CULTURA / ESPECTáCULOS › PLASTICA. FILIACIóN, DE AUGUSTO Y LEóN FERRARI, LLEGó AL CCPE.
La vasta exposición itinerante presenta un espectacular contrapunto de fotografías, esculturas y obras varias de los dos artistas fallecidos: León, el hijo, reconocido internacionalmente; Augusto, el padre, rescatado del olvido por su familia.
› Por Beatriz Vignoli
El viernes pasado, con una fuerte presencia de familiares de ambos artistas, llegó al Centro Cultural Parque de España de Rosario (Sarmiento y el río) la muestra Filiación, de Augusto y León Ferrari. "Estoy reconstruyendo la familia", dijo el viernes Susana Ferrari (hija de Augusto y hermana de León), mientras presentaba a la hija mayor de León, Marialí; a Pablo, hijo de León; a las tres nietas del artista: Ana, Julieta y Paloma, y a la viuda de León, Alicia (quien se presentó a sí misma diciendo con una sonrisa: "Yo soy la leona"). Un hijo de León, Ariel, secuestrado por la dictadura, sigue desaparecido.
Los hipnóticos sonidos provenientes del patio de los cipreses, extraídos por un conjunto de músicos de las esculturas de varillas que León Ferrari realizó en su exilio brasileño y que tituló Berimbau (1978), aportaban un clima muy acorde con uno de los temas dominantes: la arquitectura religiosa de Augusto Ferrari, padre de León. En la intemperie aún tibia de fines del verano, los artistas gráficos del proyecto Estampida (una rama de la Fundación Augusto y León Ferrari) estampaban imágenes gratis para el público en todo tipo de soportes. Esa música parecía brotar de los Músicos (2008), esculturas de León en poliuretano expandido que rodean un boceto fotográfico de Augusto sobre el mismo tema. Flores, calaveras, mujeres y cristos se presentan bajo la mirada de uno y otro: ambas, excéntricas, cada cual a su modo.
Producida por la Fundación Augusto y León Ferrari Arte y Acervo (FALFAA), con curaduría de la Fundación y de Marcela López Sastre, la vasta exposición itinerante presenta un espectacular contrapunto de fotografías, esculturas, objetos, planos, dibujos y pinturas por los dos artistas fallecidos: uno, el hijo, vanguardista con reconocimiento internacional; otro, el padre, rescatado del olvido por su familia.
Filiación comenzó su recorrido por el país el año pasado, primero en Salta y luego en Misiones, con el apoyo del Ministerio de Cultura de la Nación, del Centro Cultural Kirchner y de instituciones oficiales de ambas localidades. Se incluyen obras de la colección del Museo Castagnino+MACRO, además del legado familiar. Gabriela Baldomá restauró en Salta la obra de Augusto, mientras que la reconstrucción de una polémica pieza de León (La civilización occidental y cristiana, 1965) estuvo a cargo de su colaborador dilecto, el artista Yaya Firpo.
Los Ferrari militan la obra de su linaje de artistas desde hace más de cien años. Fue allá por el centenario de la Revolución de Mayo cuando la entonces popular práctica de los "panoramas" trajo a la Argentina al pintor y arquitecto piamontés Augusto César Ferrari, discípulo y colaborador de Giacomo Grosso en el Panorama de la Batalla de Maipú, que se expuso en Buenos Aires durante los festejos de 1910. Augusto no conservó ese original, pero sí se exhibe en escala reducida (igualmente es inmensa) otra muy dramática, realizada a partir del año anterior por el mismo equipo. Al igual que otros panoramas, Messina Distrutta (Messina destruida) era una tela de 15 metros de alto y 124 de largo que se exhibía en un pabellón construido especialmente, el cual ofrecía a los espectadores una vista en redondo de 360º desde una plataforma central. Registra con trágicos detalles los daños causados por el terremoto del 28 de diciembre de 1908 en la ciudad italiana de Messina. Contó Susana Ferrari que el comitente, la sociedad Cine Films de Turín, envió a su padre a Messina a sacar fotos de la ciudad; él llegó el 30 de diciembre y registró el momento en que marineros rusos hicieron el primer rescate de sobrevivientes. Sobre una cuadrícula de esas fotos se pintó la tela. Se presentó en Turín, en el Parque del Valentino, en el verano boreal de 1910. Un recorte de prensa de la época elogia la "maestría y eficacia" del pintor. "La gente de Messina fue a ver la inauguración del panorama. Había gente que lloraba y decía: 'Esta es mi casa, esta es mi silla'", relató Susana Ferrari.
Aquella visión total ofrecía una inmersión como la que busca desde 1895 el cine. El pintor realista del siglo XIX era quien lo había visto todo y lo mostraba a un público ávido de representaciones que creía idénticas a la realidad. Las revistas de actualidad con fotografías impresas mataron al "panorama", no sin antes permitir que Augusto alimentara a su familia gracias a una Batalla de Salta que le comisionó el presidente argentino Victorino de la Plaza, salteño, para los festejos de su centenario en 1913. Marcela López Sastre contó esto el viernes y señaló: "Yo trabajo en la que fue la casa de Victorino de la Plaza. Todas las obras de Augusto (Ferrari) se restauraron ahí".
Mujer e hijos acompañaron a Augusto en el proyecto, construcción y decoración de la basílica de los Capuchinos, considerada una de las maravillas artificiales de la ciudad de Córdoba. Parientes, obreros y mendigos encontrados posaron para las escenas bíblicas con las que él remozó y pintó íntegramente el interior de San Miguel Arcángel, en Mitre y Suipacha, ciudad de Buenos Aires. Un crítico de la época acusó a la obra de "pecado de vanidad"; casi un elogio al lado del epíteto de "blasfemia" que en 2004 le enrostró a la muestra retrospectiva de León en el Centro Cultural Recoleta el actual Papa (entonces, cardenal Bergoglio), quien sin embargo (dijo Susana) admira la iglesia de San Miguel. Filiación puede visitarse hasta el 24 de abril, de martes a domingos, de 15 a 20. Visitas guiadas a [email protected].
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