Viernes, 3 de julio de 2015 | Hoy
CULTURA / ESPECTáCULOS › YOUKALI, EN LA SUBSEDE
Por Edgardo Pérez Castillo
Después de abordar la obra de Eric Satie, la dupla conformada por María Sol Bennasar (voz) y Patricia Gandini (piano) se lanzó a otra mirada retrospectiva, tomando esta vez como eje a Kurt Weill. Esa decisión las llevó a estudiar el amplio abanico estético del compositor alemán que fue perseguido por el nazismo, trabó amistad con Bertold Brecht y terminó su carrera componiendo comedias musicales en Hollywood. Pero que, fundamentalmente, dejó como legado canciones marcadas por una universalidad que resulta evidente en Youkali, el espectáculo que la dupla estrenará esta noche, a las 22, en La Subsede de San Lorenzo y Entre Ríos, donde el próximo viernes ofrecerán una segunda función.
Impulsada por Bennasar, la incursión en el repertorio de Weill no se limitó a la interpretación de sus partituras, según indicó Gandini: "Cuando analizábamos los textos, que son muy provocadores, muy fuertes, empezaron a aparecer cosas. Empezamos caer en la cuenta de un montón de cosas que también tienen que ver con la actualidad, que pueden pasar hoy o que podrían haber pasado en Rosario en la época de Pichincha. Hicimos un trabajo profundo de leer los textos, de traducirlos. Hay un gran trabajo que hace Sol con su cuerpo y su voz para darles vida a esas palabras".
Nacidas mayormente en el ambiente del cabaret europeo de la primera mitad del Siglo XX, las obras de Weill llevaron a Gandini a reevaluar su labor interpretativa. "Tuve que volver a repensar la cuestión del toque del piano, del sonido. El piano acompaña mucho todo esto que Sol hace con la voz, entonces estéticamente el sonido del piano no puede ser el mismo que si tocás Mozart o Beethoven. Por momentos acá es más agresivo, acompaña las sensaciones, de la misma manera que ella lo hace con el cuerpo. Técnica y musicalmente tuve que hacer un trabajo especial con el piano", explicó.
Yerutí García Arocena, responsable de la puesta en escena, remarcó ese trabajo realizado por la dupla en su abordaje interpretativo: "Cuando Weill y Brecht trabajaron juntos, el cabaret era el under de la cultura y la política. Esa agresividad que Patricia tiene que poner al momento de tocar tiene que ver no sólo con la agresividad que había dando vueltas en aquel momento, sino que el arte tomó esa agresividad como modo de expresarse. Son canciones que tienen una energía fuerte, hay que tener mucha presencia. Son canciones que interpelan y generan sensaciones encontradas. No es un trabajo liviano".
En ese marco, con su puesta en escena García Arocena busca potenciar los aspectos dramáticos. "Es una puesta simple, contemporánea, minimalista, despojada --explicó la propia responsable del diseño escénico--. Trabajamos mucho con los contrastes de luz, casi como si fuesen cuadros, pinturas. Buscamos poder fragmentar el propio espacio y mostrar fragmentos que tienen que ver con la interpretación de las canciones, con lo gestual. Se trabaja mucho a partir de lo que es el universo femenino. Lo que planteamos es que puede tratarse de la mujer que trabaja la noche en la Posguerra o la que hoy trabaja en la zona de la Terminal. Es un poco esta mujer universal que llora por lo que no tiene, que fantasea, pero que está encerrada en un contexto que la aprisiona. Pero hay destellos que hacen que pueda liberarse, y un poco la puesta pone en juego esa situación".
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