Argentina, 2006

Dirección: Ulises Rosell.

Intérpretes: Cecilia Roth, María Fernanda Callejón, Martín Piroyansky.

Puntos: 6 (seis)

El regreso de Peter Cascada

Argentina, 2006

Dirección: Néstor Montalbano.

Intérpretes: Horacio Fontova, Rubén Stella, Mabel Manzotti, Mausi Martínez.

Puntos: 5 (cinco)

De los dos estrenos argentinos, en la cartelera reciente, el que más sobresale es Sofacama, film dirigido por Ulises Rosell (El descanso, Bonanza). Sofacama se construye desde la realidad de una familia de clase media, con un padre ausente, y una madre (Cecilia Roth) que sobrelleva las penurias económicas. Una amiga (María Fernanda Callejón) se hospeda allí durante unos días y hace del sofá del living su lugar de descanso y de fantasía para el hijo adolescente del grupo familiar.

Mientras pasan los días, la huésped ocupará un lugar mayor que, progresivamente, alterará el usual equilibrio de la familia, repleta de comportamientos histéricos entre los hermanos y la propia madre. En la misma casa, de hecho, no existe un orden muy claro, se juega a la pelota donde no se debe, la ropa se amontona, los platos no se lavan, los muebles no tienen un lugar fijo. Sin embargo, este pequeño universo tiene sus reglas. Y la visitante, por intrusa, los altera.

Sofacama, de todos modos, se concibe desde una narrativa casi televisiva, con escenas de fácil comprensión y lectura. Y, tal vez, quede a medio camino con su propuesta temática.

Y si de lenguaje televisivo se trata, El regreso de Peter Cascada recurre a ese micromundo que su director, Néstor Montalbano, ya hubo de plantear con Soy tu aventura, film protagonizado por Diego Capusotto y Luis Luque. En el caso de Peter Cascada, el actor -y músico- en cuestión es Horacio Fontova, quien compone a un artista de dilatada trayectoria que vuelve a su pueblo natal para la fiesta de los cien años del club. Los cambios con los que se encuentra, tras sus veinte años de ausencia, le supondrán una crisis que, a la manera de un Sandro de pacotilla, tratará de superar.

Sin más ingenio que el que suponen algunas situaciones o caracterizaciones, Peter Cascada es un film pobremente kitsch, de pretensiones discursivas discordantes con el discurso fílmico elegido. Por momentos, pareciera que se asiste a la tradicional sucesión de sketches televisivos.