Domingo, 13 de mayo de 2012 | Hoy
CONTRATAPA › FOTOGRAFIANDO LA ZONA
Por Adrián Abonizio
* Observa las chapas de autos con sus tres letras y el número. Ha descubierto algunas que se relacionan con quien maneja. FEO decía en una y el que avanzaba en la avenida era un ser horripilante. SOL, leía en otra y la que iba al volante era un rubiecita iluminada. ARF en otra y el tipo llevaba un perrazo en la parte trasera. Y así. A veces no hay casualidades o formaciones planetarias alineadas. La mejor coincidencia fue una donde aparecía la palabra SOR y al volante iba una monja y otra que se apreciaba la palabra MAL y el que conducía era un comisario retirado famoso por su mano dura. A su hermano, quien gustaba de los hombres desde siempre le tocó la chapa patente GAY 269. Dios existe y hace bromas.
* Van padre e hijo en la camioneta, se detienen en un semáforo. Mirá, dice el papá. Un kiosco y librería al lado de una escuela, no falla. Es como el rico: siempre habrá una mina linda cerca por interés, no falla jamás. El chico piensa, luego resuelve: Estar solo y ser pobre es feo, ¿no?. !Claro! replica el padre. El pibe repiensa y luego se atreve. ¿Y por qué te dejó mamá?. El tipo lo mira sin rencor, le pasa una mano por la cabeza y mete tercera. Me dejó porque yo tenía plata pero era muy pelotudo. Ah, retruca el chico...entonces a veces falla. Y ambos se sienten aliviados con la verdad.
* Lo descubrió haciendo trámites. Había sido un ídolo del fútbol, allá lejos y hace tiempo. Perdió dinero por sacrificio y amor hacia su camiseta. Lo apena que la gente pase al lado y ni lo reconozcan, justo a él, que tanto hizo por el club. Para enmendar la falta se acerca para saludarlo pero se detiene: No recuerda su apellido.
* En la serie El Zorro aparecen unos indios mal entrazados, coimeros e indignos. A uno lo están por fusilar bajo la garúa pero aparece Guy Williams y lo salva a pesar que el tipo era una lacra. El Zorro siempre es justiciero y hermoso. Y su caballo está mejor alimentado que estos indios piojosos, coteja él mientras llueve demasiado y hay melancolía en la ciudad donde el decorado parece hacer agua calle abajo.
* Cuando engaña a su mujer regresa enamoradizo y afectuoso. Al principio pensó que era la culpa, luego entendió otra cosa que según él lo libera: El amor es un motor que una vez puesto en marcha no se detiene. Por eso, de vez en cuando se acuesta con alguna otra por ahí, para matizar su sencillo modo de atravesar la absolución. Pero eso sí, tiene que querer a la dama aunque sea un poquito, caso contrario la ecuación no le cierra.
* Sorprende al tipo temprano en la zona del laguito. Está parado
fumando complaciente en un todo con el universo verde de moho y el agua turbia. Tiene una soga en la mano que se hunde en el fondo. Indudablemente hay un animal allí abajo, por la estela en la superficie y las burbujas. ¿Qué saldrá? ¿Un yacaré?. ¿Un pato?. Entonces ve aparecer el morro de ratón hipercrecido de un carpincho. Es una hembra, aclara él. La encontré en la isla de cachorra, abandonada por los cazadores que seguro mataron a su familia. Y una vez que la traje los chicos se encariñaron. Le pregunto qué come, dónde vive y si tiene pareja. Todo me cierra. El tipo está satisfecho. Lo único es la hora en que tengo que venir acá, ¿sabe?. Son las seis de la mañana y hay neblina. Es por una vieja que me denunció porque ando por esta zona con animales peligrosos. Por eso me levanto todos los días a las cinco, para traerla cuando no hay nadie. Como si fuese un monstruo-, completo yo. El monstruo es ella, amigo, redondea.
* "Leer es como besar: al que no lo hace muy seguido se le nota en la lengua". Repasa la oración y siente un lejano pudor. De que quien lo lea y está solo se puede sentir abrumado ante tanta trompada certera. Es como cuando evitaba besarse en público por respeto a quienes no tenían con quien. El amor es poderoso y corrosivo. Habría que desterrarlo del público en general, de las propagandas y de los discursos. Sólo así lo salvaríamos de nosotros. Soy un tipo raro, se piensa a sí mismo.
* Ella esperaba una carta que la podía catapultar hacia un horizonte generoso en su trabajo. Cuando él esa mañana se fue echado alcanzó a manotear en el hall de entrada el sobre que le asignaba a ella el puentecito invisible hacia una vida distinta y mejor, fuera, lejos del país y en bienestar. El escribió la respuesta agradeciendo en nombre de ella pero desechando el empleo. De allí en más su vida se resquebrajó gradualemente y la depresión lo fue cercando. En el lecho de muerte la llamó y le confesó la ignominia. Ella, sonriente por primera vez junto a su cama le confesó que en el fondo le agradecía: La empresa a la cual iba a estar destinada se incendió y murieron todos. Me salvaste la vida mi amor, repite ella ajustando el suero.
* El salón está repleto. El cuenta el chiste. Un tipo entra a un restaurante y sin fijarse en los precios cena y bebe copiosamente. Cuando ve la cuenta llama al mozo y le pregunta. Supongo que le harán un descuento a un colega. Ah, ¿el señor es gastronómico? No, soy ladrón. El remate causa gracia entre los presentes la mayoría funcionarios, pero él completa. !Ojo que no es alusión a nadie, eh!. Nunca más lo llamaron para animar encuentros políticos. Debe ser porque a otros le pagan menos, se dice malhumorado y sin entender qué sucedió. Los chistes son buenos pero él que los cuenta es torpe. Como en el sexo: hay amantes de belleza impresionante que son olvidados ni bien dejan la habitación.
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