Dom 13.03.2016
rosario

CONTRATAPA › FOTOGRAFIANDO LA ZONA.

Agujas vivas

› Por Adrián Abonizio

  • "Si alguien deja agujas en tu lugar de trabajo es síntoma de envidia. Aléjala con una manzana o un limón. Si ves clavadas a tu puerta dos agujas unidas por un hilo rojo es señal de enamoramiento profundo y enfermizo. Si las sueñas cosiendo quiere decir que tendrás beneficios. Si las ves en tu mano: Hay un hijo en camino. Las agujas apuntándote representan las pequeñas intrigas, las maledicencias cotidianas. Todo se corta con arrojarlas a un curso de agua", explica el letrado gurú en su librito. Ella hojea con curiosidad mientras ve a lo lejos, iluminada como en un sueño, la aguja mayor del edificio cercano. Por superstición se santigua y le evapora un suspiro con los labios desde la palma de su mano. Cae, de la nada un rayo que parece ondear sobre aquella cúpula. Da un respingo. Entiende al fin el poder de los besos.
  • La chica fue enfermera a la vez que entregaba trabajitos menores para un negocio de ropa, tejidos al crochet. Su padre fue "guardagujas" una derivación europea del guardabarreras. "Toda mi vida rodeada de agujas", se dice mientras da cuerda a los aparatos antiguos de la relojería donde atiende. Por la tarde -aún lo ignora- una mayor, más invisible y tétrica le perforará el corazón cuando sorprenda a su novio con otra mujer, justo debajo del campanario. A las 12.30 estará finada de pena justo cuando las agujas marquen el radio abierto, como una lanza amenazadora.
  • Ciertos depredadores de sangre o de néctar de flores inoculan en la recorrida vampiresca, al igual que los murciélagos, una sustancia anestesiante que impide percibir la hendidura de colmillos, que resultan ser como agujas. Toda una ciencia de la supervivencia. Lee y piensa en las mujeres que tanto daño le han hecho, pero calla y otorga para no parecer machisita y fatal. Pensó en la palabra "flechazo" y se avergonzó por lo que había sentido en el pasado.
  • Cuando llegó al quirófano una enfermera bellísima lo atendió y él se descerrajó en alabanzas a su belleza. Ella sonrió y se abrió el cielo. Le dijo "poneme los brazos sobre mis hombros. ¿Te tengo que besar?", deslizó. "No, eso que vas a sentir detrás es mi novio con la aguja". Y la peridural entró como un chispazo que lo tendió del todo en la camilla. Mientras se entredormía pudo observar a la bella por detrás a su novio que le sonreía sin malicia, con la hipodérmica en mano.
  • Su madre modista usaba unos anteojos culos de botella, producto de las horas sentada ante la Singer. Entonces sucedía que solía caer al piso una aguja y ella le rogaba a él, su hijo que la buscara y que luego la enhebrara. Se sentía digno, útil y joven. Cuando envejeció le pedía el mismo favor a su hijo, pero no ya en la forma de aguja sino en el formato de las insignificantes letritas o números del celular. La historia es circular, siempre circular. Y afilada en su punta.
  • Las agujas intervienen en ese mundo horroroso que es la trata de blancas, la esclavitud, la opresión y la violación hasta llegar a la esclavitud sexual de las víctimas. Se las dopa, se las anestesia y se las deja sobrevivir hasta la supervivencia que pende un un hilo. Todo con un pinchazo que las hunde en el abismo. Ojalá esas agujas hieran el alma del inframundo en que viven los captores y clientes.
  • Una maravilla verlo a su padrino contar cuentos, cortar la tela, marcar los bordes del traje para caballero que le habían encargado, hablar, sonreirse y dar consejos. Todo esto con las agujas de marcar el paño a un costado de los labios. Un prodigio, un mago, un juego sencillo de talento y costumbre.
  • Practicaron un vudú casero copiado de alguna película en blanco y negro de sábado a la tarde. Pero el muchacho elegante y bello nunca siquiera las miró y eso que hasta le clavaron, finalmente, una aguja final en su corazón. En realidad el embrujo les salió bastante mal pero cercano: el pibe, extraña y felizmente fue atraído por una vecina algo mayor y muy fea con quien empezó a noviar hasta casarse. Ellas, jovencitas despechadas y enfurecidas, tiraron las agujas desde la terraza hasta la casa de la afortunada en la esperanza que, envueltas en el conjuro, las agujas caminaran en la noche hasta la cama de la dama y la asesinaran. Una se despabiló y reflexionó: "Estas agujas están mal hechas, pues siente que le erraron por unos metros ya que la perra de la señora amaneció muerta. Y fueron hasta otra tienda en busca de unas mejores con que reanudar al vudú".
  • Los clavos de los crucificados son las agujas, las hipodérmicas astrales con que son castigados por llevar encima la enfermedad del Mal, la Visión y la profecía arrogante. Si le mira bien la cruz de sauco donde murió Jesucristo es una hipodérmica de vidrio y de acero quirúrgico añoso. El pagó en exceso el ataque de estas agujas, se enojó con su Padre por dejarlo a merced de estas salientes y se vengó perdurando, que es la mejor venganza del agujereado, del humillado, del torturado, del loco.
  • La acupuntura inserta pequeñas agujas en sitios determinados para sanar. Ella lo ha comprobado. Piensa "es como un vudú pero blanco" y se duerme reconfortada con el hallazgo.
  • "Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja a que un rico entre al reino de los cielos", susurró Cristo. Ignoraba que esas mismas agujas en forma de clavos lo estaban esperando en el Monte Calvario, simplemente por cuestionar el utensillo y su utilización tan cósmica como justiciera.
  • Su marido está en las rutas procurando traer el puchero: Tiene los días contados pues sabe lo echarán en breve tiempo. Ella en la inmensidad del salón iluminado de naranja velado cose unas cabezas de trapo pequeñas a un cuerpito de pañolenzi: Cada una de las testas representa un funcionario vendepatria que ella intuye como el Mal de los Males. Inexorablemente estos tipos irán cayendo a distintas honduras personales que les augura esta bruja enojada con los lame botas y traidores. Lo sabe y lo desea con todo el corazón de mujer buena a la que han pinchado con el tridente invisible de la humillación y el desamparo. "No saben con quiénes se están metiendo", susurra mientras enhebra y silba una cancioncita.
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