Domingo, 28 de junio de 2009 | Hoy
CONTRATAPA › CUERPO DE MUJER Y LOCURA I
Por Sonia Catela
¿Qué es un loco? "Aquél que por causa de enfermedades mentales, no tiene aptitud para dirigir su persona o administrar sus bienes", dice la inapelable palabra de nuestra ley. Para qué complicarse. ¿Y quién puede pedir que internen al orate? Según la misma ley: El esposo, los parientes y cualquier persona del pueblo si el loco es furioso o incomoda a sus vecinos. Suena a ficción; en un abordaje a la didáctica de los fallos judiciales se sabrá, en carne ajena, de esa realidad.
"Ustedes no son más que sexo" se les repetía a las mujeres una y mil veces, siglo tras siglo. Y ese sexo, añadían los médicos, es frágil, casi siempre enfermo y en todo momento inductor de enfermedad. "Son la enfermedad del hombre". La consecuencia fue una patologización de la mujer: su cuerpo se convierte en cosa médica por excelencia". (Foucault)
Luego se entresacó liendre de piojo y se prefirieron dos categorías de féminas para calarles diagnóstico de anormalidad: las "incorregibles" y las menopáusicas.
En pleno siglo XX, a pedido de los padres o de una institución, jueces de menores declaran "incorregible" a una púber y ésta es enclaustrada en el Buen Pastor para que se la "regenere" por métodos "científicos". En una descripción que se hace de esa institución en Rosario, se explican sus fines: resolver conflictos sociales mediante el encierro de castigadas por delitos, prostitutas, enfermas mentales, niñas de hasta 10 años en condiciones de pobreza, y también mujeres menores de 22 años consideradas "incorregibles".
¿Qué es una incorregible? La legislación panameña nos lo aclara: aquélla que "se encuentra en inminente peligro de delinquir por reiterada conducta desordenada, por el abandono moral en que está y necesita un período de segregación para reorientar su vida en lo sucesivo". Pero a no inquietarse puesto que se "aplicarían todas las medidas para lograr por medios científicos el mejoramiento moral" de las puestas tras rejas. Bravo. Las buenas hermanas del Buen Pastor se encargaron de la "implementación de programas, planes y métodos científicos de regeneración". En 1985 entrevisté a la directora del Instituto del Buen Pastor de Rosario. La Hna. María Eufrasia Vergara señaló con el puntero: Las internas "se hallan aquí por problemas de conducta, pero más que nada por rebeldías propias de la edad". En ese momento las confinadas sumaban entre 150 y 160 chicas, de veinte años como máximo.
Pero la mayoría de edad no suponía la inmediata liberación; según Vergara: "nosotras consideramos si están listas para afrontar el futuro, de acuerdo a su preparación, conocimientos adquiridos y principios morales y espirituales obtenidos en el Hogar. Pero también depende del ambiente donde va. Eso es fundamental. Casi siempre ponemos obstáculos cuando la mayor no es responsable de sus actos".
La relación entre las monjas y el juez se limitaba a "informes escritos". Ojos que no ven...Y ese Buen Pastor del 85 tampoco apelaba al asesoramiento de profesionales que pudieran organizar programas o evaluaciones sobre cuándo debía salir a una reclusa. Decía al respecto Vergara: "En cuanto a un estudio en sí psicológico, o con asistentes sociales, nosotras no trabajamos. Solamente el Juzgado de Menores hace informes ambientales". Informes ambientales: limpieza de las habitaciones, ventilación, prolijidad, orden.
*La dieta en el Buen Pastor:
Levantarse a las seis de la mañana. Ordenar el dormitorio. Aprender cocina, corte y confección, bordado, peluquería. Coserse la propia ropa. Salir a yugar en el servicio doméstico. Trabajar internamente en talleres de bordado o de fabricación de productos para empresas, (carpetas de escritorio, bolsas de polietileno, de papel). "Tienen el día muy ocupado" declara la directora. Todo lo costean las "niñas con el producto de su trabajo. Porque es educador no darles todo", declara la directora. Sólo se recibe una pequeña contribución del gobierno. "Estudian en la escuela primaria que funciona allí y en una técnica, de tarde. ¿Leer? "Se favorece la lectura", ¿hay biblioteca? "No, no hay biblioteca formada". Sigue la dieta: Pasar los fines de semana afuera si se tiene familia y "si la familia la quiere retirar". Pasar las fiestas de fin de año adentro o en casa; lo deciden las hermanas. "Aquí no hay detenidas" declara la directora. "Pero eso es lo que se piensa. Hablar del Buen Pastor es hablar de una cárcel. Y no es así" declara la Directora. Sin embargo, reconoce que ha habido intentos de fuga.
En aquella ocasión, levanté testimonios de las capturadas, bajo el atento control de la señora Vergara:
María del Rosario, doce años. "Hace un mes que estoy aquí. ¿Por qué? Y... porque me portaba más o menos allá. ¿Allá dónde? En el Hogar de Huérfanos. Tengo a mi mamá, sí, y dos hermanitos. Me vienen a visitar los domingos. Estuve en el Hogar de Huérfanos desde chiquitita".
Nélida, 12 años: "Sí, tengo papás. Estoy en cuarto grado. ¿Entretenimientos? Me gusta hacer la limpieza, hablar,...charlar".
Norma Graciela, 14 años, un año y dos meses en el asilo: "estoy haciendo aquí la primaria. Este año parece que me voy a mi casa con mi mamá. Somos siete hermanos, del barrio La Florida. ¿Dónde pasaré las fiestas? No sé. Me lo van a decir las hermanas".
Regenerar lo degenerado, recluir a la que se halla en "inminente peligro de delinquir", ser tratada científicamente para mejorar la moral... Pero, con cierta habitualidad, el Buen Pastor y entidades de caridad conexas sirvieron no solamente para poner en marcha esta ideología del control que se ligaba a la de contagio moral y social y exigía apartar a quienes se consideraban peligrosos para el conjunto. Investigaciones de Yolanda Trueba exhuman el lenguaje jurídico que revela esas otras funciones de estas entidades. En archivo de tribunales de principios de siglo: "Florentina Saavedra de Tandil, en marzo de 1900 fue pedida por el señor José Carré, quien se presentó en la Defensoría solicitando una menor para el cuidado de su señora madre, y existiendo en depósito la menor Florentina Saavedra, le fue concedida bajo las siguientes condiciones ...", y se detallaban los términos habituales del "contrato" por el cual un servicio doméstico se enmascaraba como "protección a la menor". En la práctica las chicas eran simple mano de obra gratuita cedida a una familia. Aunque se suponía que para educarlas, se reiteraban casos en que la custodiada ni siquiera sabía firmar. Cuando se capturaba a las que se habían fugado, éstas aludían a los malos tratos recibidos como causal de su decisión de huir, mientras que los guardadores hablaban de robo para descalificar a la víctima.
En Córdoba, año 1900, se aprueba el reglamento del Buen Pastor, propuesto por Sor María de San Agustín Fernández Concha. Las religiosas atenderían simultáneamente a condenadas y procesadas por delitos, crimen o "conducta inmoral", y a "preservadas" o educandas que se pusieran bajo su custodia con el objeto de formarlas en la "virtud y el trabajo y darles una colocación conveniente".
Suelen recordarse como hitos del asilo: "la producción de dulces y la confección y el lavado de ropa".
El servicio penitenciario de la provincia tomó la dirección general del Buen Pastor en 1989 pero las monjas siguieron ocupándose de la asistencia espiritual de las internas. La Capilla se desacralizó en el 2000.
Asimismo, se recurrió al Buen Pastor para encerrar a presas políticas en el período 75 83, algunas de las cuales fueron torturadas durante su estadía en esa casa de moral y luego desaparecidas, como puede testificar la autora de esta nota, apresada por los militares en diciembre del 75 y llevada al instituto de Santa Fe, donde convivió nueve días con cuarenta detenidas por razones ideológicas.
Refiriéndose a la mujer en manicomios y afines, dice el historiador Hugo Vezzetti: "Esa regulación moral de la conducta, casi carecía de presencia propiamente médica , y en ella, el trabajo, era ya una condición de cordura, pero en un marco, unido al papel de la religión y la presencia protagónica de las monjas, que asimilaba muy directamente la locura femenina a una posición infantil. Y ese modelo de "buena niña que debe internalizar hábitos virtuosos, domina ese espacio de educación mediante premios, castigos y recompensas".
De eso se trata. Del manejo.
En cuanto a las menopáusicas, recluidas en neuropsiquiátricos, sometidas a electroshocks y declaradas incapaces por jueces y tribunales, les damos turno para la próxima.
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