CULTURA / ESPECTáCULOS › MIRADA OPORTUNA SOBRE EL CONFLICTO EN MEDIO ORIENTE
La irrupción de un grupo de soldados israelíes para instalarse en
la casa de un profesor palestino y su familia, sirve de base para
narrar una historia sobre la guerra inútil y sus consecuencias.
› Por Emilio Bellon
DOMICILIO PRIVADO (Private). Italia, 2004. 9 puntos
Dirección: Saverio Constanzo
Guión: Camilla Constanzo, Alessio Cremonini, Sayed Oashua y S. Constanzo.
Fotografía: Luigi Martinucci.
Música: Alter Ego.
Intérpretes: Mahammad Bakri, Lior Miller, Tomer Russo, Areen Omary.
Duración: 90 minutos.
Tanto el título original, como el que se ha elegido para presentar este film en los países de habla hispana, presentan el término que nos remite al orden de lo particularmente propio, lo privado; es decir, lo que debe ser reguardado y protegido, lo que no debería admitir la fuerza del intruso. Pero una guerra, sea esta declarada o bien "fría", no conoce de derechos, sino de mandatos y de prepotencias.
Con sólo veintinueve años y tras haber realizado una serie de films de mediometraje para la Radiotelevisión Italiania (RAI) sobre la población italiana en Estados Unidos (en su costa este), Saverio Constanzo decidió llevar adelante este proyecto, que se presenta como una pesadillesca parábola sobre todo conflicto bélico, más allá de la focalización que aquí el film presenta sobre ese ardiente territorio de fronteras palestino-israelí.
A medio camino, entre ambos espacios, la casona familiar de un reconocido profesor de Literatura Inglesa de Palestina (ámbito que será mostrado en diversos momentos del relato como pautando el dilatado paso del tiempo), constituirá el lugar en el que un día, violentamente, irrumpe un grupo de soldados israelíes. Tras un prólogo en el que la vida doméstica va permitiendo escuchar la voz de los miembros de esa familia, en sus deseos y pesares, hay un de pronto que asalta la calma de la hora del sueño y que comenzará a intentar quebrar los otros interrogantes que surgen de los niños.
En el medio de la noche, un estridente puntazo, la golpeante fuerza de los botines de los intrusos en la escalera, los gritos que recuerdan a tantas órdenes de jefes de sistemas totalitarios. En esta su opera prima como largometraje, Saverio Constanzo ha elegido narrar, en su mayor parte, con una cámara en mano lo que le permite un registro que nos acerca a la inmediatez del documental. Entre el espacio delimitado de la colonia israelí y esa villa árabe, la amenaza se va instalando, según cada mirada.
El espacio familiar ya dejará de serlo. Y las opciones pueden ser varias. Los diferentes lugares de la casona serán fijados, trazando nuevas fronteras. Serán ahora tres ámbitos, cada uno con sus reglas. Y los otros, los militares, ocuparán el piso de arriba. En la zona A, la familia será expuesta a condiciones de hacinamiento, mientras la zona B será un lugar que se clausurará a cierta hora de la noche.
Por momentos, casi un docudrama, Domicilio Privado es un film que aún, en las horas del día, mantiene su tono claustrofóbico, envuelto en el dolor de una tensión que no cesa. Y entre las reflexiones, surgen el cómo actuar, cómo seguir sosteniendo ciertos ideales, cómo resistir. Y es en este punto, donde el film abre un debate con el público, de manera mucho más comprometida.
Para rodar este film, su realizador se acercó a Palestina y allí entabló contactos con un grupo de intelectuales, militantes y otros profesionales. Pero el film debió rodarse en Italia, con actores que representaran ambos lados de este conflicto, que parece no tener resolución. Y es esta línea de tensión que una geopolítica activa diariamente la que el film sostiene desde cada gesto, desde cada actitud. Hay momentos, en el otro, el que es el invasor, es observado desde una mirada subjetiva, desde una joven que permanece, con la puerta entreabierta, en el interior de un armario.
Con un tono de crónica que nos solicita una reflexión ante los hechos del mundo de hoy, ante la pantalla chica, Domicilio privado presenta una fotografía en grano grueso, tal como en cierto cineverdad de los años `60; con lo cual también podemos pensar que lo que se nos muestra tiene un cierto tono atemporal, en lo que hace a esa posición, de su realizador; respecto del horror de la guerra, que desata en los unos, un sentimiento de superioridad que evidencia las fauces del poder; en los otros, una resistida humillación.
Surgen las preguntas, se enfrentan los diálogos. Todo intento de acercamiento entra en una zona de eclipse ¿Cómo obrar frente a todo esto? El propio Constanzo nos da una pista: "El mensaje es que todos podemos encontrar la paz, pero para conseguirlo, debemos aprender a ver, a mirar al `vecino', a penetrar en su intimidad y darnos cuenta de que también es un ser humano. Mientras rodaba, me acordé de pronto de una frase de Lars von Trier: `Hay que esforzarse mucho para hacer un poco de bien, hay que esforzarse muy poco para hacer mucho mal'".
El film de Saverio Constanzo funciona como un microcosmos donde se ponen a prueba los principios y actitudes que surgen de un territorio no tan explorado. Las angulaciones de la cámara hablan de las conductas humanas y el espacio que la casona ocupa pasa a ser una siempre eterna bomba de tiempo. Despojada, con una luz que delata la ausculación de los pesares y que desoculta una trágica pesadilla, Domicilio privado es un cine que convoca, sin falsos llamados, nuestra particular y privada atención.
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