CULTURA / ESPECTáCULOS › SUSY SHOCK PRESENTó SU PRIMER DISCO "BUENA VIDA Y POCA VERGüENZA" EN ROSARIO
Una de las voces más potentes de la disidencia sexual, la artista trans eligió la ciudad, y el Distrito 7, para dar a conocer su primer disco. "Que otros sean lo normal" es una de las tantas frases inspiradoras de su arte colibrí.
› Por Cristian Molina*
Luego de un encuentro de diversidad sexual, hace unos años, en una casa donde una agrupación política agitaba una Fiesta under, Susy Shock fue protagonista. En medio de la noche, ella desplegó su abanico, tomó la cajita y explotó su música colibrí. Esa vez leyó muchos poemas. Sus frases flotaban en el aire con la gravidez del amor: "reivindico mi derecho a ser un monstruo"; "que otros sean lo normal"; "ni XXY, ni H2O"; "no quiero salita rosa, quiero salita de trans". Cuando terminó su performance se puso a tomar y a bailar con nosotros. Cada movimiento de su cuerpo y de su voz estaba destinado a la creación de una red invisible que nos ponía en contacto.
El jueves 20 de noviembre, Susy volvió a Rosario, pero esta vez, eligió la ciudad como lanzamiento y presentación de su disco "Buena vida y poca vergüenza", frase cuyo origen cuenta en la tapa del mismo disco. "Una vez le pregunté a mi abuela Rosa, la tucumana, que cómo hacía para estar tan guapa" y su abuela respondió con el título del disco. A diferencia de las presentaciones en otros espacios, el gran escenario de Distrito Siete permitió el acompañamiento de diferentes artistas: Horacio Vazquez, Sole Panelas, Caro Bonillo, Martin Paoltroni y Emanuel Demagistris. Además, Andrés Richetti pintó en vivo durante las casi dos horas de presentación. El desfile de artistas generó un desborde de intensidad en el público cuando Susy recitó algunos de sus poemas emblemáticos y cantó por primera vez una cumbia que grabó para el grupo Cumbia Queers. La presentación, como ella misma agradeció, fue posible gracias al trabajo autogestivo de Planeta Marta Producciones.
Tras años de intenso artivismo, Susy Shock se ha convertido en una de las voces más potentes de la todavía insistente disidencia sexual. Trans-pasando diversos géneros y prácticas artísticas (teatro, música, escritura), sus performances no pueden desentenderse de la sinergia que se crea entre estos soportes y, quizá por ello, sea bastante difícil leer sus poemas sin la percusión de su voz o de su cajita en la memoria, o, al contrario, ver y oír sus actuaciones sin el fraseo sintáctico de algunos de sus versos.
El disco Buena vida y poca vergüenza transfusiona diversos géneros musicales: tango, coplas, milongas, cumbias. Y es por esta plasticidad, quizá, que se permita el acople de tantas personalidades: como las de Miss Bolivia, Andrea Bazán, Mariano Barrionuevo y la guitarra de Karen Bennett, entre muchxs invitadxs más. Hay un tono melancólico que articula la voz y las cortinas musicales, en un despliegue que no concede lugares comunes, desenrollando unas letras que atraviesan el género. Porque de lo que se trata es, justamente, de una voz trans que transgeneriza, que va más allá de su singularidad, sin renunciar a ella, incluyendo y desarmando las clasificaciones y tipificaciones sexuales: "el día asoma su color / mi niña te invita a saltar/ mi niño te invita a saltar" o en uno de los mejores temas, "Tango putx": "Es un tango puto/ es un tango torta/ es un tango trava/ es un tango trans". Y eso no impide, sin embargo, que la voz disidente largue en una copla su protesta: "Pueden gritarme mucho/ tanto que ardan orejones/ pero callarme/ van a sudar a montones" Vidalita vidalita/ contra machitos cabrones/ esos que hacen las guerras/ capitalismo y dan golpes" para que surja otra vida/ diversidad de a montones".
Sin embargo, lo que la práctica de Susy Shock y este disco en particular ponen en escena es una inquietud disidente en su propio gesto: ¿Qué pasa cuando una trans usa el folklore o el tango como repertorio performático" Esa podría ser la pregunta que se responde ni bien uno entra en contacto con el mundo de Susy Shock. Allí no hay solo un gesto de desvío o una apropiación de un género ligado a la tradición popular argentina, bastante masculinizada, sino, sobre todo, una profanación, con toda la carga política y queer que ello implica. Al oír el disco "Buena vida y poca vergüenza" y recordar los poemas de Susy se transita una voz que, como decía Amalia Salum en la presentación -"Deleuze de por medio-", "nos dice a todxs". Incluso al canto de los salvajes sobre el final, los vítores indígenas que allí emergen como un coro de voces que cierran el disco. Esa es su potencia.
*Escritor y profesor universitario.
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