Lunes, 10 de mayo de 2010 | Hoy
Por Sonia Catela
Oíd. oíd mortales, pero si te digo 220 pesos son 220 pesos, me los entregás y desaparezco, no voy a matarte, cómo se te ocurre, ¿me das o no me das la plata? che, pará, pará de cantar,
el grito, mortales, el grito, oíd. Qué te dije, no escuchás, no te saques ese reloj, no quiero tu reloj ni que salgamos mañana en el diario tragedia inseguridad en zona sur, cerrá un poco el pico que va a caer un curioso y entonces ¿quién parará la cosa? No me interesa cuánto tenés. Para qué me lo decís, y no me ofrezcas dólares, pensás que me voy a aparecer en una casa de cambio a vender moneda extranjera, dame los pesos 220 que te pido y se terminó esta escena, y guardáte de una vez esa plata que para qué me la mostrás, ¿entendés? Te repito: 220 pesos y nos vamos, te vas, cada uno por su camino, vos, como si hubieras parado en una heladería, yo a lo mío,
sagrado, dale, para qué cantás el himno en medio de este callejón oscuro, que da miedo, mirá si cae alguien violento, yo no ando en ésa pero no me obligues, no me pongas a prueba, soltame la mano,
grito sagrado sagrado
cómo se te puede ocurrir cantar el himno ¿qué sos, patriota? dejame contar, quiero sólo esos míseros 220 pesos, no tenés de a diez, no voy a llevarme 300, ni 400, ni 500, 220 es la cifra, a ver si me entendés,
libertad, ¿qué mierda es ésa? si no tenés guita, qué libertad tenés, 220 no 205, no rebusqués en el bolsillo, dejá, yo reviso,
oíd mortales, sí, oíd, cretino, ¿y en la guantera? ustedes siempre llevan "suelto", "sencillo" en el cenicero para tirarle algo a los changos que limpian los parabrisas en los semáforos, los he visto. A ver, cinco, seis pesos, capaz que redondeamos,
el ruido de rotas cadenas, no me jodás que me sacás de quicio, parala. Ya. Ayer escuchaba a esta mujer, no sé, una doctora, decía que todos hablan de los muertos por violencia pero nadie menciona una palabra de los que palman porque no tienen los 220 pesos para pagarle a la medicina prepaga, los 220 pesos para la tomografía, los 220 pesos para saber dónde hay que operarla y pararle la muerte, el mapa del tumor vale eso, 220, si se muere va a una estadística, no a un titular catástrofe: "otra víctima de la inseguridad", decime, qué te importa, éstos son los muertos que no hablan, los que no tienen los 220 pesos,
si los pueblos unidos del mundo, ja
yo te la voy a hacer corta, no me vengas con "rotas cadenas", entendela, a mí me tocó ésta, cretino, me llevo los billetes, aunque falten dieciocho mangos para los 220 que me exigen de peaje en la clínica, hasta en eso me jodés, debés tener escondido por ahí un billete de diez, o dos, dejémoslo así,ahora sacate las zapatillas, no, no te voy a robar tus preciosas zapatillas, mirá lo que hago, ¿te gusta cómo arden? Lindas, ¿no? La fogata de san juan y san pedro o el santo que más te guste para rezarle un poco, fogata cara,
sí, al gran pueblo argentino salud si tenés los 220 pesos de peaje, ahora sacate el vaquero, ya, y el calzoncillo, al fuego eterno, pero antes agarrá bien, a dos manos, tu plata, tu billetera, tus tarjetas de crédito golden boy, cuidalas de la gente mala, y ¿ves? ingresemos a la pira estas sagradas vestiduras tuyas, estás una preciosura así desnudito, dame también las llaves del auto, que lo cierro y mirá adónde va a dar la llave ¿te gusta esta alcantarilla para que quede segura y nadie pueda abrir el auto y menos robártelo? No, claro, vos tampoco podés agarrarla. Y suerte, pibe, seguí cantando tu himno, pero tomá alguna clase de canto no sólo porque no te sabés dos párrafos enteros del himno ¿no te los enseñaron en la escuela country? sino porque necesitás urgente que te sintonicen esa cretina voz de cretino que desafina de lo peor. Te digo. Y chau.
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