Viernes, 15 de agosto de 2014 | Hoy
CULTURA / ESPECTáCULOS › MUSICA. ENTREVISTA CON EL COMPOSITOR Y ESCRITOR LUIS MARíA PESCETTI
El creador nacido en San Jorge es responsable de una obra
prolífica, que atraviesa a generaciones tomando como objetivo
a la convivencia familiar y al humor como estandarte.
Por Edgardo Pérez Castillo
Escritor, compositor, docente, Luis María Pescetti es tan grande en su rol de autor como en su condición de nexo entre generaciones. Eslabón entre creadores y público de diversas épocas, pero también entre los propios componentes del núcleo familiar. A eso apuesta Pescetti, que repite con convicción que sus obras tienen como destinataria a la familia toda. "Ese sobre todo es mi tema, más que lo infantil. La convivencia en familia es mi tema", remarca en diálogo con Rosario/12, anticipando de ese modo el eje sustancial del espectáculo que mañana, a las 17, brindará en el Auditorio Fundación (Mitre 754).
Hasta allí arribará junto a Martín Telechanski (guitarra), Martín Rur (saxo y clarinete), Diego Pojomovsky (bajo y contrabajo) y Gabriel Spiller (batería y percusión), habituales acompañantes en sus recorridas musicales, ésas que el propio Pescetti anticipa desde su sitio web (www.luispescetti.com), consciente de que el mayor valor de sus shows no radica en lo inesperado. "En los espectáculos musicales la sorpresa no es lo más importante --asegura--. Los recitales de música son lo más parecido a comer la comida de la vieja. Imaginate que te fuiste del país durante diez años, volvés y tu mamá te dice: 'Mirá, aprendí a hacer comida tailandesa'. No, haceme los ravioles, esos platos que yo extrañaba. En los recitales pasa algo parecido, uno quiere oír lo conocido en esa especie de ritual grupal que es un recital".
Así como su blog es un medio de conexión con el público, Pescetti también testea futuras canciones, Facebook mediante, mientras que la plataforma de Youtube se ofrece como puerta de acceso a antiguas apariciones, evidenciando así la coherencia que atraviesa pasado y presente del creador. "Por una parte las obras están disponibles para volver a ver; y por otra parte son accesibles para gente que no está en el mismo lugar que uno --reconoce--. Si veo las estadísticas de visitas a las canciones, hay latinos por todas partes del mundo, es increíble. Y el fondo de canciones sigue vivo. Así como hay un fondo editorial, esas tecnologías a tu fondo de obra lo vuelven independiente de la programación de los canales de televisión o donde haya sido que apareció. Ya no dependés de nadie. Esa independencia, y esa relación directa entre la obra y quien quiere verla, es maravillosa".
La posibilidad de revisitar viejas creaciones evidencia además la perdurabilidad del humor, ternura e irreverencia que atraviesan a la obra de Pescetti. Una obra que, a su vez, traspasa generaciones. "Para mí es muy conmovedor ver a un grupo de adolescentes o jóvenes que están en la sala sin padres y sin hijos. Es muy divertido y, sobre todo, conmovedor ser un vínculo con la infancia que queda en ellos. Es una situación entrañable", define el autor, miembro fundador del Movimiento de la Canción Infantil Latinoamericana y del Caribe, al que reconoce como raíz para que muchos grupos hayan abrevado en ritmos de distintos puntos del continente.
"Es importante que en los encuentros empieces a oír otros grupos, de México, Colombia, Brasil. Por gusto, empatía, admiración te dan ganas de componer algo con un ritmo de ellos, en melodías propias de otras tierras. Yo mismo tengo canciones en ritmos rioplatenes, y yo de rioplatense no tengo nada, soy de San Jorge, del interior de Santa Fe. Pero como dice un dicho de un cubano: 'Ama a tu país natal aunque hayas nacido en otra parte'. Es un poco éso, te das cuenta que tu país natal queda también en otros lados. Y lo familiar, para los argentinos, es lo familiar de amplio espectro".
Creador de un repertorio apto para públicos de distintos países --"Me cuido de no hacer provincianismos que excluyan o me hagan incomprensible en otros lados"--, Pescetti sabe que, en Argentina, puede darle rienda suelta a una de sus mejores armas: la ironía. "El juego irónico, es sobre todo rioplatense y argentino", explica, y concluye: "Si bien se comprende y se entiende tal como se practica acá, más de una vez te encontrás bajando cambios porque la ironía no se entiende, toman más literalmente las cosas, por su cultura, por su formación. La ironía es una artesanía local".
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