Viernes, 18 de mayo de 2012 | Hoy
Por Bea Suárez
"... Más allá que tomar la palabra, habría preferido verme envuelto en ella y transportado más allá de todo posible inicio. Me habría gustado darme cuenta de que en el momento de ponerme a hablar ya me precedía una voz sin nombre desde hacía mucho tiempo: me habría bastando entonces encadenar, proseguir la frase, introducirme sin ser advertido en sus intersticios, como si ella me hubiera hecho señas quedándose, un momento interrumpida. No habría habido por tanto inicio; y en lugar de ser aquel de quien procede el discurso, yo sería más bien una pequeña laguna en el azar de su desarrollo, el punto de su posible desaparición..."
Michel Foucault. El orden del discurso. 1970.
Te llamé. Sonó varias veces. ¿No escuchaste o no te lo llevaste? Te mandé mensaje. ¿Me mandaste? ¿Me lo mandaste por mensajito? No llegó. Llegó sí, pero no lo leí, no tenía ganas.
Llegó a las tres de la mañana. ¿Sabes a qué hora llegó? Te lo mando por mensaje que es más fácil. No, por mensaje no, me es difícil leerlo, no sé qué botón apretar. Te tengo. No te tengo.
Te tenía agendada. Hacemelo sonar. Pongo la alarma. Poné la alarma. Te eliminé. Te borró. Te saqué. Me sacaste. Se lo di. No, no se lo di, le dije que me agregue si quiere. Le di el número tuyo. Ni loca le doy el número, le di el mío, le dije que te iba a preguntar. ¿Sabés quién me pidió tu número? Estaba apagado. Tiene mi número. Lo tenés apagado, fijate. Me figura entregado. Falló al enviar el mensaje. Lo entregó a la hora. Lo guardé. Lo tengo todavía, no lo borré. Guardalo por cualquier cosa. Llama pero no manda mensaje. Manda mensajes pero no puedo llamar. Saca fotos. Pone música. Tiene linterna, puerto, pantalla digital. Me daba como que estaba fuera del área. Si es por problemas técnicos apriete uno. Apreté. Me tuvo quince minutos. Tenés que ir vos personalmente. Decí que lo llevé. Decí que no lo llevé. Decí que lo apagué. Decí que no lo usé. Decí que se lo compramos. Menos mal que no se lo compramos.
¡Ah! No, por mensaje, encima. Haceme una perdida. Te hice una perdida. Un mensaje aunque sea. Me quedé sin crédito. Tengo crédito por fin. El veinte me cargan y hoy es. Sin crédito, sola, a las dos de la mañana. Lo llevo en la cartera. Me sonó en el cine. Estaba en el cine, no podía atender. Justito ¿qué pasó? Yo sentía que sonaba. No sonó. Te hice sonar. Hacemelo sonar y salgo. Lo perdí. Se me cayó al inodoro. Este tiene señal siempre. Nunca hay señal. ¿Cómo querés que lea sin anteojos? Está en mis contactos. No está en mis contactos. ¿Ese es el tuyo?
¿Así suena?. La música de Sandro es Lucho. Cambialo. Dale cambialo. No, a este no lo cambio ni loca, lo tengo (pará, dejame pensar) del 2004. Lo cambié. ¿Lo cambiaste? Por fin, ese zocotroco viejo. Como nunca contestas, llamé a Luciano. Él también lo tenía apagado. ¿Cómo apagan los dos? Al menos uno que lo tenga prendido. No importa la hora. Por mensajito, sí, así no gastamos tanto. Tenemos gratis. Me tiene gratis. Lo tengo gratis. Nos tenemos gratis. Es gratis. Ojo que te cobran. Pedí el saldo. Me queda poco crédito, Ma. Me llega y me saca crédito. Llamame al otro. Ese es el número viejo. Lo cambió hace rato. Termina en treinta y cinco. Fijate. Es un número terminado en veinte. Me puso gratis. Encima lo tengo gratis.
Hablamos todos gratis. Parece mentira, levanta y se corta. Se cortó. ¿Cortaste o se cortó? No lo puedo creer, me lo dejé en el taxi. Me lo olvidé en el club. En lo de tu papá. ¿Llamaste a ver si estaba ahí? Llamá. ¿Qué esperás? Llamá desde el mío. Tomá. Tomá. Dale, tomá. Yo nunca se lo leo pero hoy no aguanté. ¿Qué estás haciendo? Queridaaa, ¿cómo va todo por ahí?
Dale. Desconocido. No hay señal. Me lo devolvieron. Por favor apágalo mientras comemos. No podés estár hablando con la lechuga en la boca. Prendelo. Tenelo prendido. Está prendido.
Está en silencio. Pará que lo pongo en silencio. Me quedó en silencio. Lo puse a propósito. Se lo revisé. Tenía un mensaje raro. Te espero a las ocho. De un número desconocido. Yo cuando llaman de privado no atiendo. Era a cobrar, nunca atiendo. Atendé a ver si es tu hijo de un público. Del corporativo. Del de la empresa. Llamalo del otro. Te llamo pero desde otro número. Otro número. Está bloqueado. Desbloquealo. Perdón, tengo una llamada perdida de ese número. ¿Quién sos?. No te conozco. No llegó entero. Mandalo otra vez, no llegó.
Llamame. Te llamo. Llamala. Llamalo. Llamemos ahora. Dale ahora. Llego en cinco. Dame diez. Quince cincuenta. Ciento cincuenta y cuatro. Sacale el cuatro. Ponele un cero más. No, son cuatro veces seis. Hay un número demás. ¿Cómo tan pocos números? ¿Este es tu número? Se cayó el sistema. Asterisco once once. Numeral cuarenta y cuatro. Tecla de número. Tengo la memoria llena. Tomá mi número. Anotá. Comprá yerba. ¿ke hora venís?. Lo tiró contra la pared. ¿Dónde estás? Tqm. Te mandé mail. ¿Cómo va? Bajá. Abrí. Nos llamamos con el pensamiento. Ola soy pablo el alvañil. Beso. Besitos. Abrazo. Saludos. Confirmame.
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