CONTRATAPA › FOTOGRAFIANDO LA ZONA
› Por Adrián Abonizio
* El cuento es así. El tenía que viajar y justo lo llama un amigo en desgracia que no tenía donde dormir. Al no poder dejarle la llave en algún sitio -barrio bravo, doce de la noche, vecinos durmiendo-, opta por dejársela atada a un collar. El Negro es su guardián, el pichicho que duerme en la entrada y lo protege. -Te la dejo en el perro, dice y se va para la terminal.
* -Sospecho que mi suerte a veces se toma licencia dice una pesimista por mensaje de texto. Su amiga le contesta: -La mía nunca trabajó, sólo recibe planes y se los fuma. Ambas ríen con el previsible ja, ja, ja que se suele mandar la gente.
* Su padre tuvo una hermana que nació antes de que él llegara al mundo a los cuatro años. El hijo, al enterarse le comenta. -Entonces ella está viva en tu corazón con sus cuatro añitos. Siente el imperativo de la sorpresa, la extrañeza y la superstición, dado que es cardíaco.
* El chico le dice a la maestra, tras escribir en su hoja. -A veces no me acuerdo de mis sueños porque caminan solos por las calles de mi memoria. Ella, abstraída, le da como respuesta que de dónde sacó la frase, que seguro se la robó a un grande. El pibe, enojado tira el cuaderno contra la pared y es llevado como un reo a dirección. El papá al enterarse espera a la maestra y a la salida le regala una antología de poesía surrealista. -Es para tu fin de semana, murmura suavemente. -Había uno de cocina pero creo que tampoco lo entenderías, acota.
* "Nos creemos importantes, escribimos en la compu, llevamos agendas digitales, celulares extravagantes y siempre estamos ocupados. Una vida de ratones de laboratorio tecnológico cuyo dueño experimenta sus inventos con nosotros", escribe en su diario. Justo lo llaman y deja el lápiz de madera por el punterito de plástico que viene adosado con algunos teléfonos. Dígame, no, no estaba ocupado, estaba pasando en limpio unas pavadas. Y al instante se siente un pusilánime. Un traidor.
* Pasa el viejito cerca de su mesa. Usa pantalón marca Montana y sobre la camisa a cuadros dos tiradores blancos. La mano se mueve aceleradamente frente a su estómago. -Parece un vaquero cantante folk retirado de Nashville con Parkinson a quien le robaron la guitarra, comenta a la chica que no advierte la potente imagen.
* Los tres son pintores, los tres disfrutan del cerebro roto por el alcohol, los tres son talentosos, los tres son borrachines y felices. A uno, el más sobrio se le ocurre elucubrar: -Sólo espero que si cumplimos treinta la ciencia ya haya inventado un hígado descartable....como para llegar a exponer muchas veces y no morir por el vino. Componen entre los tres un cuadro monumental dedicado a la bebida con el que ganan un suculento premio. Ninguno pudo asistir a la ceremonia por estar internados en coma luego de una noche de festejos anticipados.
* "Algunos terapeutas ostentan una sagrada condición de sicópatas: angustian al paciente hasta llevarlos a bordes peligrosos. Han fracasado y no se dan cuenta. Han matado y creen ser inocentes. Llegan desesperados o intoxicados o fiambres ya. La culpa claro, siempre será del cadáver. Son como los médicos que irremediablemente entierran sus errores", escribe el doctor joven en su guardia nocturna. Algún día publicará sus apuntes. Ahora debe mantener el puesto sin que lo expulsen y ser un poco cómplice de los crímenes que propicia esta civilización.
* La señora que limpia mira las partituras abiertas de la Sinfónica en su hora de descanso. Le dice a la ayudante: -Mirá, pajaritos negros parados en los alambres. Y sopla algunos para que se vuelen.
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