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Sábado, 25 de julio de 2015

CULTURA / ESPECTáCULOS › MUSICA. ENTREVISTA A PABLO DACAL, QUE HOY PRESENTA SU NUEVO DISCO

Canciones destiladas por la alquimia

Con una estadía en Rosario que incluyó su participación en Violeta Plástica y los Killer Burritos, el cantante y compositor construyó un camino personal marcado por una búsqueda amplia en cuanto a estéticas, géneros e instrumentaciones.

 Por Edgardo Pérez Castillo

Pablo Dacal tiene la capacidad de mutar disco a disco y, aún así, nunca perder su esencia. Esa identidad con la que supo impregnar tanto a Violeta Plástica durante su estadía rosarina (a fines de los 90, cuando formó parte también de los Killer Burritos) como a su elogiada Orquesta de Salón. Y así como luego del potente El progreso, de 2011, a principios de 2013 editó El corazón es el lugar con Las guitarras del tiempo, hace apenas unos meses publicó Los caminos en dúo de voz y piano junto a Fer Isella. Siempre movedizo, Dacal hizo del viaje el eje conceptual (y logístico) de Baila sobre fuego, obra que lo devuelve a una formación eléctrica y que, a una semana de su presentación en el Centro Cultural Kirchner, hoy será lanzada en Rosario, con el show que desde las 21 el cantante ofrecerá en McNamara (Tucumán 1016) junto a Nacho García en teclados y sintetizadores, Nati Cabrera en bajo, Julio Sleiman en guitarra y David Fernández en batería.

Registrado en Berlín, Buenos Aires, Madrid y París, Baila sobre fuego vuelve a estar marcado por la amplitud estilística de Dacal, que puede pasar del rock and roll clásico de "Dame más" a la encantadora "Mate de plata" y sus aromas que remiten tanto a los inmigrantes europeos como a los paisajes rioplatenses; del country﷓blues denso de "El peregrino" o "Fin de fiesta" al rapeo en la paródica "Britain blues", donde narra el incidente con los agentes de migraciones ingleses que terminó funcionando como combustión para el proceso creativo de un disco marcado por la itinerancia. Una obra que también se pasea por los climas oníricos de "Baila sobre fuego", por el folk guitarrero de "Todos se ríen de papá" o la cruza entre stoner y jazzera de la instrumental "Espanziral".

Para el músico bonaerense, la diversidad es fruto de una búsqueda artística puesta al servicio de la canción. "Pretendo utilizar los estilos para que las canciones puedan encontrar las herramientas para comunicar éso que tienen para decir --explica a Rosario/12--. Me parece que es la mejor y mayor herencia que nos ha dejado el rock and roll (como uno de los últimos géneros del siglo), esa libertad total. Pero también hay otras fragancias estilísticas que siento se me hacen necesarias para plantear esas ideas y pintar esos mundos. Entonces no siento que este disco dé la espalda a los anteriores, sino que los reúne. Si bien tiene un sonido bastante lisérgico, electroacústico, por momentos rockero, también tiene bastante de música criolla o de una colorística orquestal, pero en un plan más contemporáneo, atonal y extraño, no tan clásico como venía trabajando antes".

- Lo interesante es que hay una unidad estética que atraviesa a toda tu obra, algo difícil de conseguir.

- Me halaga que lo notes. Creo en ese sentido que es como un destilado alquímico: utilizás los géneros, los estilos, lo que podés conocer o desconocer de ellos, y en realidad todo lo que queda, lo residual, lo que no sale dentro del canon, es lo que soy yo. La forma en que los utilizo, quizás errónea, irrespetuosa, o con decisiones particulares... ahí está lo que tiene que ver con mi identidad como compositor.

- Considerando sobre todo que a lo largo de tu carrera pasaste desde grupos muy reducidos hasta formaciones casi orquestales, ¿qué te lleva a definirte por un tipo de formación determinada? ¿Cómo se da el acercamiento a una determinada instrumentación?

- Creo que algunas canciones piden determinados colores. Está en uno dárselos o no, porque uno puede torcer esos destinos tiránicos que las canciones a veces ejercen, o puede ser condescendiente con ellas. Eso es un trabajo del día a día, porque las canciones van cambiando. De hecho ahora, al interpretar lo anterior, lo busco con otra instrumentación y ya la canción se va a otro lugar. Pero al momento de grabar, de dejar algo, me gusta pensar en un bloque con cierta homogeneidad, en un mundo, un universo que genere el disco. Eso es lo que para mí, aún hoy, tiene sentido de seguir haciendo discos: generar mundos posibles, universos que desde sí mismos puedan plantear otra paleta diferente a la que ya conocemos. En realidad no es que vaya variando porque me canse de lo anterior, son curiosidades personales.

- Esa situación pone en juego a las canciones, que deben mostrarse aptas a esas diversas instrumentaciones.

- Sí, cuando las canciones pueden salir de su formato habitual, reinterpretarse, resignificarse en otros ámbitos, creo que muestran un poderío. Y personalmente disfruto mucho al verlas crecer, cambiar, poder darme cuenta que después de años tienen cosas para decir. En otros casos las canciones son insostenibles con el tiempo. Pero algunas canciones, después de muchos años y al reversionarlas, descubro que llegan a un lugar mejor, brillan más que con la tímbrica que tuvieron originalmente.

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El cantante, guitarrista y compositor Pablo Dacal, que regresará a Rosario con nueva obra.
 
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