistema de (justamente) coordenadas para situar Estrago en la luz. Publicado este año, el libro es una edición limitada en forma de caja donde los poemas se encuentran sueltos y sin número de página. El azar de la lectura podría reordenarlos en nuevas configuraciones. Se pude armar con ellos el relato de alguien que tras largo tiempo vuelve sobre sus pasos, siguiendo mínimos rastros para encontrarse con lo que parecía perdido.

Escritos como en una zona intermedia entre el verso libre y la prosa poética, los poemas hablan, con contundente y eficaz belleza, de una "piel que minuciosamente atravesó el tiempo", de hormigas que "A través de las flores por millones de años/ dejan señales para las que vienen", y del "íntimo latido de esa hebra que al fin no se rompió. Que enlaza nuestra risa". El tema recurrente es la interioridad de una pasión, que mide sus realizaciones en el afuera y toma como metáfora los detalles nimios del mundo visible. "Yo inventé este latido y es irreal su pulso", dice la poeta, y también: "Tanta intensidad no merecía/ esa mácula fija en la corteza que se astilla y desmiente lo que estaba escrito/ dibujado por la osadía del amor. Sol sin horizonte. Esplendor del ábaco. De un fruto arrojado a las cenizas".

El amor y el deseo, su experiencia o su ilusión, y la mezcla incierta de todo eso, insisten felizmente como tema. En un medio literario local pacato, quejoso y proclive a la melancolía, el erotismo refinado y excelso de Cirasa abre un trazo fulgurante, cuya escritura de alta precisión busca atrapar instantes fugaces a los que les provee tal vez su única certidumbre: "Su nuca en mi mano/ cuando giró buscándome. Aprisionado jazmín que rozó el aire y se detuvo".

La de Cirasa es una lírica amatoria advertida. No casualmente nombra su tema como "estrago": Estrago en la luz. La dialéctica entre esos dos términos aparentemente contradictorios, estrago y luz, ya se desplegaba en un poema del libro El puñal del cielo, titulado "El sol mató a mi padre". Si lo que da vida es lo que mata, mejor no evitarlo, parece decir desde su ética del coraje de vivir, tan necesaria en estos tiempos de "Redes" que eluden "una proximidad más íntima".

Malena Cirasa nació en Firmat, provincia de Santa Fe. Vive en Rosario, ciudad donde trabajó en medios gráficos. Lleva publicados además, en poesía, Cierta intención (1978), Juegos de Octubre (poemario compartido, 1981), Sólo las briznas (1985), Temblor del aguamanil (1998, Libros de Alejandría), El puñal del cielo (2009, del Boulevard), A través del humo (2012) y La barca y las moscas (2013).

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Malena Cirasa durante la presentación de su último libro, fotografiada por María Siri
 
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