Viernes, 18 de mayo de 2012 | Hoy
CIUDAD › EL ABOGADO CASARINI DESMINTIó QUE SE COMPLIQUE SU SITUACIóN PROCESAL
El imputado del crimen del joven Arduvino dijo que la víctima entró a su departamento "por la ventana, violentando los barrotes de la reja que la protegían, y con violencia". "Yo atiné a defenderme", repitió el abogado.
Por Luis Bastús
Legítima defensa contra un intruso que lo sorprendió de madrugada. Esa es la posición que el abogado Fabián Casarini reiteró ayer en una rueda de prensa que convocó en la escalinata de Tribunales para refutar una versión periodística sobre el peritaje de la División Criminalística de Policía sobre cómo ocurrieron los hechos que terminaron con Andrés Arduvino apuñalado fatalmente en el departamento de Montevideo 1629.
El letrado está imputado de homicidio simple aunque con libertad restringida, luego de que la jueza Mónica Lamperti se negara a dictar la prisión preventiva pedida por la fiscal Cristina Herrera. Ayer, munido de unos manuscritos en papel borrador, enfrentó a la prensa y leyó sus anotaciones que, aseguró, son textuales del peritaje firmado por el jefe de Criminalística, Gustavo Colombo.
Casarini calificó de "errónea y mendaz" la nota publicada ayer por La Capital en cuanto a que ese peritaje complicaría su situación procesal. Pero ese informe no es concluyente y tampoco se basa sobre una sola hipótesis, sino que los peritos trabajaron sobre tres modos posibles de cómo se desarrollaron los hechos: según lo contó Casarini al declarar ante la jueza, según lo contó Marcela Sánchez, pareja de Arduvino, y según los datos del primer informe de los policías en la escena del crimen. Es el trabajo de un perito: transitar todas las hipótesis en juego dentro de la investigación. La interpretación final corre por cuenta de la jueza.
Pero ayer Casarini exhibió su fastidio y se enfocó sobre una de las líneas que trabajó Colombo: "Determinó que el ingreso (de Arduvino) no fue consentido de ninguna manera, y que no fue por la puerta del edificio sino por la ventana, violentando los barrotes de la reja que la protegían, y acompañado por su concubina y probablemente por una o más personas de su entorno. Queda claro que entró por la ventana y con violencia", subrayó el acusado. "Luego habla (el informe) de las lesiones causadas dentro de mi acto defensa, habla de una cruenta lucha. No hubo ensañamiento de mi parte, tuve que preservar mi vida y por eso tuve que tomar la rápida decisión de defenderme con la misma arma que trajo el delincuente y que luego se llevó".
Casarini no se refirió a otros tramos del peritaje que, según fuentes de la pesquisa, analizan la imposibilidad de que Arduvino hubiera entrado por la ventana sin haber roto el vidrio, puesto que el dueño de casa había declarado que sus ventanas estaban cerradas. Aunque hubiera forzado la reja desde afuera, ninguna ventana tenía su vidrio roto. Tampoco aludió al indicio surgido de la autopsia sobre la existencia de dos armas homicidas.
El imputado refutó la teoría de que había otra persona junto a él cuando apareció Arduvino. "Se estableció dos tipos de pisadas distintas: una, la del calzado de Arduvino, y otra de un pie descalzo, tal vez en medias, y eso es porque me acababa de levantar, eran las 2 y media de la mañana. Esto avala la hipótesis de la legítima defensa", enfatizó.
--¿Cómo es que, herido de muerte, Arduvino se llevó el cuchillo, que nunca apareció?, se le preguntó.
--Dice el perito que ante los gritos de Arduvino sus acompañantes se arrimaron a la ventana, haciendo que yo note esa presencia afuera de la vivienda. Se pudo haber producido una pausa en el ataque, situación que él aprovecha para desapoderarme del arma que le había quitado y escapar.
Casarini calificó el pedido de detención en su contra como "una torpeza de la fiscal" porque él cumplió con las restricciones impuestas a su libertad.
--Pero al principio usted estuvo prófugo.
--No. Hubo amenazas contra uno de mis defensores y referían a mí, por eso traté de resguardar mi integridad física. Me presenté el lunes a la mañana por escrito y la jueza me indagó el martes.
--Si ustedes no se conocían, suena inverosímil que un ladrón se arriesgue a intentar un robo al voleo, rompiendo una reja en el centro, en un departamento que desconoce, sin saber quién estaba dentro y con qué se iba a encontrar.
--No sé qué le suena inverosímil. Desconozco el método del ladrón. Puedo decir que sucedió en un fin de semana largo, y no se si pensó que el lugar estaba vacío, si podía reducirme. Son elucubraciones que no puedo hacer y usted tampoco, sino los peritos, la jueza y la fiscal.
Lo único que digo es que esa noche yo estaba solo, durmiendo, que un intruso ingresó con violencia y que atiné a defenderme.
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