Lun 20.08.2007
rosario

CULTURA / ESPECTáCULOS › "INFAME", UNA NUEVA VERSION SOBRE EL GENIAL ESCRITOR NORTEAMERICANO

La otra cara de Truman Capote

El título del film excede los ambientes donde se movía el
periodista. Alude a algo más crítico, de mayor extensión,
que compete a la manipulación que instrumenta un sistema.

› Por Emilio A. Bellon

"IMFAME". ("infamous"). EEUU. 2006

Guión y dirección: Douglas McGrath

Fotografía: Bruno Delbonnel

Música: Rachel M. Portman.

Interpretes: Toby Jone, Sandra Bullock, Daniel Craig, Jeff Daniels, Gwyneth Paltrow, Sigourney Weaver, Isabella Rossellini, Peter Bogdanovich.

Duración: 118 minutos.

Salas de estreno: Del Siglo, Showcase y Village.

Calificación: NUEVE (9).

Un 14 de abril de 1965 dos hombres jóvenes, Dick Hickcock y Perry Smith, confesos criminales y autores homicidas de una familia de granjeros, eran ejecutados en un desolado estrado mediante la pena de muerte. La historia había comenzado en noviembre de 1959 y años después, un expectante escritor de 41 años, Truman Capote, estaba poniendo punto final a su novela. Y con ella, asistía a la perdida de un gran amor.

Sin ánimo de comparar la versión anterior, Capote, que fuera tan promocionada desde el Oscar, la nueva realización ofrece significativos cambios respecto de su predecesora; la que se sostenía, particularmente, por la identificable caracterización física del actor Philip S. Hoffman, con el escritor fallecido en Los Angeles en 1984. En aquel film de Bennet Miller la imagen que se nos presenta del escritor de "Plegarias atendidas" era, particularmente, la de un personaje movido por la envidia y los celos, los sentimientos posesivos y una rechazable actitud especulativa. Tal vez era necesario, y por ello otros puntos de vista, que amplían ese perfil inicial. Ahora, en este nuevo film, a manera de testimonio, escuchamos las voces de quienes lo conocieron; algunos más cercanos, otros, sus rivales en el campo de la letras.

A primera vista, el título del film, montado sobre la presentación que nos muestra el rito de un cocktail en un club nocturno, bien puede llegar a asociarse con el mundo frívolo y de apariencias que frecuentaba el tan mimado escritor de aquellos años, cuya personalidad generaba admiración y rechazo entre quienes lo conocían. Pero si atendemos, a algo que escucharemos más tarde, respecto del título de aquella novela que conocemos hoy como "A sangre fría", podemos observar que ya ese epíteto "infame", se desplaza de la propia figura de Truman Capote y pasa a definir algo más crítico, de mayor extensión, de un alcance que golpea otros órdenes y que compete a la manipulación que instrumenta un sistema.

Volvamos ahora al personaje. De acuerdo con lo que escuchamos de boca de sus amigos más cercanos, entre ellos el de Babe Paley, (a quien el mismo Capote define como uno de "los cisnes" de la sociedad de entonces), rol que asume glamourosamente Sigourney Weaver, el personaje se va delineando frente a nosotros desde ese refinamiento y exquisitez que define todo un ideal de perfección; de un matiz de síntesis, que se expresa en su tono de voz, motivos de sugestivos y confusos comentarios. En su viaje a Kansas para investigar aquel hecho trágico, y que abrirá un capítulo en la narrativa de su tiempo, sorprenderá con sus relatos al pasar, en relación con sus amigos en el mundo del cine; con sus típicos comentarios, por igual, insidiosos y plenos de ternura. Es este aspecto en movimiento, cambiante, el que su director se encarga de subrayar.

Será el crimen de noviembre de Kansas de 1959, hecho que abría el film de Bennet Miller, el que despertara en él el deseo de apelar a la "non fiction novel", una modalidad que aúna un modo que participa tanto del género narrativo como de la técnica periodística; un tipo de discurso literario que será saludado con aplausos por la crítica.

Respecto del film anterior hoy podemos ampliar nuestra visión, ya que en estos días se ha publicado "Un placer fugaz", una recopilación de todo el epistolario de Capote que comprende sus cartas desde 1936 hasta 1982. Y entre ellas, las que competen a Perry Smith según diferentes ocasiones y a los diferentes grados de acercamiento. Este personaje en el film que se ha estrenado esta semana es el que va marcando el segundo momento; ya que es su voz, su historia, el nuevo vínculo, su relación con la literatura, sus enojos respecto de la mirada irónica y por momento despiadada de Capote sobre Brando ("El duque en sus dominios"), sus dolores y su imposibilidad, su objeto de amor, lo que marca un giro con algo que se venía insinuando. Este encuentro ocurre en un instante decisivo de un cara a cara, cuando trasladan a los culpables ante un grupo de atentos curiosos.

Este es el rol, el de Perry Smith, interpretado por Daniel Craig (antes de que pasara a ser 007) el que sostiene cada nuevo encuentro, el que va modelando, junto a su compañero de prisión, la nueva escritura. "A sangre fría" surge de una pausada investigación que incluye nuevas visitas a la cárcel que se debate entre el reproche y la amenaza y en un acercamiento que culminará en una honda declaración de amor, que coloca a todo el relato y a toda una búsqueda en una ascendente zona de tensión erótica.

A diferencia del film anterior, esta es la zona que el film se encarga de explotar. Se interna una mirada que va descubriendo otras facetas frente a ciertos estereotipos. Y cada nuevo racconto, motivo de alarmas de su compañero homicida, va desocultando otros gestos, contándole su historia de infancia, de largas esperas; a él, a Truman Capote.

Y ahí esta Perry Smith, frente a él, abriéndose a esas paginas que formarán parte de su novela capital. Y en estos diálogos el propio Capote se anima a pulsear con la historia que está escuchando y con la suya propia. La técnica de construcción del relato circula a través de observaciones, como los que desde el inicio le trasmite a su amiga de siempre, Nelle Harper Lee, la autora de "Matar a un ruiseñor", personaje que asume sorprendentemente Sandra Bullock, quien se muestra sobria, a cara descubierta, con interrogantes, con sus heridas.

En este espacio de fronteras en el que Doris Day canta "Enséñame a querer" y en el que ya se asoman los pasos del nuevo baile que hará furor, el twist, un hecho homicida, una tragedia familiar, lleva a un joven, junto a su amiga a indagar los límites de su propia escritura. Y un golpe de mirada abrirá otro capítulo. El que permitirá a dos personajes, sedientos de amor y de escuchar sus nombres propios, reconocerse.

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