Miércoles, 26 de febrero de 2014 | Hoy
Por Mariana Miranda
A veces parece como si el tiempo se hubiera volado de mi lado y no hubiera recorrido la distancia suficiente, entre cada día, entre cada semana, entre cada mes, para llegar a hacer las cosas que quería. A veces uno se para en la mitad de la vida, se detiene, mira para atrás, mira para adelante, y no sabe, a ciencia cierta, en qué parte del camino está parado. ¿Me pasará a mí sola, che? A veces pienso que no, que nos pasa en general, a todos, o, que es como me dijo una amiga, "Mirá, llega un momento de la vida, en que te das cuenta, que con tu vida, hiciste lo que pudiste, no lo que querías", y entonces, uno es condescendiente con uno mismo y se perdona. Otras veces, uno es un juez implacable que dicta diez o veinte sentencias por minuto y que nunca está conforme con nada, y se lastima y se desgarra en diez mil reproches irreductibles que huelen a bosta desde lejos. Algunas veces (la mayoría diría) uno le mira los ojos al perro que tiene y entiende, que en este mundo, hay seres mucho más sensibles y más felices que nosotros que, no se hacen tantos problemas por cosas que no tienen ninguna solución.
A veces llego, enciendo las luces. Prendo el televisor. Saco el perro. Vuelvo con el perro. Miro la heladera. Dos tomates que dan lástima, un pedazo de queso blando, cuatro huevos, medio bife ya hecho, unos fideos de la semana pasada. "Estamos jodidos", pienso. Voy al teléfono y escucho si hay mensajes, tres de mami, uno de mi hermana, dos de Raúl, uno de un abogado, dos pacientes nuevos y bueno, nada más... Anoto algunos teléfonos, "después llamo", pienso. Me siento enfrente del televisor mientras abro una cerveza. "Chávez estaba muy jodido", pienso, "Maduro está más jodido... entre otras cosas porque ya no es Chávez", sigo pensando. Parece que la sagacidad y la astucia de algunos periodistas, más la sagacidad y astucia de algunos jueces y algunos policías han descubierto la palabrita "narcocriminalidad", a veces me hacen reír; a veces los quiero matar... ¿Cuántos años hace que hay narcotráfico en Rosario? ¿Cuántos años hace que se vende droga acá? Es como si siempre hubieran vivido en otro planeta... A lo mejor sí, realmente estaban habitando Saturno. Otra palabrita maravillosa que han descubierto es "connivencia policial", como si los policías jamás se hubieran "prendido" en algo... ¿Cuántos años hace que se cocina droga acá? Cuántos años que se vende? Todos sabemos donde se vende, no tanto donde se cocina... el tema es que cada vez se vende en mejores lugares, más en el centro, les falta poner un bunker en San Martín y Córdoba y ahí seguro que los detienen, che, pegadito al Banco Nación... Sino, ¡dale que va! total la gente que anda por el centro no anda en los barrios ni en la villa. ¿O sí? ¿O van a comprar allá y después vuelven? ¿O vienen de allá a vender acá? Todos consumen, de alguna manera todos consumimos, el que no marihuana, quizás cocaína o las dos cosas juntas, sino es cigarrillo, sino anfetaminas o pseudoanfetaminas (efedrina, por ejemplo), sino consumís el televisor, sino psicofármacos, sino sexo, sino sos un ludoadicto (ahora que tenemos casino, seguimos inventando maravillosas palabras) o un shopping adicto en general adicta, que de paso le reventás la tarjeta a tu actual o a tu ex que no te coge pero usarle la tarjeta te hace sentir muy feliz y favorecés el libre mercado (¿libre, quién dijo libre?).
El tema es que hay drogas socialmente y legalmente permitidas y otras no tanto, y otras niente. Lo que espanta, de un tiempo a esta parte, es la cantidad de muertos por droga que hay, chicos jóvenes, la mayoría adolescentes. No muertos por sobredosis que es lo "normal" sino muertos a tiros por las calles de la ciudad. Onda Chicago o el Far West.
A veces pienso que así como el fascismo está intentando (ya casi la tiene, ¡ojo!) quedarse con Venezuela, ayudita de Obama mediante, y así como avanza acá y en todos lados con el discurso de "Queremos más seguridad!", "¡Queremos más seguridad!" (No sé a qué seguridad se refieren, porque yo más policías ponen más insegura me siento, yo no sé si me pasa a mí nomás que estoy loca, o también le pasa al resto de la población). Esas palabritas que son una entelequia indefinible y que no entran en ningún Código Penal a mí me asustan. Lo mismo que la palabrita "terrorismo" o la palabrita "subversión". En fin. ¡Hay tantas palabritas! Las derechas saben tener un léxico más apropiado, parece que las izquierdas, no.
"La poesía es subversiva", pregonó Neruda (¿lo mataron, che? ¿O justo la enfermedad se le agudizó de repente?)
A veces extaño el olor de la laguna y los horizontes plagados de flamencos rosados y los atardeceres rojos en el medio del lago y la paz, y son las veces en que me pregunto "Qué carajos hago yo acá?", además de transitar una ciudad que nunca terminé de entender.
A veces escribo poemas en el ríocolordeleón y espero que la música del agua los lleve hacia la otra orilla para que los pescadores inventen con ellos canciones de cuna para sus hijos.
A veces pienso que los unicornios azules que vuelan en las noches de luna llena por encima de mi terraza, navegando entre las estrellas, están completamente convencidos de que la humanidad no sirve, nunca sirvió, ni antes, ni ahora, y que muy pocas cosas tienen ellos para hacer acá, si se les ocurriera bajar a estas tierras.
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