Mar 19.11.2013
rosario

CONTRATAPA

Tosca materia

› Por Fabián Di Nucci

Con el título tomado de la frase encomillada, hace unos años este diario tuvo la gentileza de publicar unas ideas sobre la transformación de nuestros mejores anhelos en cruda realidad o tosca materia.

Norberto Bobbio citaba Doctor Zhivago, de Boris Pasternak: ?Sucedió a menudo en la historia. Lo que había sido concebido como noble y alto se tornó tosca materia. Así pasó con Grecia, que se convirtió en Roma; así pasó con el Iluminismo ruso, que se convirtió en la revolución rusa?.

No pretendió Pasternak ni intentó Bobbio siquiera explicar cómo y porqué se produce el fenómeno, pero si algo debe admitirse es la cantidad de ejemplos de todo lo que no ha podido ser más que... Esto que es...

Claro que entre lo que sería y lo que fue, hay variadas y diferentes distancias.

El pánico podría aparecer en torno a, simplemente, el espacio que media entre idea y realización; amplitud usualmente excesiva y materia prima del siempre objetivo análisis de opositores, intelectuales y periodistas.

La sequedad de garganta, cierto nivel de artrosis neuronal y, si se me permite, una importante dosis de benevolencia y expectativas en retirada, ayudan a mirar hacia el costado sabiendo que el resultado, contra el deseo, perdió ya antes de jugarse el partido.

No corresponde alarmarse porque no es novedad que se anunciara blanco esto negro que nos entregan como si tal cosa, incluso hablándonos de amor o esperando algún gesto de gratitud de parte nuestra.

Algo es algo, diría el optimista; tipo "hechos, no palabras" del político en funciones. O rescatar el valor de la pura iniciativa, noción estratégica y estimable per se en las contiendas, según Sun Tzu, von Clausewitz y Guillermo Moreno.

El progresismo recalcitrante que cultiva este servidor le ha permitido despojarse, liberarse diría, cual hippie de los sesenta, de las formalidades que impone esta sociedad estandarizada.

En tal senda, ha traspuesto los límites tramposos que exigen los aciertos: para evitarlos, ya ni los espera.

Se contenta, pacífico, con procesos y devenires, encaminados al futuro, en abstracto, y con rumbos aproximados hacia valores "naturales", latitud y longitud del "masomenos", en grados, minutos, codos, varas, yardas.

Al suscripto, la noción de eficiencia, propia del resultadismo bilardista, del capitalismo salvaje y neoliberal, le es ajena.

Es la intención, y su plural, las que valen, mal que les pese a los cultores de los indecs y las estadísticas.

Por eso expresa cada tanto la debida solidaridad y contrición por las víctimas pero ya no hay enojo cuando el tren no se detiene al final de la vía.

Todo no se puede ni, pareciera, estas consecuencias se siguen necesariamente de aquellas causas.

Que se sepa: hay cisnes negros y, sobre todo, tosca materia. Pero ni los famosos dos pasos atrás desimantarán nuestra brújula vanguardista.

Tiempos oscuros estos, de confusión si la mira busca coherencia. Apenas hay contornos borrosos a los que aferrarse para reconocernos, porque los ídolos no solo atardecieron discretamente corrompidos o desgajados por informes tendenciosos del poder económico: peor, rebozan de repente contradicciones tan jodidas que en condiciones normales nos hubieran hecho perseguirlos y enfrentarlos. Ya lo dijo ¿Nixon? "es un hijo de puta pero es nuestro hijo de puta". Filiación que lo disculpa y lo transforma. Y nos conforma.

La lírica militante de la recuperación democrática y coordinadora cantaba en los 80 "en el campo enemigo hay gente de mi partido, pero del tuyo también", lo que viene a ser una parecida referencia a antecedentes que reconocen vastísimos precedentes hasta de las actuales e insospechadas consecuencias. Y todavía podríamos remontarnos.

"Corsi e ricorsi", agregaba Bobbio, porque su humanidad le impedía hablar de traiciones o vergüenzas cuando, con piruetas dignas de los X﷓Games, tratan de explicarnos misterios insondables como la revolución bolivariana, tan cara a nuestros próceres, que madura un Maduro y deriva en apariciones del líder muerto, ministerios de la felicidad o navidades full time. Y eso que a diferencia de otros no preferimos a Capriles.

O los del periodismo crítico, de investigación, independiente, o comprometido si no con la honestidad al menos con la sana inteligencia, que más que madurar se nos descompone en un Lanata.

Ni hablar del cambio climático mutando en una Medellín o una Ciudad Juárez la otrora Chicago argentina que, además de poner de manifiesto la crisis identitaria rosarigasina, ex prostibularia, ahora narco y siempre delictiva, hace pensar que el flagelo de la droga es tan vasto que también se ensañó con los compradores.

Progresistas del mundo desunidos, a pesar de conformarnos con tan poco, se ha apagado Balderrama y nos estamos quedando en pelotas, manoteando crucifijos y rezándole a Francisco que, estaba cantado, debía ser argentino.

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