En su tema "Los Fantasmas del Roxy"; Serrat cuenta una historia de apariciones de estrellas del cine universal que a la manera de fantasmas se filtran a través de las asépticas paredes vidriadas de una sucursal bancaria que pasó a ocupar las instalaciones de una popular sala cinematográfica de su infancia. Las historias de demoliciones de lugares que deberían ser considerados sagrados para la cultura de la cada vez más lábil "aldea global"; retornan con obstinada intensidad en tiempos donde los espacios urbanos parecieran quedar a merced de la voracidad privada. Como lo habíamos anunciado ya hace algún tiempo desde las páginas de Rosario/12, la pequeña Sala de teatro La Morada de calle Buenos Aires 990 acaba de cerrar sus puertas para tranquilidad de los prósperos vecinos de una ciudad pujante que anhelan transformar cuanto antes ese "excéntrico reducto" en una morada mucho más adecuada a los tiempos que corren.

Sea cual fuere el destino de el terreno que durante más de 6 años convocó a una gran cantidad de artistas de la ciudad de Rosario que no sólo brindaron sus espectáculos sino que dictaron cursos y talleres para la iniciación teatral, la danza y la expresión artística; la cultura local pierde un bastión que será difícil recuperar.

Mucho antes de que los integrantes del Grupo "Esse Est Percipi", se instalaran en el lugar y le dieran el nombre que lleva actualmente; el predio era uno de los tantos caserones antiguos que fueron adaptados para el teatro, en este caso por la gente del Rayo Misterioso que también deberá abandonar su sala antes de fin de año.

Esa obstinación por algunos teatreros de conservar y readaptar espacios inutilizados por sus dueños puede remontarse a los años de gloria del teatro independiente rosarino, donde muchos de sus integrantes dejaron sus ahorros y gran parte de sus esfuerzos para dotar a una ciudad de espacios culturales de los cuales no se conserva en la actualidad ninguno.

Como si esto fuese parte del argumento de algunas de las famosas "tragedias malditas" que rodean el imaginario de la gente de teatro; la historia vuelve a repetirse más allá de las refundaciones de la mítica ciudad de Rosario que hoy para muchos intenta posicionarse en el podio de las grandes capitales de la cultura del mundo.

Risario, una revista de humor rosarino, obviamente ya desaparecida, había acuñado como una de sus frases premonitorias la irónica frase "¡Ríase, ser rosarino es un chiste del destino!", como para aliviar las tensiones del perpetuo destierro de los artistas locales.

No podemos olvidar que esta sala se hizo célebre a nivel nacional gracias a un deplorable episodio del que hicimos mención en este diario, en agosto del 2002: "El viernes 30 de agosto en momentos en que la actriz Flavia Laveggi, se preparaba para salir a escena fue interceptada por un comando policial de la seccional 1ª que le impidió realizar su trabajo. Previamente y con una orden de allanamiento, los efectivos procedieron a allanar la sala que contaba con la habilitación municipal en regla; debido a las denuncias por ruidos molestos realizadas por un vecino".

Haciendo un paralelismo con ciertos aspectos de la obra de Ricardo Monti y la actitud de la ciudadanía frente a este atropello, este cronista reflexionaba en aquella oportunidad, algo que vendría bien recordar en estos momentos: "Quizás para algunos ciudadanos respetables, esta sala de La Morada como otras donde se produce teatro en forma independiente pueda resultar otra forma de mestizaje de la cultura oficial. Un mestizaje que degrade el concepto del espectáculo renombrado, casi siempre avalado por suntuosas salas solventadas por empresarios particulares donde generalmente se representan obras reconocidas que gozan de la taquilla y el respeto de los vecinos lindantes".

Por todo esto, hoy esta página dedicada preferentemente a la crítica teatral, rinde un merecido homenaje a los responsables de un espacio que abrió sus puertas a muchos teatreros de la ciudad. Es muy probable que en poco tiempo, los vecinos comiencen a experimentar insólitas apariciones.