CULTURA / ESPECTáCULOS › TUTTI I SANTI GIORNI VA POR SU SEGUNDA SEMANA DE EXHIBICIóN EN LA CIUDAD
El film del italiano Paolo Virzi decide transitar por el camino de la "commedia", marcada por situaciones de cierta tensión dramática y notas de relevante grotesco. Sensible retrato de una pareja que resiste frente a los embates de las convenciones.
› Por Emilio A. Bellon
Hace algunos días tuvo lugar en Italia la tan esperada ceremonia anual que reúne a los hacedores del mundo del cine. Desde 1956, año en el que el cinema Fiamma de Roma fue elegido como ese primer ámbito para que este evento se llevara a cabo, el premio "David de Donatello", ha pasado a ser uno de los referentes del cine autoral; no sólo de orden nacional, sino que el mismo alcanza a films de otros países.
En esta última entrega en la que el film de Paolo Sorrentino, La Grande Belleza obtuvo nueve estatuillas (el modelo remite a la pieza escultórica de bronce que el artista creó para los Médicis y que por su particular composición despierta numerosas lecturas), mientras que el film de Paolo Virzi, Il Capitale Umano logró siete premiaciones: mejor film, guión, mejor actriz principal, entre otras. Esa noche Philomena de Stephen Frears recibió el correspondiente al de la Unión Europea y el de Wes Anderson, Grand Hotel Budapest el que corresponde al mejor film extranjero.
Ya en la edición anterior, el film de Paolo Virzi (Livorno, 1964), Tutti i santi giorni que conocimos en estos días, había sido considerado en varias nominaciones, obteniendo finalmente el "David di Donatello" a la mejor canción. Tanto el nombre de la misma como el título del film coinciden en este caso y remiten en particular a esta manera tan propia e identificable, por parte del personaje de Guido, compuesto por Luca Marinelli, quien al despertarse cada mañana, al dirigirse a su compañera Antonia, --rol interpretado por la cantante siciliana Thony-- le recuerda la efeméride santoral de ese día, subrayando algunas expresiones en latín clásico.
A diferencia de Il Capitale Umano, el film que hoy comentamos decide transitar por el camino de la "commedia"; claro está, marcada por situaciones de cierta tensión dramática y notas de relevante grotesco. Mientras que en el film galardonado hace una semana será un trágico accidente vial el que entrelaza la historia de dos familias que se cruzarán a partir de un nada transparente juego de intereses; ahora, en Tutti i santi giorni, lo que cuenta es un acercamiento a esta joven pareja que va proyectando, fantasías y frustraciones mediante, el deseo de ser padres. Mientras que Guido, poseedor de una notable formación en los clásicos, trabaja de noche como conserje; ella, cantante, es una empleada más de una agencia de autos de alquiler.
Conocimos al director a partir de algunos de sus films más aplaudidos por la crítica y el gran público. Tras haber estudiado en el Centro Sperimentale di Roma y colocarse al lado de reconocidos nombres en carácter de asistente, Paolo Virzi dio a conocer su opera prima La bella vita en 1994. Su universo en la casi totalidad de sus films se circunscribe a algunas regiones de la Toscana e igualmente la ciudad de Roma, no presentada desde una mirada convencional han pasado a ser los referentes geográficos de su poética.
En Tutti i santi giorni la historia transcurre en Acilia, una zona de la periferia de la ciudadcapital, un lugar elegido por el propio director, ya que a pocos metros de allí habitan los padres de su compañera, Micaela Ramazzotti, la actriz que compuso el rol principal, en el primer tramo del mismo, en "La prima cosa bella": uno de los films italianos que más ha permanecido en cartelera, en nuestra ciudad, en los últimos años.
Como recordará el lector ,el título de este film responde a una de las canciones más exitosas premiadas en San Remo, --en el inicio de los 70, en la voz de Nicola Di Bari-- y la historia abre en una playa turística de la zona en la que es elegida, en el concurso anual, por su simpatía y belleza, una joven mujer, la madre del protagonista; quien desde el primer momento surge como evocación, desde la mirada, los recuerdos, del personaje que ,de manera admirable, compone Valerio Mastandrea. Ya en los días de su vejez, el rol de la misma está a cargo de la siempre sorprendente Stefania Sandrelli.
Ante nuestros ojos, en el afiche, vemos a dos jóvenes con un cierto aire bohemio en el camino, dejando ver reconocibles espacios, allá, a lo lejos de la ciudad de Roma. En esta joven pareja que por su tratamiento nos lleva a pensar en el cine de Ken Loach y del mismo Mike Leigh, poco a poco, a medida que pasan los días, y a partir de ese sueño que es más de él que de ella --cautivante la escena de tono onírico--, se comienza a evidenciar ciertas fisuras que desocultan una evidente asimetría. Pero el film habla desde lo cotidiano de las diferentes formas de amar, de lo que se comprende como gesto de entrega, de sinceridad, desde los propios límites de cada uno. E igualmente se mueve entre la risa y el dolor, la vacilación y la soledad.
El personaje de Guido no responde al prototipo del hombre italiano que se monta sobre un discurso machista, que hace gala de su don de seductor. Por el contrario sólo tiene ojos para la mujer que ama y su ensoñación romántica lo lleva a no poder ver, aceptar, todo aquello que empaña ese vínculo. Y es a partir del modo de ser de los otros personajes, los padres de ella que han venido de Nápoles, los pasajeros del hotel, el músico y ex amante de Antonia, otros hombres y mujeres de la misma generación, --ya mayores de treinta años--, cómo el vínculo de Guido y Antonia se va perfilando de manera muy tensionante, aunque unidos por una declarada ternura y una misma espera.
Virzi parte de considerar que su país está poblado de referencias a nombres de santos, que se presentizan en los saludos, en el habla cotidiana. Pero al mismo tiempo, el nombre elegido para esta obra que no ha logrado tener una respuesta crítica tan favorable como otras, nos puede llevar a pensar en ciertos actos que repetimos de manera rutinaria y que, por ello, nos pueden hacer perder de vista aquello que sí, empieza a aparecer, mostrarse, como diferente en el transcurrir de los días.
TUTTI I SANTI GIORNI. Ocho (8) puntos.
Italia, 2012
Dirección: Paolo Virzi
Guionistas: Simon Lenzi, Francesco Bruni y Paolo Virzi
Fotografía: Vladan Radovic
Música: Thony
Intérpretes: Luca Marinelli, Thony, Claudio Pallito, Micol Azzurro,
Stefania Felicioli, Franco Gargia, Benedetta Barzini
Duración: 102 minutos
Sala de exhibición: cine Del Centro
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