CULTURA / ESPECTáCULOS
El grupo presenta esta noche su tercer álbum, que mantiene la diversidad genérica propia de la banda. "Uno hace canciones para que gusten a la mayor cantidad de gente", dijo Abramowski.
› Por Edgardo Pérez Castillo
Aunque son siete los años que separan a Bailen giles de su predecesor (Esperando que caiga la pelota), no es tan amplia la distancia entre los discos de El Regreso del Coelacanto. Al menos, el espíritu de la banda se sostiene en su flamante obra --que tendrá su presentación oficial hoy a las 22, en Willie Dixon--, aunque se hace presente aquí con una estética pulida, producto de un proceso de trabajo intenso llevado a cabo por el grupo tanto a nivel interno como en su asociación con Pablo Romero, cantante de Arbol que asumió el rol de productor de la placa.
Seleccionadas entre las más de treinta canciones que sobrevivieron a una primer selección, las doce obras que componen Bailen giles están atravesadas por el código genético de ErdC. Porque después de casi dos años dedicados a composición, arreglos, intercambios banda-productor, selección y reelaboración, este tercer disco mantiene la diversidad genérica propia del grupo.
Compuestas por Andrés Abramowski, Federico Alabern y Maximiliano Natalutti en ellas conviven el disconformismo de "Vamos a la marcha" (donde el reclamo no se agota en sus disparos hacia el poder, sino a la masa misma a través del certero "y por qué va a haber justicia para vos/ si en verdad la justicia no es ciega/ ciego es el otario que la pide como vos/ una vez que lo alcanzó la mierda", todo respaldado por un sonido oscuro y furioso), el ska tradicional de "El lado claro" o el más cercano de la crítica "Tres tiros", junto con la balcánica "Paseando el perro", el punk directo de "Oficina divertida" y los aires celtas de "Nolvides" o "Chicos".
La mirada abarcativa del grupo se descubre aquí homogeneizada, hecho que Abramowski atribuye a la instrumentación seleccionada para abordar las obras, según distinguió el cantante a Rosario/12: "Creo que eso tiene que ver con el sonido. Porque los temas son muy distintos, pero en casi todos tienen la misma orquestación. Creo que la homogeneidad, que es recontra marcada porque este es el disco más homogéneo, pasa por saber dónde trabajar la diversidad y dónde trabajar la homogeneidad. Y las canciones las fue eligiendo Pablo en función de hacer un disco que no se repita. En un momento dijo que había tres o cuatro temas que pueden sonar en la radio lo más bien y más allá de lo que pase después, el disco tiene que tener cortes de difusión. Al final salieron temas que tienen esa potencialidad de cortes, que a la banda le vienen bien, porque uno hace las canciones para que gusten a la mayor cantidad de gente posible".
Sin embargo, la presencia de un posible standard radial no significó un apartamiento del camino transitado hasta el momento por ErdC, aunque sí cierto encarrilamiento producto de la participación de Romero. "A nosotros en realidad trabajar con Pablo nos hizo cambiar el punto de vista acerca de las canciones. No trabajábamos las canciones pensando en sus unidades básicas, letra y música, sino que pensábamos que si la letra estaba buena ya estaba. Sin embargo cuando uno trabaja pensando en la canción, la letra además de estar buena tiene que entenderse, y para que se entienda a veces hay un montón de aspectos a ver. Eso lo veníamos viendo, porque teníamos letras `maravillosas` pero a la hora de cantarlas no podíamos porque eran un trabalenguas, entonces uno con el tiempo fue escribiendo para que se pudieran cantar. El paso siguiente fue no tocar demasiado arriba de las partes cantadas, administrar los arreglos, la entrada y salida de los instrumentos melódicos, todas cosas que nosotros por ahí no hacíamos porque estábamos enfocando desde otro lado, buscando sorpresa a través de cambios de ritmos, de cambios de géneros en la misma canción. A la forma de ver de Pablo en muchos casos ese tipo de rupturas atentaban contra la canción. Pero él no nos dijo que hiciéramos canciones, sino que era algo implícito. Un día, al pasar, dijo que lo importante eran las canciones, y yo dije: `Puta, nosotros nunca pensamos en que lo importante son las canciones`. A veces uno complicaba las cosas como forma de tomar una atajo. Porque ser sencillo es más difícil, me parece".
Pero no es una simplificación burda la de la banda, sino más bien una redistribución de recursos que dejó satisfechos a sus creadores, según concluyó Abramowski: "Finalmente el disco quedó lo suficientemente raro como para que nosotros sigamos pensando que por ahí no tenemos que hacer demasiado esfuerzo en ser originales, o en tratar de trabajar una veta que esté tan explotada. Y que, en realidad, si uno enfoca en las canciones y tiene otro modo de ser original, uno puede comunicar mejor lo que quiere decir, sin tanta interferencia de nuestra parte".
(Versión para móviles / versión de escritorio)
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina
Versión para móviles / versión de escritorio | RSS
Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux