Patricia Suárez se reconoce como una lectora enloquecida. Lectora enloquecida que, por mediación de Juan Pablo Giordano, ahora también se ha pervertido. "Me compré una lectora Kindle de Amazon, porque me pervirtió Juan y estoy leyendo como loca por ahí", ríe la escritora y dramaturga rosarina responsable de darle forma a La maldecida de Fedra, una relectura sobre la tragedia escrita por Jean Racine que esta noche, a las 21, tendrá su estreno rosarino en La Comedia. "Para mí es un lujo que mi obra se presente ahí. Uno se guía por signos, y pienso que ahí debutó Florencio Sánchez y ahora están haciendo una obra mía... para mí ya está", se entusiasma la autora del unipersonal que llegará a la sala de Mitre y Ricardone con la actuación de Eleonora Wexler y dirección de Marcelo Moncarz.

En esta nueva incursión como dramaturga, la escritora le da protagonismo a Enone, personaje secundario (aunque no menor) del texto de Racine, que se basó a su vez en la tragedia Hipólito, de Eurípides. Así lo explica Suárez: "Soy una lectora desesperada. Y leo con mucha atención a todos los mitos griegos, la cultura griega, desde que tengo 12 años. Y siempre me atrajo escribir sobre éso. Me gusta mucho la visión de los sirvientes, de la gente que no está en las tragedias griegas. Porque la premisa aristotélica es que las tragedias tratan de los nobles y no de la plebe, de la que sí trata la comedia".

En su relectura, la dramaturga rosarina le otorgó protagonismo absoluto a Enone. "En el mito original ella tiene un peso importante, porque es la que trata de convencer a Hipólito de que acceda al amor con Fedra, después le revela a Fedra que se lo ha dicho y Fedra, de la vergüenza, se ahorca. En el mito original es la causante. Y en la vida real está lleno de mujeres que te dicen que hacen estas cosas, entonces me interesaba trabajarlo como que es un delito privado, un desliz menor. El de Fedra fue un pecado de amor. Y, por otro lado, buscaba contar la vida de lo que podía ser una mujer de esa época, que no es una ciudadana. Y que aún al estar al servicio de los reyes, algo que podría pensarse como un lugar de privilegio o de mayor confort, la realidad es que era una esclava y la madre la había vendido cuando era muy chiquita. Y ella se pregunta por qué", detalla Suárez.

Ya bajo la dirección de Moncarz, y en la piel de Wexler, el personaje cobró matices que sorprendieron a la propia autora: "Hay algo que yo no veía mientras la escribí, pero cuando la vi a Eleonora me encontré con que el personaje es como una chica de la calle, una chica a la que su madre la mandó para zafar del hambre. Entonces ella se pregunta de qué la salvaron, se pregunta si realmente la querían. Cuando uno escribe no lo hace con la conciencia total y, además, el rol del artista en el teatro es aportar su propia mirada, entonces aparecen cosas que son totalmente ajenas a tu visión, o que están fuera de tu universo". De este modo, con esta puesta se pone en evidencia la universalidad de la tragedia mientras que, en paralelo y a partir de la interpretación de Wexler, queda también en evidencia la preeminencia de modelos de exclusión que siguen regulando al mundo moderno.

De este modo, con La maldecida de Fedra, Suárez alimenta un repertorio teatral que en pocas semanas más sumará un nuevo título: una "comedia hilarante" que estará protagonizada por Juan Abdo y Liliana Gioia. El próximo viernes 16, en tanto, volverá a reunirse con Juan Pablo Giordano para dictar un taller de escritura de ficción dramática en Casa Arijón. Y, mientras tanto, buscará reencontrarse con la escritura de narrativa. "Pero ahora me resulta mucho más difícil que antes, porque estás muy solo, no hay un director que lee después, no hay actores que opinan", confiesa con su mirada de dramaturga, y concluye: "Empecé a escribir teatro a raíz de un taller que Kartún fue a dar a la Escuela Provincial de Teatro en Rosario. Me pasé el 2001 aprendiendo a escribir teatro y debuté en 2002. Creo que fue una manera de no sentirme tan sola como artista en ese momento, en una Argentina devastada".