Viernes, 29 de noviembre de 2013 | Hoy
Por Javier Chiabrando
Vaya uno a saber quién descubrió que el miedo es un arma más poderosa que un cañón o una espada. Tampoco es algo tan difícil de descubrir. Meter miedo o sufrirlo está en la naturaleza humana; lo interesante es que alguien comprendió que era un arma. Se me ocurre que cuando Aníbal quiso invadir Roma, los elefantes eran más poderosos que las armas, porque Roma también tenía armas, y también poderosas, y más soldados, pero no tenían elefantes. La visión de los mastodontes debe haber causado mucho miedo. Y por qué no vencieron los cartaginenses? Quizá porque cuando los romanos vieron que un elefante cayó atravesado por flechas, o por el poder de una catapulta, o de una patinada pelotuda, chau miedo, bienvenido triunfo.
Vencer el miedo te vuelve más poderoso que transmitirlo. He aquí una lección, con o sin elefantes.
El miedo es mejor que las armas, que ciertas armas artesanales o tradicionales. El miedo se puede manejar a la distancia, se puede usar a través de máquinas, de voceros, de mentirosos, de chismosos. Es gratis y nunca le cuesta la vida al que lo ejerce. En cambio usar espadas o pistolas es incómodo, se te mancha la ropa, o luego tenés que ir al psicoanalista para tratar de olvidar. Dicen que en la segunda guerra mundial los alemanes bombardeaban Londres siempre a la misma hora. El miedo a las bombas era una cosa brava, pero la llegada del momento en que caerían las bombas, era la cosa importante. El miedo se puede planificar. Mejor aún: se puede organizar la hora en que haré sentir miedo a mi enemigo.
Vea sino los noticieros de las 20 horas.
No por obvio no hay que decirlo. El miedo es un negocio. Si se habla todo el día de robos y muertes, cada familia comprará celulares para sus integrantes, incluido el loro, los countries, las rejas, alarmas y vidrios blindados cotizarán cada día más. Clinc caja. En la guerra fría el negocio eran los refugios antiatómicos, luego de Chernobyl las máscaras de gas. Después del 11S llegaron a venderse mochilas paracaídas. No hay que desalentarse, es un negocio que está disponible para todos. Uno puede vender seguros de vida o contra robo. Pero los negocios grandes son para los que tienen con qué meter miedos grandes.
Qué era el riesgo país?
Acá, en nuestro maravilloso e inagotable país, el miedo es moneda corriente. Lo ejerce el que tiene más poder de transmitirlo, que en general son los que manejan los medios de comunicación. Nada nuevo bajo el sol: y basta leer los diarios para entender que es lo mismo que pasa en cada país del mundo. Curiosamente, para entender que el miedo es un arma que se ejecuta desde los medios, hay que ver o leer medios. Pero no se alegre; no verlos o no leerlos no es garantía de que el miedo no nos alcance.
Siempre habrá un taxista que le saque el tema.
El miedo tiene una lógica, un esquema, una dinámica. Y salirse de él es caer en el papelón o el patetismo. El miedo patético es el de las películas Clase B, el de las declaraciones de Carrió: dinosaurios de papel maché, inundaciones filmadas en bateas de lavar; aun los que creen en los reyes magos se dieron cuenta de que los volcanes de Carrió nunca erupcionan, o que no hay volcanes. En la película Ed Wood hay una escena de antología: Martín Landau, en su papel de Bela Lugosi, se mete en el agua a pelear con un pulpo de goma que tiene el motor roto. Igual Landau se retuerce como si se el pulpo lo estuviera ahogando. Miedo de tramoya. Igual hay gente que es capaz de sufrirlo y creerlo. Se viene el zurdaje? Argentina imita a Venezuela?
Miedo de tramoya, para la gente que cree que una vez al año los hermanos Suller se pelean de verdad.
Si uno logra manejar ciertas variables del miedo, el arma es más poderosa que la bomba atómica, porque la bomba te liquida sin dejarte pensar. En cambio el miedo es el mismo pensamiento. Se siente miedo mientras se piensa. Se piensa en miedo. O se sufre miedo y ya no hay forma de pensar. Ahí el miedo no tiene límites, como las armas sí lo tienen. Ante una pistola uno puede correr, o esconderse. Ante el miedo, no. Y es tan poderoso que una noticia puede generar miedos antagónicos. Aumentan los autos? El que va a comprar se asusta (compro?), el que va a vender entra en un cono de incertidumbre (vendo o espero?).
Una sola bala, dos muertos, de miedo.
Otra estrategia para transmitir miedo es simular que uno lo sufre. Esa camada de periodistas brillantes y valientes que en los '90 nos mostraban el camino (dialéctico, discursivo, ideológico) para enfrentar al Turco que lo Reparió ahora transmite miedo hablando del miedo que sufren. Hablan de meterse debajo de la cama, vivir en el barro y metáforas semejantes. No importa si para meter miedo deben olvidar lo que fueron y volverse pusilánimes, blandengues, rifar lo que tenían de admirable. Si ellos, que son lindos, inteligentes, valientes, sufren miedo, imaginen a mi tía, que no lee diarios, no sabe qué diferencia al marxismo de una bicicleta, y cree que la vida es lo que hay entre un programa de Susana y otro programa de Susana. Es como ver a Tarzán con un ataque de pánico.
Y ahora, quién podrá defendernos?
Debo decir que este gobierno no ha ejercido el poder del miedo tanto como sería razonable o como enseña la lógica de la política. No hay que olvidar que la mayoría de la gente que cacerolea pidiendo que la presidenta se muera fue la misma, o del mismo sector social, que votó el segundo mandato del Turco que lo Reparió por miedo a que sus cuotas de consoladores y aspiradoras se fueran a las nubes. Miedo cuota se le llamó en ese momento. Perdón, voto cuota, es casi lo mismo. Por qué este gobierno no hace lo mismo?
Estaría mal?
Este gobierno no ha sabido, o no ha querido usar esa estrategia. A veces la diferencia es tan notable que cuesta entender que muchas cosas se podrían ver desde el punto de vista contrario por diferencia de segundos. Si tres segundos antes de que los metemiedos digan que las reservas del país están cayendo y que seremos Nairobi, el gobierno dijera: "las reservas fueron usadas para pagar la deuda porque si no pagamos nos vamos al bombo y seríamos Nairobi", el miedo cambiaría de usuario. Sencillo, práctico, económico. Es caer demasiado bajo?
No se debe aprender del enemigo?
A mí que me perdonen, pero en eso se equivocan. Porque el miedo es mejor meterlo que sufrirlo. Imagine si cuando cambiaron las reglas del juego con el dólar hubiera salido un ministro y hubiera dicho: "muchachos, argentinos, doña, tenemos que cambiar las reglas de la compra de dólares porque si no se podría venir un corralito". Listo el pollo, lo que protestan ahora sería defensores de esa reglas, a caceroleada pura.
Cacerola comprada en cuotas? Doble miedo.
Dice John Berger: "En el pasado, fue una táctica común de quienes defendían su país contra los invasores el cambiar las señales camineras, de tal modo que la que indicaba Zaragoza apuntara en la dirección opuesta, hacia Burgos. Hoy no son quienes se defienden, sino los invasores extranjeros, los que invierten los signos para confundir a las poblaciones locales, para confundirlas acerca de quién gobierna a quién, acerca de la naturaleza de la felicidad, del alcance del quebranto o de dónde ha de hallarse la eternidad".
"Acerca de la naturaleza de la felicidad", dice John Berger.
Un soldadito llega como invasor a un país de lengua y hábitos desconocidos y ve que sus superiores ya no saben dónde está el norte y dónde el sur. Miedo, miedo a no encontrar el camino de regreso a su casa. Pero sus superiores, y los superiores de sus superiores, y así hasta los que tienen la mosca, aprenden la lección: "no usarán el miedo contra nosotros si nosotros podemos usarlo contra ellos". Dice Berger que los vencedores (los poderosos) comenzaron a confundirnos para meternos miedo. Y no es un enemigo con cara: son corporaciones, slogans, holdings, una caterva de empleados y una caterva mucho más grande de alcahuetes, correveidiles y yonofui.
Los que son asustados por los opositores al gobierno se quejarían al ser asustados por el gobierno?
Baja la construcción? Suben las acciones líderes? Es marxista Kicillof? Qué es ser marxista? Moreno no defendía a los consumidores argentinos cuando era grosero? Será realmente grosero? Son preguntas que no intentan mostrar anda, sólo dar miedo, generar incertidumbre. Está Cristina en su juicio o las ideas se las dicta el perro? Miedo, incertidumbre. Todo en uno. Para eso se necesita un auditorio medio ganso. O se construye. Cómo? Con más miedo, caramba! Siempre se puede anunciar que te va a caer un meteorito en la cabeza. "Mañana se duplicaría el precio de la carne", dirá un periodista a la medianoche, y al día siguiente todos los carnívoros vivirán con miedo. Y que los vegetarianos no festejen, que ya les va a llegar el turno a la escarola. El miedo no hace distinciones.
El miedo es omnívoro.
Sólo quedan las opciones de no ignorar que están jugando con uno y ser valiente.
Elija.
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