Es una guerrera de algún tiempo salvaje, quizás diminuta, la que cabalga un insecto monstruoso e invita al tercer número de Quimera, antología de historietas que edita Rabdomantes. El dibujante Patricio Delpeche es quien oficia acá de anfitrión de portada, de cara al reparto de artistas (no sólo) rosarinos, que atraviesan las 70 páginas de estos relatos quiméricos.

Es decir, si la quimera es un monstruo compuesto de partes animales diferentes ﷓-león, cabra y dragón, que el dibujante Diego Fiorucci reproduce para el comentario editorial-﷓ también lo serán estas historias, híbridas como están de géneros narrativos, varios y simultáneos.

El fuego lo abre Rosario Nocturno, de César Libardi (guión) y José Ballester (dibujos), desde un panorama apenas futurista, de una raigambre noir que se traduce desde la voz en off del narrador y su recuerdo en forma de racconto. Si los antihéroes del noir son seres vencidos, caídos, acá habrá que esperar el final, junto a una amenaza de seres nocturnos que aportan un tinte fantástico. El mismo Libardi ensaya similar propuesta con Ojo en el cielo, donde los dibujos de Javier Galimany aportan una variación similar, con ambientación futurista y conspirativa.

La ciencia ficción aparece como relato western en Pacífico, donde el oficio de Ariel Grichener permite a los lápices de Nicolás Zuliani alumbrar la historia de un hijo de sheriff en plan vengador: de vuelta en su pueblo natal, Franklin Marshall tendrá que recuperar honra y apellido al enfrentar a los criminales que se han hecho con la estrella de su padre.

Este número de Quimera permite ﷓-como también revista Términus con la notable RIP Van Hellsing-﷓ descubrir otra historia de esa dupla guionista notable que componen los internacionales Enrique Barreiro y Hernán Ferrúa: El mago, con dibujos de Sergio Tarquini, introduce al lector en la Buenos Aires de los años '20, durante una noche de tango y cabaret con Carlos Gardel y, entre la gente, un mago que sabrá meterse donde debe y enfrentar los obstáculos. Barreiro ha dicho de él que es una mezcla de Casanova y James Bond, pero el arrojo galante bebe también de Mandrake, otro señor prestidigitador.

Una sorpresa grata es Pesquisa criminal, relato policial propuesto por Gastón Flores, quien no sólo es impulsor de la revista hermana Términus, sino que luce como uno de los mejores guionistas de la ciudad (y más allá). Flores establece un enigma preciso, de desarrollo meticuloso, con pistas encontradas y el escenario del mundo del espectáculo como tablero. El disparador es una entrevista policial, en la casa de la sospechosa. La resolución tiene vuelta de tuerca, y hace que su dibujante, Pablo De Bonis, tenga aquí uno de sus mejores trabajos: uso del contraste, angulaciones variadas, planos detalles y gestuales, sin estridencias. Una historieta que se disfruta en cada cuadrito.

Finalmente, y con el policial como género que prevalece, Glamour permite una dupla justa entre el guión de Walter Koza -﷓devuelto así a las páginas de una publicación local﷓- y el notable arte de OzoZeth, en un furry que comparte ingenio argumental y gracia gráfica: animalitos caricaturescos, conejita de curvas pronunciadas, rostros expresivos, y páginas de diseño preciso.

Completan el panorama quimérico las portadillas internas, con arte de Juan Vásquez, Francisco Paronzini, Mauro Mussi, Gabriel Antille, Fernando Kern y Renzo Podestá. Más un relato literario compuesto por Ernesto Parrilla (La última ciudad sobre la Tierra) en compañía de una impactante ilustración de Barticevich.