Una vieja actriz hace un balance de su vida mirándose en el espejo de sus propias representaciones, tratando de desandar su pasado frente a su último imaginario espectador. Fragmentos de otras pieles acuden a reparar las heridas de una mujer que juega con las máscaras del teatro con las que convivió toda su existencia. Un viejo arcón se abrirá como en sus juegos de la infancia y el colorido ropaje de sus disfraces preferidos acudirán para vestirla con los atributos de aquellos inmortales personajes creados por Shakespeare.

Una actriz, Estela Grisolia, retorna a escena después de un prolongado tiempo dedicado al teatro para niños, y pareciera recuperar en Forzoso es que recuerdes, sus vivencias acumuladas en un espacio escénico dedicado al espectador adulto.

Un actor, Carlos Vaccaro, se infiltra en esos recuerdos y juega con ella oficiando de partenaire, de ladero, una especie de escudero que acompaña los sueños de esta actriz que se lanza a la aventura de la memoria.

Sandra Petronio, actriz, directora, dramaturgista, es la responsable de esta aventura compartida, de este viaje íntimo a las profundidades de un ser tan frágil y desamparado como aquel que se busca permanentemente en la piel de otros.

Un emblema del teatro de todos los tiempos: William Shakespeare, un actor, director, productor y dramaturgista, presta sus personajes más célebres para que el recuerdo de la actriz sea lo más poético posible.

Lady Macbeth conspirando en las sombras para convencer a su esposo a cometer el primero de una serie de crímenes que lo proclamará Rey y lo condenará definitivamente a su destino trágico.

El ingenioso Puck de "Sueño de una noche de verano", con sus ropajes de duende travieso al servicio de las Hadas, bajará a la platea para tentar a los espectadores, con los jugos de mágicas flores que promete verter en los ojos de los que dormidos sueñan con amores imposibles.

Otelo enredando los hilos de una Desdémona transformada en marioneta en la otra cara del amor devastado por los celos.

Hamlet proclamando desde un libro su popular y certera advertencia acerca del actor que se debate entre el ser y el no ser para atravesar la paradoja de esta actriz que se busca a sí misma en un espacio vacío.

Un material en el que la historia del teatro de todos los tiempos ha abrevado y adecuado a diferentes enfoques estéticos y que pareciera seguir demostrando su vigencia.

En la puesta que dirige Sandra Petronio, las pasiones y la desmesura de estos personajes parecieran templarse al calor de alguien que necesita atenuar esos temperamentos para poder domesticarlos y enhebrar con ellos la historia de alguien que se encuentra ya en el recodo del camino.

Si bien esta estrategia es coherente con el perfil que requiere la protagonista, la calma suele despojar de una dinámica que la obra necesita cuando el escenario se puebla de seres tan cargados de una poética precisa.

De allí que en la recreación de Puck y en la articulación del trabajo de intercambio con los personajes masculinos, la propuesta crece y abandona cierta morosidad que por momentos la torna demasiado descriptiva.

En ese sentido Estela Grisolia puede crecer a partir de desprenderse de ciertas marcas en la voz y en lo gestual que provienen del teatro para niños y en los vínculos que logra en su interrelación con Vaccaro.

Por su parte este actor aporta su presencia y los registros de una voz inmejorable para la construcción de los personajes secundarios como en el caso de Otelo donde logra uno de sus puntos más altos.

Con respecto a la dirección, Sandra Petronio plantea un dispositivo que valoriza fundamentalmente el rol de los actores y en esa apuesta deberá aceitar los engranajes que potencien la capacidad técnica y expresiva del elenco.

Forzoso es que recuerdes que cuenta con el aporte de Roxana Ciordia en el diseño de vestuario y Rita Deymonnas en el asesoramiento en construcción de marionetas y en manipulación, puede verse todos los viernes a las 22 hs en la "Sala Amigos del Arte" de calle 3 de Febrero 755.