Mañana es día de Rosario y Cine El Cairo celebra sus siete años con producciones de la ciudad. A partir de las 14, y con entrada libre y gratuita, el ciclo Rosario al día proyectará los largometrajes animados Guía de Rosario Misteriosa y El viaje de Gaia, con dirección de Pablo Rodríguez Jáuregui; la serie web Postres (a las 16.30); el proyecto transmedia Tras los pasos de El Hombre Bestia, de Fernando Irigaray (a las 18); dos capítulos de la serie Militantes: Rosariazo, de Francisco Matiozzi (a las 19); La arquitectura del crimen, de Federico Actis (a las 20); para finalizar con el largometraje Felicidades (2000), de Lucho Bender, a las 22.

De lo referido la novedad la constituye Postres, y es toda una primicia, ya que es una de las dos series web (la otra es Pasantes, de Sergio Hetrea) que gana dicha categoría por primera vez, dentro de la convocatoria Espacio Santafesino 2015, organizada por el Ministerio de Innovación y Cultura de la provincia.

Postres cuenta con producción de Prometeo Contenidos Audiovisuales y dirección de Nicolás Méndez. Son seis episodios, en donde el reparto varía de personajes en función de la premisa del título: postres como leit motiv, entre atracones y alegorías. A la manera de un "cocktail de comedia negra, algo trash y con toques de suspenso", según Esteban Trivisonno, asistente del director e integrante de Prometeo.

El cast no puede ser mejor. Ahí va: Susana Alaminos, Héctor Ansaldi, Manuel Baella, Lala Brillos, Raúl Calandra, Santiago D'agostino , Griselda De Lorenzi, Alejandro Ghirlanda, Liliana Gioia, Luciano Matricardi, Manuel Melgar, Soledad Palomeque y Julieta Sciasci.

Y de acuerdo con el episodio que el cronista pudo ver, el resultado es hilarante, desfachatado. Se trata del capítulo 5, se titula 80 golpes, con Liliana Gioia en plan gurú de la femineidad y maravillosidad (sic), que se jacta de que a "este curso lo hace el linaje de mujeres de toda la cúpula de la policía federal".

Efectivamente, el "curso" consta de una mesa de té donde las asistentes se disponen a recibir enseñanzas útiles, que las predispongan a una mejor aceptación social (no ser violadas, por ejemplo), con el deseo puesto en otros pero canalizado a una sumisión atenta a sus maridos. La Gioia se lo pasa en grande, mientras se llena de energía con los brazos abiertos, imparte lecciones (sobre política y café), estimula cotorritas para el tucán (uno de los momentos más imprevistos), y castiga furibundamente los equívocos.

Lo que se desprende es una mirada ácida, que no se priva de incorrecciones: "Ni uno menos", se lee en una de las pancartas educativas; "sal gruesa, fierro caliente y buena onda", como fórmula para no ser arrastrada al infierno; y una travesti de nombre Simona (Manuel Melgar) que tiene la cabeza tan hueca como su madre.

El desparpajo es festivo, de colores chicle, como si fuese una torta de casamiento comida por muñecas viejas. La única que se muestra a disgusto es la que quiere el certificado del curso para cobrar unos mangos y zafar de la ruina económica, debido a prácticas malsanas entre su familia y los milicos. En suma, una especie de té canasta lisérgico, pero con la astucia suficiente como para decir mucho más que lo que parece. Habrá que seguirle el camino a Nicolás Méndez; hay ritmo eficaz, gracia e ironía en su trabajo.

Los otros cinco capítulos, a verlos mañana al cine. O en la web, cuando se estrenen.