CULTURA / ESPECTáCULOS
El bajista de Divididos -que se presenta el sábado en el anfiteatro- repasa el reencuentro con viejos compañeros de Sumo.
› Por Edgardo Pérez Castillo
Reestablecidos luego del accidente sufrido por su joven baterista Catriel Ciavarella (quien después de recuperarse de una fractura hoy vuelve a formar parte del trío), liberados del contrato con la discogfráfica BMG y en medio de los tranquilos preparativos para la grabación de un nuevo disco de estudio (ver recuadro), Divididos regresará pasado mañana al Anfiteatro Humberto de Nito, donde brindarán un show similar al ofrecido en octubre en el Rosario Quilmes Rock, aunque con el recuerdo vivo del reencuentro más esperado por los rockers argentinos: la reunión de Diego Arnedo, Ricardo Mollo y la dupla líder de Las Pelotas (Sokol--Daffunchio) en un mismo escenario, sumando a Roberto Petinatto y Superman Troglio para abordar un breve set de obras de Sumo --a dos décadas de su última aparición en escena-- el pasado 12 de abril en el Quilmes Rock realizado en el estadio Monumental. A minutos de un nuevo ensayo de cara a su próxima visita a la ciudad, Arnedo dialogó con Rosario/12 y repasó cada uno de esos puntos.
El bajista brindó además un tiempo generoso al repaso del presente del trío, cuando al anunciar el concierto de este sábado a las 21.30 confirmó: "Fundamentalmente llevamos un buen ánimo. Después de lo que pasó con el tema del baterista y si bien estamos en proyecto con la búsqueda de otro más, salimos a tocar otra vez con Catriel, con quien empezamos en River, y después fuimos a Corrientes y Chaco. Volvimos a incorporarnos bien anímicamente luego de la crisis. Cuando Catriel se fracturó hicimos cuatro conciertos con Jorge Araujo, después él se recuperó pero en el medio con Ricardo pensamos cómo proteger un hecho de este tipo. Nos quedó una impresión un poco frágil de la situación. La cosa es si realmente le pasa algo a Ricardo o a mí, pero después de más de veinte años y frente a esa situación de peso histórico, tuvimos que tomar una decisión".
-Hablaba de los veinte años de Divididos como proyecto, y durante buena parte de ese tiempo tanto a ustedes como a Las Pelotas se les preguntó, reclamó y hasta rogó por la vuelta de Sumo, pero en definitiva lo que se hizo evidente en el show en River es que la reunión se dio en un momento en el que ustedes pudieron disfrutarlo. ¿Ocurrió realmente así?
-Mirá, yo lo viví como un encuentro que dio a entender varias cosas. Primero que el encuentro ocurrió fuera de programa, fuera de promoción y obviamente fuera de cualquier arreglo con el productor. De esa manera todo quedaba mucho más libre y mucho más suelto como para tomar una decisión. Fue un poco una llamada de último momento como para ver si se podía resolver el encuentro, y nos encontramos todos ahí. Quedaron varias impresiones, y si me preguntás qué me pasó a mí, por un lado me encontré con viejos compañeros de ruta y por otro lado quedó asentado como un segundo duelo, como corporizar visiblemente el faltante.
Ahora comenzarán a surgir nuevas preguntas, relacionadas con giras conjuntas.
-Yo no creo que el duelo dé para más, para otro velatorio. Ese es mi punto de vista. Sé desde qué punto de vista lo estás analizando, que es el mundo exterior. Pero la reunión respondió a nuestro mundo interior. Ahora, cómo se muevan las cosas fuera de nosotros... Lo que me parece que está bueno es mantener una claridad en cada uno de nosotros, y de ahí ver. Así como nunca pasó, y después pasó lo que pasó, lo que pueda pasar ahora será a partir de la claridad y el criterio de cada uno de los que integraban ese proyecto. Menos, por supuesto, uno que no está, que no opina pero dice.
-Recorriendo al rock nacional post 2000, y exceptuándolos a ustedes, ¿hay alguna banda en la que encuentre el legado de Sumo?
-Al legado lo veo en muchos grupos. En algunos hasta inconscientemente. Pero más allá de eso creo que fue un proyecto interesante para abrir ciertos baleros. Por lo menos los que estaban ávidos de querer entender alguna otra manera de hacer las cosas, que fue un poco lo que nos pasó a nosotros cuando lo conocimos a Luca. Hay que ver también qué es lo que entendió cada uno, qué es lo que le quedó para poder seguir adelante con su vida. Hablo de los más cercanos, como de la gente que estaba más a distancia, como el público o la gente que escuchaba los discos. Creo que hubo una idea, una forma de entender un poco algunas cosas con relación a criterios musicales, y un poco más filosóficos también, y que por eso se generó algo interesante en los años de ese proyecto. Creo que Sumo, con Luca, generó una jugada.
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