Si bien en mayo de 2002 las directoras Laura Yusem, Clara Pando y Elvira Onetto llevaron a las tablas porteñas su adaptación de Las Polacas --la trilogía escrita por la rosarina Patricia Suárez--, esta noche esos textos se presentarán en Rosario no sólo en una versión modificada, sino además con una fuerte apuesta en cuanto a su concreción escénica. Bajo la dirección general de Damián Ciampechini, Casamentera, Varsovia y Desván son las piezas que conforman un proyecto que hoy a las 21 brindará su primer capítulo en Apur (Córdoba 2971), lanzando una historia que se completará el jueves sobre el barco Ciudad de Rosario y el viernes (siempre a la misma hora) en el Centro Cultural Melpómene de Entre Ríos 1051. Ese ciclo se repetirá a lo largo del mes de agosto, reuniendo cada semana a más de medio centenar de actores.

En diálogo con este medio el director narró los pasos que derivaron en la concreción de un proyecto inédito para la ciudad: "La idea motor era hacer una trilogía, un trabajo que permita una continuidad. Una actriz me acercó estos textos de Patricia Suárez y yo cambié un texto por otro que ella, con muy buena voluntad, me acercó, y que no está dentro de esa trilogía editada que se encuentra en las librerías".

Y aunque "las tres obras tienen principio, nudo y desenlace, y cierran cada una por sí misma", el orden de la trilogía está bien definido. En ese marco, la apertura se da con Casamentera, que esta noche iniciará el ciclo en Apur. "Ahí trabajamos con cuatro actores en escena y la obra transcurre en Polonia, donde una joven de 18 años es engañada y se le promete traerla a la Argentina con fines de casamiento", apuntó el director. Mientras tanto, los jueves se zarpará desde el Amarradero Costanera (frente al Monumento) para recrear el éxodo en Varsovia, donde a lo largo del recorrido por el Paraná el público compartirá la navegación con esos actores-inmigrantes hasta su desembarco en el puerto rosarino. La conclusión se descubre en Desván, pieza que se desarrolla en un prostíbulo que "determina el destino final de aquellas cosas soñadas en Polonia".

En su conjunto, el proyecto aborda un tema que parece haber cobrado proporciones míticas, idealizando aquella Pichincha prostibularia que aquí intenta retratarse en su auténtica dimensión. "Hoy en día está en boga el tema de Pichincha, pero hay cosas que se saben y otras que no. En la década del 20 se conoció como la Chicago argentina por su movimiento prostibulario. Rosario era el segundo puerto más grande de importación y exportación mundial, tenía un movimiento muy grande, y el centro eran los prostíbulos de Pichincha. Personalidades de Buenos Aires venían a pasar los fines de semana a Rosario", apuntó Ciampechini, que agregó: "Desde Polonia ya hay una cobertura muy clara, porque nosotros estamos hablando de la Zwi Migdal, que fue un organismo que hasta tuvo personería jurídica en Polonia y Argentina y que se dedicaba a la trata de blancas. Eran judíos polacos que engañaban a las chicas en Polonia, estamos hablando de tres mil polacas que fueron traídas a prostituirse a la Argentina, donde ingresaban como mercadería".

Sin embargo, no es sólo revisionismo histórico el que se realiza en Las Polacas, gracias a sus textos cargados de vigencia: "Dentro del perímetro de Circunvalación no puede haber moteles, y se sabe que están por todos lados. No puede haber prostitución y en los diarios tenemos una cantidad de oferta y demanda. En aquel momento era exactamente igual, y estaba regenteado por políticos y gente de poder. Estas chicas terminaban muriendo de tifus, tuberculosis, sífilis. Pero en tres años de trabajo ya cuatriplicaban el precio que se había pagado por ellas, pero quedaban excluidas de la sociedad, desarraigadas de todo. Estaban presas en estos prostíbulos, de los que salían una vez a la semana. Y la propia sociedad judía le da las espaldas y le cierra las puertas a esta mafia y a las chicas, que no podían ser enterradas en campos sagrados, por lo que terminan enterradas en Baigorria".