Hace algunos años, las calles y plazas de Rosario, se vieron sorprendidas por una funambulesca figura que se desplazaba con sus criaturas amorosamente diseñadas por su propia imaginación y que hacían las delicias de los ocasionales transeúntes o de aquellos que comenzaron a seguirle el rastro.

Inclasificable y tan libre como sus creaciones, el dúctil marionetista Ruben Orsini se fue adueñando de esos espacios, mientras combinaba el armado de muñecos con residuos y material descartable con su profesión de cerrajero.

Nómade empedernido, combinaba sus presentaciones en Rosario con algunos cruces al Viejo Mundo, hasta que fue siendo reconocido en esos lares y llegó el momento de pensar en subir sus muñecos a un escenario.

Durante lo que resta de febrero y principios de marzo, el talentoso Orsini acaba de ser invitado nuevamente al prestigioso Centro Cultural de la Cooperación, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde se presentará los sábados con dos de sus últimos trabajos: Ausencia en el Aire y Marionetas, en el marco del 7º Ciclo Teatro de Títeres y objetos.

A la hora de evaluar su recorrido como autor, director, constructor y manipulador de objetos, Orsini confesó a Rosario/12 que esta ciudad fue fundamental en su crecimiento como creador.

"Rosario siempre me acompañó, siento que en la ciudad puedo realizar realmente mis ideas de trabajo, lo que creo lo estreno en Rosario, en los últimos trabajos me sentí muy agradecido con las manifestaciones de la gente", dice Orsini.

Allá por 1997 apareció por primera vez en las calles de Rosario y tres años más tarde viajó a Europa, yendo con sus marionetas a ciudades de España, Francia, Italia y Suiza, lugares que sigue visitando, intercambiando funciones en festivales tanto nacionales como internacionales, donde es un invitado de lujo.

Cuando encontré por primera vez a este creador, agitando los hilos de su entrañable Mono Roberto, se me ocurrió parangonar su actividad creativa con tantos seres que revuelven los desperdicios urbanos, en busca de aliviar su hambre. Orsini buscaba reciclar lo que otros consideraban inútil para transformarlo en objeto artístico, buscando saciar otras necesidades.

--Ha corrido mucha agua bajo el puente desde tu primer espectáculo, ¿cómo evaluas los resultados de esta última etapa?

--Noto que el trabajo se fue afianzando progresivamente, en los comienzos era todo muy directo con el público. Me ha servido mucho esa forma de desarrollar la actividad, fue una investigación diaria, años de permanente desafíos. Con el tiempo, y otro tipo de exposición más cuidada, pude ir alcanzando ideas más metafóricas, pudiendo elaborar otro tipo de investigación diaria, todo esto se fue desarrollando lentamente, encontrando mi forma de hacer en escena.

--¿Cómo se produce este desembarco tuyo en el Floreal Gorini?

--La funciones surgieron porque en el comienzo del año pasado estrenamos Ausencia en el Aire, en Buenos Aires, con una muy buena respuesta del público, pero sucedió que tuvimos que interrumpir el Ciclo para seguir el itinerario de funciones que teníamos pactado en gira y decidimos volver este año, sumando la obra anterior también, para aquellos que nos decían que no la habían visto y así aumentamos el número de representaciones.

Orsini tiene previsto volver a presentarse en Rosario en mayo, en la Sala Arteón. "Este año se presenta muy interesante, porque hay muchos lugares donde vamos a presentar los espectáculos que son nuevos para nosotros; además estoy creando y dirigiendo una nueva producción que realizo con actores, experimentando con ellos una inédita propuesta que amplía mucho la forma de hacer mi teatro; también tengo pactado unos seminarios de manipulación de objetos que voy a dictar y que hace mucho vengo postergando por las giras pero este año quiero hacerlo", afirma.

Es una buena oportunidad para aquellos rosarinos que no pudieron ver las impactantes Ausencia en el Aire y Marionetas se den una vuelta uno de estos sábados por el porteño teatro de Corrientes al 1500.