* Ella observa el ir y venir de los motociclistas, vulgarmente zorros grises en dos ruedas y deduce, como en una epifanía, que la ausencia de sus controles o la indolencia con que ven el tránsito se deban a causas superiores. Chatas sin luces, maniobras alarmantes, peatones a punto de ser estallados, todo esto no lo advierten. Entonces ella, conjetura que han de ser como pájaros bobos, como los ángeles de Wenders: Están para hablarnos al oído, para permanecer, inoperantes y testigos silenciosos del andar errático que arrastra el mundo.

* Son dos hermanos. Uno, el amigo del escribiente en la mesa del bar, considera que su hermano es bobo y eso lo encabrita. Luego, la casualidad hace que el que narra se encuentre accidentalmente con el "bobo" en una bocacalle y salga el tema del hermano acusador. "¿Viste como es mi hermano de bobo, ¿no?". Es una redundancia de espejos fraternales. Entonces el que narra, testigo falso de una reyerta no sabe qué decir y como los árbitros que no ven la jugada, piensa: "Siga, siga, siga". Y concluye en que todos somos lelos según se mire. "En ese momento de abstracción un bocinazo lo despierta y oye, del lado de la ventanilla la voz de un chofer que le increpa "!correte, bobo!".

* El ha aprendido a defenderse de su propio amor. Ruega -a veces lo logra- no caer en el vórtice del volcán amoroso: Empieza con flores, regalitos de peluches, alhajas superiores, entradas a espectáculos, viajes a las sierras. Y todo de su amenguado bolsillo. Pero lo hace por un impulso; para él el amor es dar y regalar y de ser posible prontamente. Pero las féminas se sienten invadidas. Entonces, sintiéndose muy torpe se dice, que no, que nunca más y llora frente al televisor de la casa de su madre mientras espía una novela.

* El hijo pregunta qué significa la palabra "estéril". El le explica. Entonces el chico, cotejando el cierre del chiste deduce que "algunos guantes nunca van a poder tener hijos". El padre, intrigado, pregunta el porqué. "Porque son guantes estériles". Le dice con condescendencia que es un chiste bobo pero que siga probando. Por la noche, en una reunión el padre cuenta el chiste como propio y es festejado como nunca. Pero es tan egoísta que le oculta el triunfo al hijo, el hacedor. Y nunca le pagará por derecho autoral.

* Apela a todo: El amor de sus hijos, a problemas mentales irresueltos, a su origen de arrabal triste pero el tipo, un abogado recibe la trompada que lo tumbará y lo dejará humillado en el piso con un traje nuevo menos y un diente también. Se lo merece, ha intentado robar con letra chica a un amigo de la infancia, quien, parado al lado del caído, susurra. "Y esta piña no es por cagador, sino por bobo. Me faltaste el respeto no a mi integridad económica sino a mi inteligencia".

* La cochera nocturna es una cueva y desde allí el cuidador nocturno emite chistidos hacia las damas que pasan. Ella, cansada, le cuenta al marido, un hombrón de 120 kilos quien sale a la pista a vérselas con el fulano. "¿Vos sos el que chistás y chistás?. Bueno yo vengo por eso. ¿Qué te pasa que chistás como una lechuza a las mujeres?. Salí y hacete hombre, invitalas a salir, seducilas, pero nunca más se te ocurra ese chistidito pelotudo desde adentro, ¿estamos?". El tipo, aterrado dice todo que si con la cabeza. El marido, sonriente, cierra la escena..."Y dejá de mover la cabeza así que parecés un pájaro bobo, pedazo de bobo".

* Al tipo se le cruzan, lo siguen, lo encandilan los bobos. Confecciona un listado con sinónimos ya sea en tono gauchesco o lunfardo citadino. Palurdo, abombado, bartolo, bulonazo, chauchón, chichipío, mamerto, pancracio, chitrulo. Pero como es un esperanzado articula una imagen que le sienta mejor a la bobería y es hasta más delicado no exento de cariño. El bobo solitario, el que no daña, es un "dormido" uno que tal vez un día se despierte y al que sólo hay que darle tiempo. Todos hemos sido bobos en un tiempo que quisiéramos olvidar. Si el bobo no es malo tendrá su premio: Triunfará donde otros amenguen, se llevará la chica más hermosa o el podio más inesperado. El los ve así y los espera, mientras intenta no padecerlos. Sólo los mira con una clase especial de ternura sabiendo que "bobo" en el ambiente tangueril donde se mueve significa nada más ni nada menos que la bella palabra corazón.

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