"Nada más que hablar del proyecto, y por algunas imágenes que hay en Youtube de una actuación en teatro, ya hemos tenido propuestas de distintos lugares para ir a tocar", distingue Jairo con un entusiasmo envidiable. Es que, con el respaldo dado por su vastísima trayectoria, el cantante se ha lanzado a un proyecto que lo coloca en una situación de desafío y descubrimiento. El espectáculo en cuestión lleva por título Jazziro y va más allá de la sugerencia implícita en el juego de palabras, porque al abordaje de raigambre jazzera dado por la presencia del talentoso pianista francés Baptiste Trotignon y el contrabajista cordobés (radicado en Italia) Carlos "Tero" Buschini se suma el universo particular de la canción francesa, eje del repertorio, y la mirada del percusionista cordobés Minino Garay, que presta su personal concepción de fusión. Sobrevolándolo todo, Jairo le pone voz a piezas emblemáticas de la chanson, en una propuesta que esta noche (a las 21.30 en el Auditorio Fundación, Mitre 754) tendrá su primera presentación en Rosario.

Impulsada por Garay y Trotignon, la propuesta atrapó a Jairo, admirador de la canción francesa que, por primera vez, se pone en rol de crooner para interactuar en clave jazzera con sus compañeros. Y es ése lenguaje, el del jazz, el que hace posible la convivencia de los universos personales del cuarteto. "Nunca mejor dicho: esto es fusión --remarca Jairo en diálogo con Rosario/12--. Porque está el aporte de la canción francesa, que es muy especial, una cosa prodigiosa por lo que representan todas esas canciones como género, y a éso se añade el universo jazzero de Trotignon, considerado por la crítica especializada como el mejor pianista de jazz de su generación. El Tero Buschini es un bajista tremendo, tiene su grupo de jazz en Italia y trabaja en todo el mundo. Y después Minino tiene su propio universo, que se nutre de nuestras raíces. El, que es un gran baterista y un enorme percusionista, de repente te mete en ambiente, de repente estás cantando una canción, arranca el estribillo y escuchás que atrás empieza a sonar un bombo en tiempo de zamba, entonces a vos mismo te sorprende y te dejás llevar por eso. Cantás siempre distinto".

Registrado en estudio "en condiciones inmejorables", Jazziro es también un disco que se editará en Francia en octubre. Mientras tanto, la versión en vivo agrega obras argentinas al repertorio central: once canciones de una decena de autores clave de la canción francesa, que incluye a "la Santísima Trinidad" (Georges Brassens, Jacques Brel y Leo Ferré) junto a Edith Piaf, Charles Aznavour, Serge Gainsbourg y Henri Salvador, entre otros. Y aún cuando las obras lejos están de resultarle ajena --"Son canciones que conozco mucho, que quiero mucho, mi vínculo con Francia está puesto en juego ahí"--, para Jairo lo novedoso está dado por el particular abordaje.

"He escuchado mucha música para hacer este trabajo, escuché muchos cantantes de jazz --admite--. En realidad el fraseo es muy natural. Lo que tiene es una tremenda afinación, una gran cantidad de matices en las voces, que es fantástico. La voz es como un instrumento, más allá de los sentimientos. Es una cosa muy musical. Nosotros tratamos de recrear eso, nos ponemos en el lugar de la gente, pensamos en lo que está recibiendo. Hay que transmitir mucho esa sensación de que estás haciendo algo que te gusta mucho y que querés compartir. Esa es la dificultad mayor, y tratamos de hacerlo".

En ese contexto, Jairo aclara: "De todas maneras trato de cantar como canto yo, no es que voy a hacerlo muy distinto. Se trata de que todos aportemos cosas. Y ellos confían en mí por eso, de hecho la idea fue de Minino Garay, que vino a buscarme para hacerlo. Es una propuesta para hacerla sí o sí, porque me mete en un universo que no había tenido la posibilidad de transitar. Es bueno para un artista no quedarse encasillado. Aborrezco la rutina, así que hacer esto me viene como anillo al dedo".

Las funciones realizadas por el cuarteto hasta el momento han probado que la fórmula no sólo es efectiva, sino también cautivante. "Las reacciones del público son maravillosas. Desde el primer momento, cuando se presenta un tema instrumental de un músico cordobés, la gente entra en ese universo y no sale más. De hecho no me piden ninguna canción de mi repertorio", remarca el cantante, cuyo desempeño deslumbra no sólo a los espectadores, sino además a sus propios compañeros: "El otro día, en Mar del Plata, estaba cantando 'Ne me quitte pas', que es como un himno en Francia, la canción más famosa de Jacques Brel, que es el artista más admirado en Francia. En un momento entonces nos quedamos con Trotignon los dos solos, empecé a frasear cosas a mi manera, y cuando terminamos la canción hubo un aplauso larguísimo, tanto que Trotignon se tuvo que levantar, vino al lado mío y nos pusimos a hablar entre nosotros mientras la gente aplaudía. Y Baptiste me dijo: 'Jairo, qué bueno el fraseo, ahí te sentías bien, estabas en tu universo y yo me metí. Fue muy bonito para mí'. Y, de repente, me dijo: '¡Estás en plena forma!' (risas). Es increíble cómo toca Baptiste, cómo te lleva a distintos lugares. Es un virtuoso, toca con una libertad que asombra. Tenés que estar muy concentrado para no dejarte atrapar por éso".