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Miércoles, 20 de abril de 2016

CULTURA / ESPECTáCULOS › ALICIA KOZAMEH PRESENTARá BRUNO REGRESA DESCALZO

Belleza vanguardista y dolorosa violencia

Martín Pietelli tiene 65 años. Fue preso político en la cárcel de Caseros durante la última dictadura cívico-militar. Fue torturado pero no delató a nadie. Antes, a los 20 años, militó en la izquierda con varios nombres de guerra. Para algunos era el compañero Bruno; para otros, el compañero Dago o el compañero Quique. Fue liberado, estuvo en libertad vigilada y pudo finalmente exiliarse a Roma. Allí lo esperaban, entre otros compañeros militantes, su esposa Consuelo y su amigo de toda la vida, Gustavo. Luego llegó Pelusa, la compañera de Gustavo, que había estado presa por motivos políticos en Villa Devoto. En Europa se dedicaron los cuatro a luchar por los compañeros presos o perseguidos que quedaban en el país. Ya en democracia, volvieron a Buenos Aires con el Fede, hijo de Pelusa y Gustavo, que se separaron.

Martín se enoja cuando le cuentan la historia de su generación con eufemismos del enemigo. Insiste siempre en "que no se puede hablar de derrota, que no se puede hablar de víctimas, que no se puede hablar de sobrevivientes, que no debiera hablarse de desaparecidos". "No hay personas desaparecidas", dice. "Los que fueron desaparecidos por los asesinos son los cadáveres de los que fueron asesinados. No los que fueron asesinados. Las personas fueron matadas. Sus vidas no se esfumaron por obra de ningún acto de magia. Son sus cuerpos los que no están a la vista. Fueron quemados. Fueron tirados al mar. Fueron enterrados en fosas comunes. Dejémonos de disfraces. Han sucedido demasiadas cosas", dice Martín. Según quien, pese a las cuales, "tenemos que poder vivir. No poder sobrevivir, sino vivir. Vivir".

Pero Martín Pietelli no existe. Es decir, no existe fuera de las casi 400 páginas que componen Bruno regresa descalzo. Ese es el título de la novela que la narradora, exiliada y ex presa política rosarina Alicia Kozameh publicó por la editorial cordobesa Alción y viene a presentar a la ciudad pasado mañana, a las 18, en la sala de lectura de la Biblioteca Argentina (Presidente Roca 731), junto a Carlos Del Frade, Juan Maldonado y esta cronista.

"Este libro es mi homenaje a todos mis compañeros ex-presos", cuenta la autora. "Entré en la cabeza y en las emociones del personaje principal tan profundamente como pude. Me tomó cuatro años escribirla, y no sólo no fue fácil desde el punto de vista emocional sino que por lo menos dos veces estuve decidida a abandonarla, pero siempre llegó al rescate un viejo amigo que no podía imaginarse que no la terminara. Llegué al final drenada, algo así como cortada por la mitad. Ahora estoy en ese período de recuperación lenta. Voy a la universidad dos días a la semana, doy mis clases y vuelvo a casa a descansar, dormir, pensar en nuevos proyectos, sin haberme en absoluto despegado de éste. Cada vez que me acuerdo de que terminé este libro se me cierra la garganta y lloro la dificultad, el desgarre del despegue", evoca.

La escritura no lineal, la prosa intensamente poética, el dominio de la corriente de conciencia y el uso del lenguaje coloquial rioplatense son valores que aparecen también en las novelas anteriores de Kozameh, como Natatio Aeterna y Emi Furtado no ha dejado de correr. La autora se da todos los lujos modernistas imaginables: se toma 160 páginas para hacer que el protagonista se levante del piso. Martín se ha pasado todo ese tramo de la novela acostado en el duro parquet de madera de su dormitorio, como si fuese una celda de castigo, rumiando una culpa secreta que no soltará hasta que llegue Gustavo al rescate.

En Bruno regresa descalzo se suceden pasajes líricos de belleza vanguardista y testimonios de violencia que duelen en el cuerpo. La retórica de la militancia retorna del olvido para aludir con cómica grandilocuencia a las miserias cotidianas de la tercera edad. Un final a toda orquesta, precedido de fugas ejemplares, convoca a una liturgia secular que saca al relato del ámbito de la literatura como arte y lo pone en el centro del presente político argentino, con un mensaje urgente y un llamado a la praxis cargado de esperanza y oportunidad.

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