Idéntico al clima caótico que suele impregnar las siempre desvirtuadas conferencias de prensa en Rosario, esta vez la aparición de León Gieco en el primer piso del teatro Broadway ganó en emotividad a partir de, precisamente, la presencia de más de medio centenar de personas provenientes de rubros tan diversos como la política, la militancia social y, claro, el periodismo. Porque sacando provecho del perfil comprometido del rosquinense, y considerando además la vinculación del autor con la causa de Pocho Leprati, la reunión sirvió para realzar el reclamo de los familiares de las víctimas santafesinas del 19 y 20 de diciembre, para cristalizar la incansable labor del padre Edgardo Montaldo en barrio Ludueña y, obviamente, para que el artista se refiriera a su última obra --Por favor, perdón y gracias--, ésa que esta noche a las 21 volverá a recorrer en la sala de San Lorenzo 1223.

Inaugurada con el anuncio del inminente lanzamiento del proyecto "Vivir es una enseñanza" --el cual es impulsado por el concejal Nire Roldán y que tendrá su presentación el próximo lunes a las 11 en el Concejo Municipal--, el encuentro entre Gieco y su diverso auditorio ratificó el grado de compromiso que el músico sostiene no sólo desde su labor artística sino también cotidiana. En ese sentido, el rosquinense fue preciso cuando aclaró: "Siempre hice canciones que están relacionadas con lo social, desde mi primer tema Hombres de hierro, que está dedicado a la revuelta popular del `72 en donde murieron ocho mendocinos. La poesía social es una temática que me acompaña desde siempre. Es más, no haría otra cosa, no me dedicaría a cantar cualquier canción liviana. Uno va progresando, viendo lo que va pasando y componiendo canciones para la memoria, que es lo que me moviliza".

En ese contexto, Gieco se reconoció como parte de una minoría que cree en el accionar diario como motor de cambio. "La gente que lucha en este país, la que tiene la conciencia de luchar, es muy poca. Los que en realidad quieren, y creen, que esto algún día va a cambiar somos muy pocos. Yo ya marqué unas cifras en Los salieris de Charly, en las cuales creo no haberme equivocado: el 1 por ciento quiere esto torcer, el 9 por ciento tiene el poder, de los que quedan el 50 sólo come y el resto se muere sin saber por qué", dijo, y agregó: "Esto lo escribí en el `92 y son las cifras que creo se manejan hoy en el país. Siempre hay un uno por ciento que se manifiesta a favor de los trabajadores sociales como Pocho Lepratti, en contra de las dictaduras, a favor de los juicios a los dictadores, de los sin tierra en Santiago del Estero, en contra de las minas de Esquel o a favor de las fábricas recuperadas. Es un escaso grupo de gente, y yo le vendo discos a esa gente, por eso no vendo tanto. Siempre estamos discutiendo cuánto dinero nos van a dar para el próximo disco, y yo ya tengo 35 años de carrera".

Firme para evitar las generalizaciones al momento de referirse a la juventud argentina --"Los chicos del Impenetrable en el Chaco no son los mismos que los de Rosario"--, el compositor se mostró así en sintonía con el padre Edgardo Montaldo, quien "culpó" a los jóvenes de haberlo llevado a trabajar durante casi cuatro décadas en el barrio Ludueña, donde día a día sostiene su compromiso social. En ese terreno de obligaciones, Gieco fue terminante cuando consideró que "no todos los artistas tienen un compromiso social".

"Si todo el mundo artístico se dedicara a hacer trabajos similares --completó--, si se dedicara a hacer canciones para la memoria o preocupados por lo que pasa en el país, en realidad casi sería otro país. Lo que no hay es lo que no tenemos, y no lo tenemos porque sí tuvimos gobiernos corruptos, gobiernos militares, porque no se invirtió en educación cuando se tuvo que invertir, porque se hizo show de la política. Pero la gente seria que ha hecho cosas, inclusive los políticos que han hecho cosas, son gente que le cuesta mucho ganar una elección".