Sáb 06.01.2007
rosario

CULTURA / ESPECTáCULOS › BALANCE/06. EL CINE EL CAIRO EN RIESGO, LO PEOR DEL AÑO QUE SE FUE

Un puñado de películas que dejan huella

Lejos de fijar premios y castigos, al peor estilo Oscar de la Academia de Hollywood, es bueno repasar las películas estrenadas en el 2006 que dejaron huella ya sea por la riqueza de su relato (El Ilusionista), la capacidad de sus protagonistas (Cache) o la impronta de un director (Match Point).

› Por Emilio Bellon

Y ante otro año que ya nos dejó, nuevamente una nota a manera de recorrido sobre aquellos films que dejaron su huella, que motivaron tantos diálogos en mi historia personal. Algunos lo llaman balance pero considero que el término no alcanza a dar cuenta de lo que implica poder conversar sobre aquellas películas que uno ha elegido, por diferentes razones. Por otra parte aquí no hay columna de ganadores ni de perdedores, sino una nómina con una breve reflexión sobre una experiencia estética múltiple, rica en vivencias y con resonantes proyecciones.

Pero en lo que compete a la situación local, una noticia de tono alarmante se ha instalado estos últimos días. Y es que debemos estar atentos a ver cómo se puede llegar a encontrar una posible solución ante el peligro, que por exigencias de orden financiero, recae sobre la sala del cine El Cairo. Inaugurado en 1945 --cuentan las crónicas--, el día en que la Segunda Guerra Mundial llegaba a su fin, El Cairo ostentó siempre su rango de templo pagano, su particular y enfática art-decó, escenario de tantos dobles programas de origen europeo, como fuerte rasgo distintivo.

Sus elegantes palmeras, ubicadas a ambos lados del escenario, transmiten ese clima de espejismo, que un oasis nos regala. En su interior, construido a la manera de un rincón exótico, miles de títulos nos vieron crecer y, simultáneamente, frente a las carteleras direccionalizadas hacia cierto público, El Cairo albergó los sueños de los cineclubistas a fines de los años `60. Diálogos y tratativas están abiertos, tal como se nos ha informado y creo que nosotros debemos no perder de vista el curso de los mismos. Espacio arquitectónico y pieza artística, El Cairo es el único cine con rango personalizado que la ciudad mantiene; es la única sala desde la cual se puede reconstruir el escenario urbano de otro concepto de ritual social.

Ya a principios de este año, y con estas nuevas expectativas, que esperemos sean las de toda una comunidad, paso a reseñar aquellos films que, desde mi punto de vista, me llevaron a que los ubicara en el cuaderno de los favoritos, de los más amados. Y en tal caso, su ordenamiento, no implica ni tiene valor jerárquico, de mayor a menor, ni por más ni por menos. Simplemente es porque llamaron a las puertas, a mis puertas, con otro tono, con otra voz.

* Buenas noches, buena suerte. O de cómo visualizar y comprender las presiones y censuras sobre los medios en el mundo de hoy, a partir de una recreación de los años del maccarthysmo. El tercer largometraje de George Clooney, rodado en blanco y negro y con melodías interpretadas por Diane Reeves, acusa un cierto registro documental y subraya la ética y el compromiso de la labor periodística.

* Cache, escondido. El trazado de líneas fronterizas en el espacio doméstico, en el que sólo cuentan las especulaciones distanciadas, se irá modificando a partir de un envío anónimo. Con cierto nivel de intriga, el film de Michael Haneke va desocultando levemente las razones de un silencio y de una culpa en términos de amenaza. Entre los conflictos individuales y la opresión social, Cache va revelando otros escenarios. Se etsrenó en los días en que hubo levantamuientos y protestas violentas en los barrios de los inmigrantes de París.

* Match point. O de cómo Woody Allen, con su habitual estrategia para reescribir sus siempre presentes temas, nos acerca una historia que se apoya en parámetros literarios y filosóficos, sobre grandes temas de la sociedad en nuestro tiempo: la impunidad y el arribismo. En un cruce de sentimientos y deseos, entre individuos de diferentes clases sociales, de ambiciones postergadas, Match point ofrece un retrato implacable sobre la hipocresía y el sentimiento de culpa, el conformismo y la especulación. A diferencia de otros films anteriores, aquí, bajo un cielo abierto londinense, el erotismo se manifiesta sin frenos.

* El ilusionista. O de cómo desde el amor y la magia se puede enfrentar las intrigas y los artilugios para derrocar un gobierno. En la Viena de fin de siglo, rodada en las calles de Praga, Neil Burger construye, desde un cuento de Steve Millhauser, un film que nos lleva a recuperar la atmósfera de aquellos films de la edad de los pioneros y del asombro ante el talento de los prestidigitadores. Narrado por una voz atenta, fascinada, a cargo de un inspector de policía, esta hipnótica historia descubre la compleja trama de una realidad que se expresa en sus cambiantes ambigüedades.

Y ahora sí, por cuestiones de espacio, debo acortar opiniones, intentar transmitir aquello que estaba pensando de manera más extensa, en pocas líneas. Si me viene a la mente la problemática de la desocupación y de las acciones competitivas de nuestro tiempo, surgen dos títulos, La corporación de Costa Gavras, film en el que una situación límite lleva a un hombre a diseñar un siniestro plan para ocupar un lugar que él cree que es el suyo por derecho propio, e igualmente, la coproducción de Marcelo Piñeyro El método nos enfrenta a un tablero de ajedrez, en un espacio cerrado, vigilado y controlado, en el que se ubican cabeza a cabeza un grupo de aspirantes que dejarán al descubierto sus ambiciones más ocultas; sin llegar a reconocrse en su condición de náufragos.

Un relato construido en base a silencios, a largos seguimientos, a miradas atentas y fijas es el que Julio Chávez construye en el film de Rodrigo Moreno, El custodio, film en el que la presencia de los otros es una mera cuestión de siluetas, en el que la vida privada escapa de su condición de tal. Una historia que deja oír los sonidos de una tragedia contenida, un único punto de vista que la identifica. Si de mirada hablamos, como marca de protagonismo, el film de los hermanos Jean Pierre y Luc Dardenne, El hijo, nos ubica al lado de los diferentes hechos cotidianos que se dan entre un maestro y jefe de oficio carpintero y su joven aprendiz, recién llegado. Un film minimalista que nos ubica en la línea estética de Robert Bresson y que indaga en las relaciones parterno-filiales desde una mirada que asoma a la violencia.

Un movimiento diferente nos lleva ahora hacia el cine coreano y nos interna en el universo frágil de una historia de corte fantástico. En Hierro 3 el polémico director Kim-ki duk nos invita a seguir la rutina de un cadete de servicios varios, repartidor a domicilio, que de pronto abre la puerta a una historia que se sotiene en el amor. El nombre del título que alude a la materia de ciertos tipos de palos de golf, se resignificará en un escenario de pasiones subrayadas por un compartido mutismo y que ubican al relato en una dimensión fantasmática.

Y en tanto el espacio se va acortando, y no por eso hay que pensarlo en términos jerárquicos, paso a nombrar y describir brevemente a aquellos films que, para quien escribe, pueden llegar a diferentes públicos, con diferentes motivaciones.

Entre los otros títulos celebrados, el 2006 abrió con El mercader de Venecia film en el que la presencia de Al Pacino y Jeremy Irons contribuyen a ratificar la fuerza de una historia de caracteres y la vigencia del teatro de texto. Desde una actitud que denuncia antisemitismo y que libera la fuerza del deseo homosexual el film de Michael Radford relee a Shakespeare desde una perspectiva, en nada, convencional.

La permanente contienda entre dos grupos culturales, entre dos concepciones políticas en el mundo de hoy, entre palestinos e israelíes encuentra en Domicilio privado, de Saverio Constanzo, una expresión acertadamente paradigmática que marca el ir más allá de una frontera, de un territorio. Narrada en clave de una luz de penumbra, en espacios que fueron vulnerados, el film abre a ciertos interrogantes e instala la fuerza de un dilema.

Si de recuperar al artificio de una poética se trata, aquí está Almodóvar con sus mujeres, de diferentes generaciones, en un ámbito pueblerino en Volver, historia de secretos y espíritus que sobreviven en el fragor de una mentira. En tanto juego de identidades, entre el mundo del cine, sus criaturas modeladas desde la pluma del folletín y el fuera de escena, La vida que sueño de Giuseppe Piccioni nos recuerda a ese cruce de sentimientos que nos ofrecía La amante del teniente francés de Karel Reisz.

Ken Loach, fiel a su conducta profesional y su ética artística, nos llevó a reflexionar sobre drama familiar y social, sobre las luchas en Irlanda, en El viento que acaricia el prado y en tono de denuncia política, sobre los pasos de un film anterior, Decepción, el film de Steve Zaillian Todos los hombres del rey denunció los mecanismos de poder en torno a un político demagogo y corrupto, y su entorno en un film de clima amenazante y de proyección en nuestros días.

La comedia musical alcanzó su máximo exponente en la remake Los productores, con su juego escénico, colorido y kitsch, deslumbrante, pleno de alusiones, teñido de nostalgia y euforia, con criaturas que nos brindaron momentos delirantes y una coreografía como de otros tiempos.

Entre otros títulos del cine argentino, Las manos de Alejandro Doria nos acercó un entrañable relato pudoroso, rico en evidencias, sobre la labor del padre Mario. Con destacadas actuaciones de Jorge Marrale y una sorprendente Graciela Borges.

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