CARTELERA › JOSé "COCO" PASCUTTINI, UNO DE LOS FORMADORES DE LOS GRANDES JUGADORES DEL PAíS.
Pascuttini está otra vez como coordinador de las inferiores de Rosario Central, como cada vez que el club lo necesita, "porque es mi casa", asegura. Dice que la falta de continuidad cortó los procesos de formación de jugadores.
› Por Luciano Cámpora
El orden, la paciencia y rodearse de muy buena gente, son las claves que marca José Aurelio Pascuttini, para poder llevar adelante cualquier proyecto, tanto en la vida como en el fútbol. En una charla con Rosario/12 el coordinador de las divisiones inferiores de Rosario Central, habla de su cuarto ciclo en el club de Arroyito y sostiene que cada vez que Central lo necesita, vuelve porque es su casa. También, reconoce a Vélez como una entidad ejemplo en el fútbol argentino y afirma que en la actualidad "hay que poner todos los cañones en el fútbol infantil porque es una buena zona para la captación de jugadores". El Coco, además, destaca el papel de la familia en la formación de jugadores y no se olvida de los últimos años de Central. "El club vendió jugadores en forma indiscriminada y la gente no pudo disfrutarlos. Los continuos cambios de técnicos y de coordinadores de inferiores hacen que las cadenas se corten y no haya continuidad de trabajo". Siguiendo con sus dichos, se anima y da la receta para que le vaya bien en su nueva función. "Lo mejor que puede pasar es que la primera gane siempre, porque si gana, nadie se acuerda de las divisiones inferiores y podemos trabajar tranquilos", sostiene Pascuttini, quién hizo todas las inferiores en Central, fue campeón, capitán y hoy sigue siendo un símbolo para todos los canayas.
-¿Cuál es la clave del trabajo en divisiones inferiores?
-La prioridad número uno es el fútbol infantil porque es una muy buena zona para captación. Hoy por hoy, todos los cañones hay que ponerlos en ese lugar, contando con gente capaz de mirar al chico en cuanto al futuro y no a los resultados. Hay que preparar al jugador con docencia. Uno de los grandes problemas que hay en el fútbol local es que no se están haciendo bien las cosas en divisiones inferiores. Si no hay una cabeza que determine que las divisiones inferiores son para mandar jugadores a la primera, cada uno trabaja como quiere y lo hace por resultados y eso al chico lo presiona.
-¿Y cómo se hace para enviar ese mensaje a todos los técnicos de inferiores?
-En las primeras reuniones les dije que lo importante era formar al jugador para llegar a la primera. En estos momentos, en Rosario Central lamentablemente estamos adoleciendo de jugadores grandes, porque chicos de 17 o 18 años ya no los encontrás. Acá hay que esperar como mínimo dos años para ver los resultados y para eso se necesita ir tranquilos.
-¿Siempre hubo que apuntar al fútbol infantil?
-No. Diez años atrás, te decía que el fútbol infantil era relativo, porque en algunos lugares de Rosario había canchas donde los chicos podían jugar y hoy por desgracia no hay. Además, apuntábamos a chicos más grandes. Veinte años atrás, agarraba jugadores de sexta división, los tenía dos o tres años e iban a primera. Por ejemplo, Chamot, Carbonari y Bisconti, llegaron en sexta. Hoy, los tengo que buscar en novena y en el fútbol infantil. El gran problema que tenemos en Rosario y en la zona es que todos los equipos de Buenos Aires vienen a buscar jugadores y a eso hay que sumarles a los representantes y a los equipos gerenciados que hay en la ciudad, entonces la captación realmente se hace difícil.
-¿Fueron muy diferentes las experiencias que tuvo en Vélez, Estudiantes y Lanús, con lo que encontró en Central?
-Los presupuestos son completamente distintos. Vélez siempre tuvo como política darle prioridad a las divisiones inferiores y por lógica le ha dado resultado. La política de Vélez es vender uno o dos jugadores por año, no vender en forma indiscriminada como se hizo acá. En Vélez, primero disfrutan a los jugadores y después los venden. En el último tiempo, la gente de Rosario Central no ha podido disfrutar los buenos jugadores que están dispersos por todo el mundo. Central vendió mucho en poco tiempo. La gente dice que no hay marcadores de punta, pero en un año vendieron a Ferrari, Papa, Villagra y Moreira y así es muy difícil trabajar. Otro ejemplo es Boca, que mantuvo su columna vertebral y hace debutar uno o dos chicos y con eso es todo más simple. En Central tenemos que hacer debutar tres o cuatro chicos y con la presión del promedio es muy complicado.
-¿Por qué cree que a Central le cuesta sacar delanteros de jerarquía y no tanto defensores o arqueros que han sido de gran categoría?
-Porque se han cortado las cadenas. Los continuos cambios de técnicos de primera y de coordinadores de divisiones inferiores son errores graves. No hay continuidad en la gente que trabaja. Cuando lo echaron a Leonardo Astrada, Central tenía dos equipazos, jugadores con un futuro enorme. Tenía delanteros de buen porte que estaban en los planteles de primera, pero vinieron otros técnicos, se cortaron los ciclos y esos pibes se fueron dispersando y no los tuvieron en cuenta. Después, por necesidad tenés que recurrir a los chicos de abajo, que necesitan cumplir con un proceso. Hay chicos que lo metieron en primera sin tener diez partidos en reserva y eso es producto de la no continuidad de la gente que está al mando de primera y de las inferiores. Yo quiero que la primera gane siempre, porque si gana, nadie se acuerda de las divisiones inferiores y podemos trabajar tranquilos y no presionamos a los chicos para subir.
-¿No poder cumplir con ese proceso puede condicionar la carrera y el futuro de un jugador?
-Es más fácil perderlo, a que el chico triunfe. Porque tampoco pasan por la reserva. De cuarta o quinta pasan directamente a la primera y el cambio es abismal principalmente en el trato del chico. En las inferiores podés detectar que el jugador tiene algún problema, pero en el fútbol profesional lamentablemente el técnico te evalúa, si jugás bien, jugás, si jugás mal, afuera. Eso hace que al chico, a los 18 años, cada vez lo apuremos más y no esté preparado mentalmente.
-Con tantas presiones, ¿Cómo se trabaja la parte mental del jugador?
-Hay muchos jugadores que tienen problemas de conducta en el campo de juego. Yo soy partidario de que los chicos de la pensión tengan tutoras y psicólogos para que les den una mano en el plano mental. A mi me ha dado buenos resultados. Después, la mejor satisfacción es cuando los chicos llegan a nivel profesional y te agradecen. Viene José Chamot, luego de 15 años de jugar al fútbol, y te agradece y aquél que no llegó también te agradece porque hoy son padres de familia. Yo no se si van a llegar a jugar al fútbol profesional, pero por lo menos que sean padres de familia y honestos, con eso me doy por satisfecho.
-¿Siempre se vivió de la misma manera la posibilidad de jugar al fútbol como profesional?
-Antes no había un apresuramiento de los padres para que sus hijos lleguen a primera. Hoy, todo pasa por la parte socioeconómica. Hay padres que llevan a sus chicos de doce o trece años a Europa. ¿Sabes la cantidad de aviones que van repletos de padres con hijos y después regresan? Messi hay uno solo. Cuando tenés un jugador que piensa, que con la plata invierte es mucho más fácil, pero para eso necesitas la ayuda de la familia, si no hay ayuda no sirve para nada. La familia debe ser el primer sostén del jugador. Hay chicos que lo primero que hacen es comprarse el auto porque el padre se lo permite y también le permiten que no vayan al colegio. Ese jugador no llega a ser profesional y si llega, está un año nada más. Para llegar a primera tenés que pensar.
-¿Cuánto tiempo necesita para organizar las inferiores?
-Yo tengo contrato por tres años y cuento con todo el apoyo de los dirigentes que es algo importante para poder trabajar. En esos años puedo sacar buenos jugadores pero todo va ir acompañado con la primera división. Si a ellos, en estos seis meses que son muy difíciles, les va bien va a ser mucho más fácil porque el técnico no me va a pedir cuatro o cinco jugadores, me va a pedir uno o dos y eso te da tiempo para ponerlos en la reserva. Hoy en día, por la necesidad de la primera, los chicos que están en el primer equipo no tienen ni cinco partidos en reserva, cuando lo ideal sería que tengan cincuenta partidos.
-Si un club no tienen problemas de descenso o promoción, ¿hay una edad indicada para que los chicos debuten en primera?
-Depende de la cabeza del chico y de la posición en la que juegue. Pero hay algo que tiene que quedar claro, una cosa es que el chico debute y que se mantenga y otra cosa es que debute y después lo eches y no sirva para nada. La idea es que la llegada a primera sea duradera para que el jugador se establezca. En el fútbol argentino se trabaja, la primera por un lado, y las inferiores, por el otro y no es bueno porque los que pagan las consecuencias son los chicos.
-¿En algún momento lo tienta la idea de volver a ser técnico de primera?
-No. Yo tuve una experiencia muy mala cuando empecé por una necesidad pero no está en los planes y menos a esta altura. Pero soy de la idea de que en el futuro, como preparamos jugadores, podamos preparar técnicos.
-¿Cómo se imagina de acá a tres años?
-Con un club que puede ser uno de los mejores del país en la parte futbolística, con una ciudad deportiva mucho mejor en cuanto a las instalaciones y con la primera formada con mayoría de jugadores club, como ha sido siempre.
-¿Qué opina del plantel de Central y de las incorporaciones?
-Creo que trajeron gente de experiencia y eso es muy importante. Espero que los refuerzos anden bien y que ganen todos los partidos. Estoy convencido que a Central lo van a salvar los jugadores grandes. Alfaro tiene el diagnóstico de lo que tiene que hacer y Dios quiera que se le de.
-¿Es imposible para usted desoir el llamado de Central cuando lo necesitan?
-Yo cada vez que el club me necesitó vine porque es mi casa. Yo entré a los 11 años y me fui a los 32. Pasé por todas las divisiones, salí campeón y fui capitán. Después de jugar en Colombia volví y las tres veces que me fui lo hice por cuestiones extrafutbolísticas. Esperemos que esta sea la última y que me pueda quedar mucho tiempo para colaborar. En esta nueva etapa traigo gente que le dio algo a Central, como Daniel Pedro Killer, Ariel Cufaro Russo o José Chamot, quién jugó quince años en Europa. Ellos y otros que están trabajando en este proceso, sirven de ejemplos para los chicos y también para los padres, para recuperar la credibilidad y para entender que con orden, paciencia y buena gente se pueden lograr grandes cosas y darle mucho a Rosario Central.
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