Mié 09.03.2016
rosario

CULTURA / ESPECTáCULOS › LITERATURA. LA PERTENENCIA, RELATOS AUTOBIOGRáFICOS DE LEANDRO GABILONDO.

Vida de un escritor chabón

Nacido en Arrecifes, el escritor llegará este viernes a Rosario para acompañar el lanzamiento de su libro por la editorial independiente Espiral Calipso. La obra se deja leer como una novela de iniciación, que recorre los orígenes.

› Por Beatriz Vignoli

CAOS son las siglas del Club Atlético Obras Sanitarias de Arrecifes, una localidad de la provincia de Buenos Aires surcada por un río del mismo nombre que según el historiador del lugar se lo debe al despiste de los exploradores españoles, quienes se dirigían a los arrecifes de coral del Pacífico por el "Camino de los Arrecifes". La trivia toponímica no figura en La pertenencia, el libro de relatos autobiográficos que Leandro Gabilondo (Arrecifes, 1985) presenta el viernes a las 20 en Oui (Mendoza y Sarmiento, Rosario).

Al igual que sus tres libros anteriores, La pertenencia se publicó por la editorial independiente rosarina Espiral Calipso, centrada en literatura contemporánea regional de autores jóvenes, creada y sostenida por dos mujeres poetas de Letras: Maia Morosano y Rocío Muñoz. Morosano codirige con Muñoz desde 2008 este sello que difundió notables primeros libros de poesía del periodista rafaelino Francisco Marzioni o de la cuentista sunchalense Carina Radilov Chirov. También editó a dramaturgas, siendo pionera con tres obras de Tania Scaglione; este año saldrá una pieza teatral de Carla Saccani.

Conjunto coherente de relatos que son también capítulos de un mismo relato largo, La pertenencia se deja leer como una novela de iniciación, que recorre los orígenes: el nacimiento, la familia, el pueblo, la clase social, la música popular (con el típico conflicto entre el rock y la cumbia), la vida de migrante estudiantil en las dos ciudades donde ha vivido (Rosario y CABA) y el lento fogueo como escritor, con algunos hitos: "mi primer poemario, Delivery con lluvia"; "Zapatillas con luces, poema al que le escribí el primer verso mientras pasaba por Plaza Miserere, arriba del 115", y al fin: "El 15 de noviembre de 2014, leí mis poemas en el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti". Para sus editoras no tiene más que palabras de amor, lo mismo que para sus bandas y solistas preferidas (Gilda, El mató a un policía motorizado) o para su club. Cuenta Gabilondo en el libro que el escudo azulgrana del CAOS, donde su padre jugó y fue director técnico, lleva en blanco en su centro la silueta del tanque de agua del club. Esta puede verse en la foto de tapa del libro en versión romántica crepuscular; también figura en el bello booktrailer.

"Gabilondo es un escritor de imágenes, de flashes, él trabaja la imagen y las nuevas tecnologías, la imagen poética de él está cargada de eso", definió Morosano. "Trabaja el fútbol y temas por los que la juventud de ahora se siente interpelada; se da en escuelas", contó.

"Sentí que la vida era un flipper tildado que no paraba de sonar"; "Miraba por la ventanilla y veía un paisaje muy parecido al fondo de pantalla predeterminado de Windows 98", escribe Gabilondo. Y también: "Fiera, Máquina, Mi Vida, Loquito, Bestia, Locazo, Mostro, Titán". Con un oído atento al decir popular, en un tono cargado de afecto fraterno, Gabilondo colecciona coloquialismos para construir una voz plebeya y apasionada que arma su propia ley. "Suena" como una versión en argento de Holden Caulfield, héroe del libro que el autor y narrador le regala a su hermana menor: El guardián entre el centeno, de J. D. Salinger. Su estilo de realismo chabón (hoy muy en boga) lo emparienta con los otros nietos argentos de Holden: Leo Oyola, Rodolfo Edwards, Mariano Blatt, Santiago Vega y Fabián Casas, fútbol incluido.

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