CONTRATAPA
› Por Miriam Cairo
28/11: MUSCULO
Otra vez la inspiración venida del músculo. Del costado imprevisto. Del Gatorade. Sin embargo, el pulso lo pide. Muchas crónicas deportivas terminaron en el olvido porque la dobladora de sombras no es especialista y porque su día de publicación atenta con el reporte inmediato del acontecimiento. Pero esta vez la escritura reclama. El partido lo exige. El revés a la altura del hombro lo implora. Se publicará esta página el próximo sábado. ¿Resistirá la memoria colectiva? Desde hoy hasta el sábado pasarán muchas cosas. Terminará noviembre por ejemplo. También me picará un alacrán, tendré palpitaciones y me inyectarán el antídoto. Pero nada me hará olvidar que el maestro tardó treinta y dos minutos para llevarse el primer set del partido. No es un récord que resista la historia de una semana, pero estos placeres deben prolongarse, me digo. Si una puede volver al libro que lee para deleitarse hasta exceso. Si una vuelve a los mejores momentos del amor, entonces, cómo no volver al tenis. Cómo dejar que éste sea un partido más. El pulso es más fuerte que el sentido común. El placer evocado más enérgico que la cordura.
29/11: ESPARTACUS
La memoria y el mientras tanto tienen sus bemoles. Imposible olvidar este diálogo.
CRASO: ¿Mientes, Antonino?
ANTONINO: No, si puedo evitarlo.
CRASO: ¿Alguna vez los dioses te han probado?
ANTONINO: Sí, creo que sí, pero menos Jesucristo.
CRASO: ¿Te reprimes de todo vicio para respetar las virtudes morales?
ANTONINO: Sí, amo.
CRASO: ¿Comes ostras?
ANTONINO: Cuando las tengo, amo.
CRASO: ¿Comes caracoles?
ANTONINO: No, amo.
CRASO: ¿Consideras moral comer ostras e inmoral comer caracoles?
ANTONINO: No, amo. Claro que no.
CRASO: Cuestión de gustos, ¿no?
ANTONINO: Sí, amo.
CRASO: Y el gusto no es lo mismo que el apetito, y por tanto no se trata de una cuestión de moralidad, ¿no es así?
ANTONINO: Podría verse de esa manera, amo.
CRASO: Es suficiente. Mi toga, Antonino. Mi gusto incluye tanto los caracoles como las ostras.
Hay momentos memorables. Partidos, escenas, gemidos recurrentes.
30/11: SEGUNDO SET
El pulso no puede olvidar que en el segundo set el español seguía insistiendo por el lado del revés esperando que el otro gladiador, en algún momento, disminuyera la consistencia en ese golpe. Pero lo débil se había hecho fuerte. El revés a la altura del hombro era un arma imbatible. Aun así el maestro bajó el porcentaje de primeros servicios y pagó por ello. El pulso lo sostiene en la memoria. Es lunes y no olvida que entonces Nadal generó sus primeras dos bolas de break en el cuarto game. La mano que escribe a destiempo recuerda que un error de drive de Federer propició el quiebre y el español pasó al frente 3 1. El quiebre del español fue suficiente para mantener la distancia y emparejó. El pulso teme que ya nadie conserve ese instante en la memoria. Pero éste no es el pulso de nadie, sino una pequeña sístole en la dobladora de sombras.
01/12: DEVORACIONES
Una pierna sobre el escritorio, otra sobre la biblioteca. Una boca en acto de devoración, otra boca en acto de O abierta hasta el abismo y las ruedas del mundo debajo de la silla. Mientras tanto hay niños con fiebre, hay juicio a represores, hay madres lesbianas amando a sus hijos, hay igualdades, hay inclusiones. No es necesario desentenderse de nada. No está prohibida la devoración mientras la vida impera. "El número uno del mundo bajó el pistón y Federer lo pasó por encima". El pulso de una etérea o de una dobladora de sombras raya con la locura. En ESPN Juan Simón dijo: "El profesor te enseña, pero del maestro se aprende". Con las piernas en el aire se transitan devoraciones nuevas.
02/12: PERRO QUE MUERDE
Los perros muerden. Los alacranes pican. Las planchas queman. La carne duele. Iba distraída pensando en vos, pensando en el tercer set, en Espartaco, en los estados de decoración, por una de las calles desoladas hasta llegar a la escuelita del infierno. Distraída caminaba hasta que, zaz, el perro dijo: esta dobladora de sombras tiene que bajar a tierra. Una de las profesoras había dicho ayer, "te veo tan etérea en el aula". Obviamente no había sido un halago. Para los etéreos lo será, pero para las profesoras, no. Los etéreos ¿qué pueden hacer en las escuelitas del infierno? ¿Leer poemas? ¿Escribir poemas? Yo pensaba en vos, en Craso, los gladiadores del circo romano de Londres, etérea y humana como de costumbre, y el perro me bajó de un mordiscón. El perro fue mi aliado. Vino a decir que mi carne tiene el mismo rango que todas las carnes humanas, aunque lea poemas, y recuerde lo olvidable, y piense en vos. Craso, con su toga. Gladiadores sin aurigas. Francisco aprobó.
03/12: OSTRAS Y CARACOLES
Comer ostras y comer caracoles. Veintitrés minutos de diferencia hay entre la proyección de Espartaco de 1967 y la versión original de 1960.
La escena del baño, en la cual Craso, general y patricio romano, intenta seducir a su esclavo Antonino, usando la analogía "comer ostras" y "comer caracoles" fue censurada para beneplácito de la moral pública. El circo del imperio era más sensible que el circo del imperio romano.
04/12: LOS ETÉREOS
Los perros muerden. Los gladiadores pulsan combates de otros tiempos. Treinta y dos etéreos leen poemas en las escuelitas del infierno. Los perros no leen. Los perros muerden. Treinta y dos etéreos tienen carne humana. Éste no es el pulso de Dios sino una pequeña sístole de la dobladora de sombras mientras la vida impera.
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